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Comunión y Acción de gracias.

 

La Eucaristía (La Santa Hostia) es Jesucristo vivo, su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, que se hace presente cuando el sacerdote consagra el pan y vino en la Santa Misa. Estos elementos se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Recibir la Eucaristía (Comunión) es recibir a Jesucristo. La Eucaristía, explica el Papa León XIII, contiene "en una variedad de milagros, todas las realidades sobrenaturales." (Encíclica Mirae Caritatis)

A la celebración ha de seguir la acción de gracias [...]. ¡Cuántos libros de piedad exhortan e inculcan la acción de gracias después de la Misa; pero, ¿cuántos son los sacerdotes que la dan? [...] La acción de gracias después de la Misa no habría de terminar sino con el día [...]. El tiempo que sigue a la Misa es tiempo de negociar con Dios y de hacerse con tesoros celestiales de gracias. San Alfonso Mª de Ligorio. Misa y oficio atropellados, 1. c., pp. 422-423

No saldréis de la iglesia al momento de terminar la santa Misa, sino que os aguardaréis algunos instantes para pedir al Señor fortaleza en cumplir vuestros propósitos. Santo Cura de Ars. Sermón sobre la Comunión.

“Cuántos años comulgando a diario! -Otro sería santo -me has dicho-, y yo siempre igual! -Hijo -te he respondido-, sigue con la diaria Comunión, y piensa: ¿qué sería yo, si no hubiera comulgado?”
“Comunión, unión, comunicación, confidencia: Palabra, Pan, Amor.”
“Comulga. -No es falta de respeto. -Comulga hoy precisamente, cuando acabas de salir de aquel lazo. -¿Olvidas que dijo Jesús: no es necesario el médico a los sanos, sino a los enfermos?”
Camino 534,535,536. San Josemaría Escrivá

 

 

Contempla a Jesús que dándote su cuerpo, te dice: “toma y come, éste es mi Cuerpo”. Dios mío haz que te reciba siempre dignamente.

 

                             ¿Qué es comulgar?

 

-Es tener la dicha incomprensible de recibir a Jesucristo real y sustancial…

-Es la dignidad de albergar personalmente en nuestra humilde morada al Hijo de María Inmaculada…

-Es ser rico con todas las riquezas del Hijo de dios hecho hombre...ser dueño de su cuerpo, alma, divinidad y meritos infinitos…

-Es juntar, con la union mas infinita, nuestro corazón con el Corazón de Cristo para divinizarlo con este sagrado contacto…

¡Que dicha es comulgar diariamente!

 

¿Cómo te preparas para recibir al Dios de tu corazón, y al Corazón de tu Dios?

 

-¿Adornas tu corazón con afectos de humildad y de confianza… con actos de virtudes de fe, esperanza y caridad?...

-¿Huyes y evitas con todo cuidado los menores defectos e imperfecciones?...

-¿Tienes hambre espiritual de recibir a Jesús?... ¿?ansias juntar tu corazón al de Jesús para transformarte en El?

-¿Meditas quién es Jesús… a qué viene a tu alma… qué exige de ti… qué debes tu ofrecerle?...

Jesús yo creo que estas en el sacramento del Altar. Te amo, te adoro, y deseo mucho recibirte. Dame a conocer quién soy y quién eres Tú, para recibirte dignamente.

 

 

¿Qué haces luego de comulgar?

 

 

-¿Adoras a Dios?... ¿Le das las gracias?... ¿Pides mercedes?... ¿le ofreces cuanto eres y vales? ¿Cuál es el primer saludo que diriges a Dios?...

-¿Cierras los ojos del cuerpo para que ;as cosas exteriores no te distraigan?

-¿Llamas a todos tus sentidos y potencias a fin de que rindan sus homenajes y se ofrezcan al servicio de Aquel que los creo?

-¿Qué haces…qué dices…qué piensas… qué deseas?

No debes perder momento de ocasión tan oportuna, pues en un instante, si sabes negociar bien con jesus, puedes hacerte rico con todas las riquezas de Dios …

 

¡Qué tiempo para merecer! Basta una comunión para hacerte santo…

 

Mira a Jesús en tu corazón como Rey en su trono, que con las manos llenas de gracia te dice con amor: ¿Qué quieres que haga?... Yo he venido a ti, para hacerte feliz, compadecido de tus miserias… Pide, pide cuanto necesitas, que todo te lo daré… Me he dado a Mi mismo: ¿cómo podré negarte mis cosas?

 

 

Comulgaré a menudo preparándome antes con gran fervor, y dando gracias después por espacio de un cuarto de hora por lo menos.

 

(Del libro: “Cuarto de Hora de oración.” Del  Beato Enrique de Ossó.)

 

 

La acción de gracias una realidad perdida y desconocida.

 

-Veo en la mayoría de las iglesias, donde he oído Misa y comulgado que casi nadie, permanece en el templo luego de acabada la celebración para dar las gracias. Después de la invitación “podéis ir en paz”; lo que sería nuestro “Ite Misa est”  todos como por arte de magia desaparecen rápidamente sin permanecer apenas unos segundos de meditación; cuando no lamentablemente, permanecen en la iglesia la que vuelven un mercado persa con sus conversaciones y saludos, molestando entonces a los poquísimos que intentan dar las gracias. Que ha sucedido, ¿Ya no tiene sentido la acción de gracias después de la comunión?

 

Me gusta muchísimo esta pregunta, pues servirá la respuesta para encausar el comportamiento de mas de uno. Su fondo lo considero de vital importancia; ya que trata de interiorizar la liturgia.

A menudo las celebraciones según el “ Novus Ordo”, son como un aluvión de palabras continuas que no acabamos de asimilar e interiorizar. Incluso esto puede suceder con el que es la Palabra por excelencia, Jesucristo Ntro. Sr.; al que recibimos en la Sagrada Comunión.

Recuerdo que los devocionarios “ antiguos” –hoy mas que nunca actuales, pues dan respuesta a una necesidad nunca superada; ¡líbrenos , Dios!, además que instruían perfectamente sobre como actuar y que decir o hacer a cada momento, sin riesgos de omisión- insistían en los actos de preparación para la comunión y de acción de gracias fervorosa para después de la misma. De hecho la liturgia bien celebrada, según la mente y el querer de la Iglesia prevé y supone estos momentos mas personales e íntimos de silencio y interiorización.

Pero…. Caballero Don Silencio, era un señor muy distinguido que después del Concilio no fue mas a la Iglesia…

Por desgracia el ambiente frenético del siglo a penetrado no solo en nuestras modernas celebraciones sino que ha penetrado en quienes le celebran y asisten a ellas. La recepción activa, consciente y fructuosa de la Sagrada Comunión creo que continua exigiendo aquellos actos de union y “compunción”  amorosa de preparación y acción de gracias que contenían los legendarios misalitos de Misa.

Es conveniente después de comulgar o inmediatamente después de la Misa atender como merece al Divino Huésped que hemos recibido. De hecho, la comunión perfecciona nuestra participación en el sacrificio eucarístico.

Es verdad que Cristo se nos da como alimento, pero se trata de un alimento que solo se asimila en comunión interpersonal de vida y amor con Jesús mismo. Es edificante ver como el santo Padre celebra la Misa. Incluso en las grandes ceremonias se le ve el esfuerzo constante por interiorizar  y vivir lo que celebra. Estos -debidos, necesarios e imprescindibles- momentos después de comulgar, que no son sino momentos de coloquio intimo con el Señor, a imitación del apóstol San Juan que reposa en el regazo, esto es sobre el pecho descubierto de Jesús, en la Ultima Cena, son momentos que hacen mucho bien si se saben vivir. Incluso me atrevería a decir que estos momentos de acción de gracias después de la recepción de la sagrada Comunión es una necesidad que tenemos para vivir realmente la celebración del Santo Sacrificio de la Misa, aunque de ella no dependa exclusivamente su eficacia, ni su verificación en nosotros.

Me gusta poner un ejemplo a los niños de la catequesis el cual también es valido para los adultos. Les digo: Imaginad que un día Jesús decide visitaros en casa. ¿Le dejaríais solo en un salón mientras vosotros volvéis a vuestros juegos?  ¡No!!!, dicen a voces…  una maravilla que ellos lo comprendan mejor que muchos adultos. Pues bien cuando cristo nos invita en la Sagrada Comunión y nos acerquemos a recibirlo , es como si viniera a nuestra casa y , mas aun porque viene a morar en nuestra alma. Entonces hay que la rodearlo y colmarlo de nuestro amor y afecto, conversar con el como quien lo hace con el mejor de los amigos.

Tal vez esta reflexión ayude  a muchos lectores a redescubrir la belleza de Acción de Gracias personal después de comulgar.

 

“Cuando recibas al Señor en la Eucaristía, agradécele con todas las veras de tu alma esa bondad de estar contigo.
-¿No te has detenido a considerar que pasaron siglos y siglos, para que viniera el Mesías? Los patriarcas y los profetas pidiendo, con todo el pueblo de Israel: que la tierra tiene sed, Señor, que vengas!
-Ojalá sea así tu espera de amor.
(Forja 991. San Josemaría Escrivá

 

 

La Comunión Espiritual.

 

La Comunión Espiritual es según enseñan los santos es un acto de deseo inmenso de recibir a Jesucristo en la Sagrada Comunión cuando se está impedido uno de recibirle sacramentalmente.

”Qué fuente de gracias es la Comunión espiritual! -Practícala frecuentemente y tendrás más presencia de Dios y más unión con El en las obras.”

 

Creo Jesús mío que estas en los cielos, y en la tierra verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo y adoro con todas las fuerzas de mi corazón, y deseo recibiros en mi alma, mas como ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, a lo menos os suplico que vengáis espiritualmente a mi corazón. Como si os hubiese recibido os abrazo y uno del todo a Vos. No permitáis, Señor, que jamás me separe de Ti.

 

Ofrecimiento de la Misa (Para uso de los fieles.)

 

Señor, concédenos poder participar con verdadero amor, atención y piedad de este Santo Sacrificio de la Misa  que a continuación te ofrecemos: primero, para adorarte y agradecerte todos los beneficios que nos has hecho; segundo, para pedirte perdón de nuestros pecados y los de todos los hombres, teniendo la intención de repararte por ellos; tercero, para suplicarte las gracias que nos son necesarias para el desarrollo de nuestra vida y para este día en concreto.

Te ofrezco en particular esta Misa de hoy por... (Expresa aquí la intención que quieras). Concédenos, Señor, asistir a esta Misa con los mismos sentimientos de amor y piedad de tu Madre al pie de la Cruz. Con el espíritu y fervor con que la vivieron los santos. Te suplico que nos ayudes a prepararnos para recibirte dignamente, lo mejor que podamos.

 

 

Oraciones para antes y después de la  Santa Misa

 

Oración de preparación para antes de comulgar.    (Santo Tomas de Aquino)

Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.

Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Ángeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.

Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento !Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.

!Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Oración de Acción de Gracias para después de la Santa Misa.   (Santo Tomas de Aquino)

Gracias os doy, Señor Dios  Padre Santo, todopoderoso, y  eterno, porque a mí, indigno pecador siervo vuestro, sin mérito alguno de mi parte, sino por pura concesión de tu misericordia, te has dignado alimentarme con el precioso Cuerpo y Sangre de tu Unigénito Hijo mi Señor Jesucristo. Te suplico, que esta Sagrada Comunión no me sea ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos, y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad, y de todas las virtudes: sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios, y sello de mi muerte dichosa.  Te ruego, que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable, donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta.  Amén.

 

Acto de deseo

Venid ¡Jesús mío! mi vida y mi amor, venid a mi pobre corazón; venid y colmad mis deseos; venid y santificad mi alma; venid a mí, ¡dulcísimo Jesús! Venid.

 

Acto de Fe

¡Señor mío Jesucristo!, creo verdaderamente que estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.

 

Acto de Adoración

¡Oh, Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Ángeles y a los Santos para adorarte como te mereces.

 

Acto de Acción de Gracias

¡Jesús mío!, te doy gracias, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Ángel de mi guarda, Ángeles y Santos del Cielo, dad por mí gracias a Dios Ntro. Sr.

 

Acto de caridad

!Oh Jesús! Dios mío, te amo cuanto sé y puedo, y deseo amarte cuanto mereces.

Haced que os ame sobre todas las cosas y por toda la eternidad.

 

Acto de esperanza

¡Oh, Jesús mío!, ya que has venido a mi alma, espero que no te apartéis jamás de mí, antes permanezcas siempre conmigo con tu divina gracia.

Alma de Cristo.
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén


Oración de entrega
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me disteis, a Vos, Señor, lo devuelvo.
Todo es Vuestro: disponed de mí según Tu Voluntad. Dadme Tu  Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.

A Jesús Crucificado.

Miradme, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante tu presencia soberana, reconociendo mi nada y pobreza y al mismo tiempo vuestro poder y majestad: te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis culpas y firmísimo propósito de enmienda;  mientras, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de Ti, oh buen Jesús, dijo el profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos."


Por las intenciones del Papa.
Padre Nuestro. Ave María. Gloria.

 

 

Requisitos para recibir la Comunión:
a) Ser Católico practicante. Vivir según exige la Iglesia y encontrarse en comunión de fe e ideales con ella.
b) Estar en gracia de Dios. Para lograrlo hay que confesar todo pecado mortal.
c) Guardar el ayuno eucarístico. Abstenerse de comer y beber por una hora antes (agua y medicinas están permitidas).

d) Para los casados haber contraído matrimonio por la Iglesia.


Los principales efectos que produce la Santísima Eucaristía en quien dignamente la recibe son:

-Conserva y aumenta gracia santificante en el alma,

-Perdona los pecados veniales y preserva de los mortales.
- Trae consigo espiritual consolación.
- Debilita nuestras pasiones, y en especial, amortigua las llamas de la concupiscencia.
- Acrecienta el fervor de la caridad con Dios y con el prójimo y nos ayuda a obrar conforme a los deseos de Jesucristo.
- Nos da una prenda de la futura gloria y de la resurrección de nuestro cuerpo.

 

Eucaristía bajo las dos especies

Se refiere a la Comunión, cuando se imparte la Sagrada Hostia y el Cáliz. El sacerdote siempre comulga bajo las dos especies y en algunas circunstancias también es permitido a los fieles. 

La Comunión tiene una forma mas completa como signo cuando se administra bajo las dos especies. Pero hay que recordar que:

Quien recibe solo la Hostia recibe a Jesucristo completo: Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. (Ver la doctrina de Concomitancia)

Al recibir bajo las dos especies no se recibe ni mas ni menos a Jesucristo. Solo la forma de recibir es diferente. 

Aunque se permita recibir bajo las dos especies, no es obligatorio ni necesario para comulgar bien.

Las circunstancias en las que a los fieles se les permite recibir la Comunión bajo las dos especies están reguladas por la Instrucción General del Misal Romano n. 242. La conferencia de obispos tiene el poder de decidir la extensión y las condiciones en que los obispos pueden permitir la Comunión bajo las dos especies en ocasiones especiales para la vida espiritual de cualquier comunidad o grupo de fieles. 

En los Estados Unidos, el Ordinario puede permitir la Comunión bajo las dos especies con las siguientes excepciones:  

Misas al aire libre donde muchos van a recibir.

Misas donde van a recibir tantos que sería difícil la Comunión bajo las dos especies en forma reverente y ordenada.

Misas en que la congregación es tan diversa que es difícil saber si los presente han sido instruidos lo suficiente sobre como recibir la comunión bajo las dos especies.

Cuando las circunstancias no permiten asegurar la necesaria reverencia hacia la Preciosa Sangre, tanto durante como después de la celebración. 

La comunión, sea la Hostia o el Cáliz, siempre debe recibirse de un ministro de la Eucaristía.

¿Por que no dan la comunión bajo las dos especies en todas las parroquias?

Primero, el obispo ordinario debe haber dado permiso. Pero aunque sea dado, al no ser obligatorio sino permitido, el párroco debe discernir lo que considere mas apropiado en su parroquia. En las parroquias modernas, donde hay grandes diferencias en la formación y práctica de la religión entre los feligreses, no es fácil asegurarse que la Preciosa Sangre reciba la reverencia que merece. También hay que tomar en cuenta el problema de higiene cuando muchas personas ponen sus labios en el mismo cáliz y algunos permiten que su saliva caiga dentro del cáliz. 

 

*Concomitancia

Etim: del latín: concomitantia, acompañar.

La doctrina que explica por que el Cristo completo está presente bajo cada especie Eucarística. Cristo es indivisible; Su Cuerpo es inseparable de Su Sangre, de Su Alma humana, Su Naturaleza Divina y Su Persona Divina.  De esta verdad se deduce que Jesús esta enteramente presente en la Eucaristía.  

El efecto específico de la primera Consagración en la Santa Misa es solo la sustancia de Su Cuerpo. Su Sangre, Alma, Divinidad y Persona se hacen presentes por la conexión inseparable que tienen con el Cuerpo (concomitancia).

El efecto específico de la segunda Consagración es la Preciosa Sangre de Jesús. Pero por concomitancia, Su Cuerpo y todo su ser también están presentes.

 

 

Por amor a la Eucaristía

 

 

Unos meses antes de su muerte el Obispo Fulton J. Sheen fue entrevistado por la televisión nacional: "Obispo Sheen, usted inspiró a millones de personas en todo el mundo. ¿Quién lo inspiró a usted? ¿Fue acaso un Papa?". 

El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro Obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue una niña China de once años de edad. 

Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la Iglesia. El sacerdote observó aterrado desde su ventana como los Comunistas penetraron en la iglesia y se dirigieron al santuario. Llenos de odio profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al piso, esparciendo las Hostias Consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuantas Hostias contenía el copón: Treinta y dos.

Cuando los comunistas se retiraron, tal vez no se dieron cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la iglesia, la cual vio todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró a la iglesia. Allí hizo una hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio. Después de su hora santa, se adentró al santuario, se arrodilló, e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (en aquel tiempo no se permitía a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos). 

 

La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su hora santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda noche, después de haber consumido la última Hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Este corrió detrás de ella, la agarró, y la golpeó hasta matarla con la culata de su rifle.

Este acto de martirio heroico fue presenciado por el sacerdote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto convertido en celda.

 Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró a tal grado que prometió a Dios que haría una hora santa de oración frente a Jesús Sacramentado todos los días, por el resto de su vida. Si  aquella pequeñita pudo dar testimonio con su vida de la real y hermosa Presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único deseo desde entonces sería, atraer el mundo al Corazón Ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía; como la fe puede sobreponerse a todo miedo y como el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender a la vida misma.

Lo que se esconde en la Hostia Sagrada es la gloria de Su amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El sol en el cielo es tan solo un símbolo del hijo de Dios en el Santísimo Sacramento. Por eso es que muchas custodias imitan los rayos de sol. Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

JESUS es el Santísimo Sacramento, la Luz del mundo.

 

Extracto de un artículo “Let the Son Shine"  por el Rev. Martin Lucía  

 

 

 

 

“¡Hoy he comulgado! Esto debe querer decir que hoy por lo menos tengo obligación de poner buena cara y mejor corazón a los que me rodean o viven conmigo, me gusten o me repugnen.

Atreviéndose El a quedarse conmigo, ¿puedo yo rechazar a nadie?

¡Hoy he comulgado! Esto debe querer decir que hoy, por lo menos, no me voy a inquietar por ninguna cosa que me falte. ¡Cuando se tiene a El! ¿puede faltar algo?”

 

Beato Manuel González.

(En busca del Escondido, 63 y 64)

Todo ser dotado de vida a de sostenerla con alimento proporcionado a su naturaleza: por esta causa es diferente el alimento de las plantas, el de las aves y el de los peces; como es diferente el de las personas. El alma, que tiene una vida divina que es la gracia de Dios, también ha de alimentarla, y su alimento normal, instituido por Nuestro Señor Jesucristo es la Comunión. Y así como el alimento corporal sustenta y aumenta la vida del cuerpo, repara las fuerzas y deleita, de la misma manera la comunión produce estos efectos en la vida espiritual, haciéndonos mas vigorosos contra las tentaciones, conservándonos en el camino del bien, aumentando en nosotros la gracia santificante, purificándonos de nuestras debilidades y miserias e infundiéndonos espiritual consuelo. Pero hay que tener en cuenta que, así como del alimento material se aprovecha mas un organismo bien preparado y perfectamente sano, también del alimento espiritual, que es la comunión, saca mas fruto o provecho aquel que es mas santo y perfecto y acude a el preparado con mayor devoción. Para hacer una buena comunión es necesario estar en gracia de Dios, o sea sin pecado mortal, estar en ayunas una hora antes, y además acercarse al Sacramento con la debida reverencia, sabiendo y considerando a quien se va a recibir. Procuremos pues, recibir con toda la frecuencia que podamos este divino alimento. Pensemos que en este Sacramento no solo esta Dios con su gracia, sino el mismo Jesucristo, real en Persona, con su Cuerpo, sangre, Alma y Divinidad. ¡Comulguemos siempre que podamos!

“Siembro una vez en cualquier otra tierra una semilla y al poco tiempo esta semilla me da una flor y un fruto. Todos los días, cuando comulgo, siembro en mi corazón la semilla mas profunda y eficaz de la humildad, de la pureza y del amor…  ¡Dios mío! Cuántas veces tengo que preguntarme avergonzado: ¿y la flor y el fruto de mi comunión? ¡Cuidado con la tierra de mi corazón!”

Beato Manuel González. Florecillas del Sagrario, 50

 

 

Si os preguntan por qué comulgáis tan a menudo, responded que es para aprender amar a Dios, para limpiarse de las propias imperfecciones, librarse de las miserias y consolarse en sus quebrantos.

Dos clases de gente necesitan comulgar a menudo: los perfectos, porque no deben alejarse de Aquel que es fuente y manantial de perfección, y los imperfectos, para que puedan aspirar a la perfección; los fuertes para no debilitarse y los débiles para fortalecerse, los enfermos para sanar y los sanos para no enfermar.

Y en cuanto a ti, imperfecto, débil y enfermo, debes comulgar frecuentemente para recibir de Aquel que es tu perfección, tu fuerza y tu medico.

Los que tienen poco trabajo necesitan comulgar frecuentemente porque les sobra el tiempo y la ociosidad es peligrosa para el espíritu, y los que están muy atareados, por la necesidad de alimento que requiere un arduo trabajo.

Decid a los que os pregunten que comulgáis a menudo para aprender hacerlo bien, porque es imposible hacer algo bien si no se practica con mucha frecuencia.

Comulgad a menudo, lo mas a menudo que podáis.

Creedme, si las liebres en las montanas se vuelve blancas en invierno de tanto ver la nieve, así vosotros también, de adorar y comer la misma hermosura, bondad y pureza en este divino Sacramento, llegareis a ser hermosura, bondad y pureza.

 San Francisco de Sales.

Acerca de la Comunión de rodillas.

¡Adoremos! ¡Adoremos! ¡Adoremos a Nuestro Señor!

 

Contemplamos con gran pena, en estos últimos años, la falta de fe, piedad y devoción que existe en muchos de nuestros templos, sobre todo durante la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. Actitud fácilmente constatada por la falta de adoración, reverencia, silencio, modestia y poca decencia en el vestir de muchos de los católicos de hoy en día.

¿Qué ocurre? ¿Es que el alma ya no siente esos deseos inmensos de agradar y honrar a Dios? ¿Acaso, se ha perdido el sentido de lo sagrado, del santo temor de Dios, de lo que le es debido y de lo que le es contrario, lo cual es pecado, al omitir lo que toca en justicia a Dios Ntro. Sr., precisamente por ser Dios?

Sin lugar a dudas la pérdida de lo sagrado conduce también al sacrilegio. Tal vez, exista un poco de desorientación y confusión litúrgica y doctrinal por la falta de formación existente, y en el peor de los casos desedificación, por parte de quienes sabiendo como actuar y comportarse, y debiendo instruir de palabra y obra, han omitido la caridad y reprimido el buen ejemplo; ya sea por pena ante los otros que les juzgarían de anticuados y poco modernos, o por  temor frente a la desacralización e impiedad imperantes. No descartamos, que en muchos casos estas actitudes están dadas por un falsa pastoral, a partir de un inventado “espíritu del concilio”, frente al desconocimiento elemental del mismo Concilio, del Catecismo, la Moral y la Liturgia Católica, para no hablar de la vivencia de una fe liberal intenta imponer y que se aparta radicalmente del dogma y la doctrina católica de siempre, sino con una negación de palabra, al menos si de obra.  “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mt 12.34) Un silenciamiento sistemático y prolongado de una determinada verdad de fe equivale en la práctica a su negación.  Quien no es conciente de la necesidad de adorar y reconocer la realeza y divinidad de Cristo real y sustancialmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, ni promueve jamás ese culto, es porque no cree en esa necesidad pastoral o quizás porque no cree en esa presencia real sagrada.

 

 

 

 

Por ejemplo:¿ por qué lo genuinamente católico, lo que ha sido expresión de a la cristianad tanto en su “lex credendi” como en su  “lex orandi” durante  estos dos mil años, sufre ahora persecución y suscita tanto encono de parte de

quienes deberían prodigarle  el mayor amor y respeto?  ¿Para cuantos fieles se ha vuelto traumático querer comulgar de rodillas o en su legítimo derecho optar por la celebración de la Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano? ¿Cuantos abusos de toda índole se han cometido al respecto …? Cuantos sacerdotes y fieles que se muestran favorables y vivamente interesados por vivir y celebrar su fe en el marco de la Tradición, se ven amenazados y  no pocas veces presionados por las jerarquías locales, a abandonar sus postulados a costa de perder sus puestos, ser mal vistos  o simplemente pasar a  ser marginados.

¿Por qué se quedan muchos de pie en el momento de la consagración durante la Misa y no se arrodillan para adorar el Misterio de nuestra fe? ¿Qué moda es esa? Debemos saber, que es obligatorio permanecer en esta posición durante la consagración según indica la ordenación del Misal Romano, n. 20 y 21 a no ser que lo impida la estrechez del lugar o la aglomeración de personas, o cualquier otra causa razonable, como la edad o la enfermedad. Al arrodillarnos también durante el Canon de la Misa, -el momento mas sagrado y solemne -los católicos expresamos lo que creemos sobre la Eucaristía, luego la piedad filial y la devoción invitan, a permanecer de rodillas en ciertos momentos de la oración, ya privada o comunitaria; tal es el caso también de la Acción de Gracias, luego de la recepción de la Sagrada Comunión o durante la Explosión o visita al Santísimo Sacramento. Entonces: ¿por qué encontramos templos en los que se ha quitado el reclinatorio de los bancos?; ¿por qué son precisamente algunos sacerdotes los que aconsejan permanecer de pie durante la consagración y omitir todo gesto de reverencia ante Jesús Sacramentado contenido en las Sagradas Formas? ¿No será eso una desobediencia e impiedad? ¿Cómo se explica que un sacerdote prohíba o limite a los cristianos doblar las rodillas ante Dios? ¿Por qué no se da más importancia y mejor trato a lo sagrado? ¿A la Eucaristía; presencia real y sustancial de Jesucristo entre nosotros, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad? ¿Por qué, antes de dar órdenes, no se respetan y cumplen las ya establecidas y se piensa en lo que es justo, santo y debido; en lo que agrada y da mayor gloria a Dios?

¿Cabe ante Dios, un trato irreverente e indecoroso? Ciertamente no. Y la irreverencia no puede separarse de la impiedad; pues la irreverencia siempre implica impiedad. Explica el Cardenal John Henry Newman: “en general, la reverencia por las cosas sagradas ha sido nota distintiva de los cristianos practicantes, mientras que la falta de reverencia ha sido, en general, nota de los cristianos no-practicantes… ¿Cómo puede alguien ni por un instante imaginar que tiene fe en Dios y sin embargo permitirse ser irreverente hacia El…? Incluso en la religiones paganas siempre se consideró a la fe y la reverencia como idénticas”. Mas, el mismo Cardenal también advierte que quienes apostatan de la Iglesia de Cristo “han caído en errores peores que los paganos. Constituyen la excepción ante la voz concordante del mundo entero en todo tiempo y lugar; rompen con el sufragio unánime de la humanidad al creer, por lo menos con su conducta, que el temor reverencial de Dios no constituye el primero de los deberes religiosos [...] En efecto, algunos consideran al temor reverencial como si fuera una superstición y a la reverencia como una esclavitud. Se han acostumbrado a comportarse con familiaridad y entera libertad respecto de las cosas sagradas, como si dijéramos, por principio”.    (Parochial & Plain Sermons, VIII, Sermón 1, Reverence in Worship) Una voz semejante nos llega de otro Cardenal Bona, (De divina psalmodia, cap. 19, II, 1), que nos dice: “aunque en efecto las ceremonias no contengan en sí ninguna perfección y santidad, sin embargo son actos externos de religión que, como signos estimulan el alma a la veneración de las cosas sagradas, elevan la mente a la realidades sobrenaturales, nutren la piedad, fomentan la caridad, acrecientan la fe, robustecen la devoción, instruyen a los sencillos, adornan el culto de Dios, conservan la religión y distinguen a los verdaderos cristianos de los falsos y de los heterodoxos” Por su parte Santo Tomás  de Aquino enseña que “Dios proveyó al hombre de manera que también en las cosas sensibles se le hiciese recordación de Dios [...] para excitarse a las cosas divinas, como son las postraciones, genuflexiones, clamores vocales y cantos [...] para que mediante estas obras sensibles nuestra intención se dirija a Dios y se encienda en afecto [...] para a su modo darle reverencia [...] rindiéndole el honor de la piedad, con lo que se cumple el “deseo” del Padre, que es el de tener adoradores en espíritu y en verdad” (Cf. Juan, IV:23). (Contra Gentes, III, Cap. CXIX)

Teniendo presente  que no hay una adecuada adoración humana de Dios, la Iglesia ha establecido gestos de costumbre para mantener la humildad debida de cara a él. De esta forma, las postura corporales hablan, expresan actitudes y sentimientos: estarse de pie, respeto; inclinación de la cabeza o el torso, reverencia; arrodillarse, sumisión y adoración; tomar asiento, disposición de escucha o familiaridad. La Iglesia ha permitido después del Concilio Vaticano II el que los fieles en el momento de recibir la Sagrada Comunión puedan hacerlo ya de rodillas o de pie. Sin embargo, ¿no nos damos cuenta que de rodillas, además de ser una actitud de mayor reverencia, es además un acto cargado de unción y de amor, nacido de la más  profunda piedad y del sincero deseo de adorar a Aquel que es Dios? Cierto es, que en un mundo cargado de ateísmo, de desacralización e impiedad como el nuestro, donde la secularización y el libertinaje han hecho naufragar a tantos en la fe, este se vuelve además, un acto virtuoso de fe, y un acto evangelizador ¡Cuantos no se han convertido al entrar en una Iglesia y ver estos signos externos! Por solo mencionar un caso, citemos a Hermann Cohen.

Hermann Cohen, hijo de un rico banquero judío, nacido en Hamburgo, el 10 de Noviembre de 1821. Un primer flash nos presenta a un joven pianista  prodigioso, alumno favorito de Listz, mimado por Georges Sand y por Lammenais, ebrio de ovaciones y adulaciones, enfangado por la disipación y el juego. “Esta pasión-diría- estuvo a punto, varias veces de empujarme al suicidio”.

Un viernes de Mayo de 1847, por compromiso sustituyó al príncipe de Moskowa, encargado de tocar el órgano en la iglesia de San Valerio de París. En el momento en que el sacerdote levantó la custodia para dar la bendición y todos se arrodillaron para recibirle y adorar, tuvo una sensación que estremeció todo su ser. Esta experiencia de la presencia real de Jesús en la Eucaristía se le repitió otras dos veces. Ya bautizado decía: “La Eucaristía ha robado mi corazón de tal manera y ha arrojado sobre mí un encanto tan potente que yo no puedo vivir mas que para Jesús Sacramentado.” Y siempre atribuyó su conversión a María: “Mes de Mayo; Mes  de María, Mes de las flores…, Mes de mi conversión, yo te saludo”. Después fue sacerdote carmelita descalzo, con el nombre de Agustín María  del Santísimo Sacramento, y un propagador incansable de la Adoración Eucarística.

Lo mismo puede ocurrir hoy, todo depende de nuestra fe, de cómo la vivamos y cómo la exterioricemos. Recordemos las palabras de Ntro. Sr. Jesucristo en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablarán los labios…” (Mt. XXII, 34)

En su libro: “El espíritu de la liturgia”, comenta el entonces Cardenal Joseph Ratzinger; Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: “Existen ambientes, no pocos influyentes, que intentan convencernos de que no hay necesidad de arrodillarse. Dicen que es un gesto que no se adapta a nuestra cultura (pero ¿cuál se adapta?); que no es conveniente para el hombre maduro, que va al encuentro de Dios y se presenta erguido (…) Puede ser que la cultura moderna no comprenda el gesto de arrodillarse, en la medida en que es una cultura que se ha alejado de la fe, y no conoce ya Aquel ante el que arrodillarse es el gesto adecuado, es más, interiormente necesario. Quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse. Una fe o una liturgia que no conociese el acto de arrodillarse estaría enferma en un punto central.”

Además, ¿Es la Liturgia un simple acto de celebración, confraternidad y participación humana cambiable, sujeta a la sensibilidad del momento, a la arbitrariedad de los caprichos o novedad de los tiempos y épocas;  o es en  cambio,  un acto sagrado; culto divino, primicia del Cielo en la tierra, dada por Dios mismo, en el que no existe un antes o un después, ni un atrás, ni un adelante adónde ir, ni desde dónde referirse, porque es el Sacrificio continuo de Cristo ante el Padre, realizado una vez para siempre en la Cruz e instituido en el Cenáculo para todas las edades, hasta el fin del mundo y continuado en la Santa Misa? ¿No es la Misa el culto supremo de latria a Dios, quién está por sobre el tiempo, las lenguas y las culturas?

El Papa Pío XII declaró expresamente que la Sagrada Liturgia está íntimamente vinculada a las verdades de la Fe Católica y por lo tanto debe conformarse a ella y reflejar esas verdades; no podemos, so pretexto, de acomodar la Liturgia a las exigencias de los pueblos y de los tiempos modernos, comprometer una sola Verdad de Fe; es absolutamente importante conservar inalterable la Liturgia para que ella continué salvaguardando la integridad de la Fe (Mediator Dei). Si la Liturgia en este sentido representa y expresa el depósito de la Fe Católica, resultaría herético y sacrílego, querer acomodar la Santa Misa a merced del capricho humano, atropellando con ello toda una tradición infalible.

La Santa Misa es el oficio más grande que puede llevar a cabo y ser testigo un hombre; ya que lo que se realiza en el altar es el mismo sacrificio de Cristo; un milagro ciertamente mayor que la creación del mundo. Mientras que Comulgar es el acto más sublime que podemos hacer en la vida, pues es recibir a Dios en nuestro corazón. ¿Las actitudes tanto interiores como exteriores que han de disponernos, manifestar y transparentar nuestra fe y que a ella corresponden,  no se han de ajustar a la esencia  y la realidad del misterio al que van dirigidas?

De lo dicho se desprende en seguida que la Misa es un acto Santísimo, o mejor dicho, el más sagrado, pues es el sacrificio que hizo de Él mismo Ntro. Sr. Sin embargo, ¿Conocemos y valoramos profundamente este gran misterio, vínculo de caridad y unión fraterna, en que se juntan el cielo y la tierra, lo humano con lo divino, inmenso detalle del Señor, que ha querido  permanecer con nosotros? Sí es obligatorio  arrodillarse en el momento de la Consagración, así como al pasar ante el Sagrario donde se esconde el mismo Dios en  la reserva Eucarística, debemos hacer una genuflexión en señal de  reconocimiento, reverencia y adoración, si hasta el sacerdote antes de comulgar se arrodilla, cómo se explica que los fieles hallamos perdido sin razón concebible; de la noche a la mañana, la sanísima costumbre y preciosa práctica que durante siglos observó la Iglesia de arrodillarnos en el momento de  recibir en nuestras almas a Jesús Sacramentado.

Si según, nos dice San Pablo: “…al nombre de Jesús toda rodilla se doble  en los cielos, en la tierra y en los infiernos, y toda lengua confiese  que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre. …” ( Fp II. 10-11), qué habríamos de  dejar al hallarnos ante su presencia soberana, oculta en la nítida  blancura de la Hostia Consagrada. Y en otro sitio de la Sagrada Escritura: “¡Por mi vida!, -dice el Señor - que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua bendecirá a Dios.”(Rm XIV. 11-12) Ciertamente nos falta fe; nos falta acomodar nuestra vida a las exigencias de la palabra de Dios y a las enseñanzas de la Iglesia.

En otro punto…  ¿Cuáles son las razones naturales (lógicas) y espirituales además de las teológicas o doctrinales que ya hemos expuesto, para la práctica, revalorización, defensa y rescate de la Comunión de rodillas y de esta postura en general? En medio de un mundo descreído y ateo, de liberalismos galopantes, y mentalidades egoístas, donde el orgullo y la soberbia pretenden suplantar el amor, el sacrificio y la generosidad, donde la confusión, la desorientación y la indiferencia religiosa cunden, donde la mentira intenta ensombrecer toda verdad ¿qué nos dice la comunión de rodillas?:

La comunión de rodillas constituye esencialmente un acto de fe, un acto de obligada adoración y un acto de necesaria reparación. De Fe: porque postrados ante El, confesamos la verdad católica sobre el misterio eucarístico. ¡Dios existe!  ¡Dios esta aquí! Y como los Apóstoles luego de la resurrección exclamamos: ¡Es el Señor! Mientras caemos de hinojos. De Adoración: porque con nuestra reverencia damos culto, honor, y gloria a Dios, proclamando que solo Él, es digno y merecedor de nuestra sumisión y entrega absoluta. ¡Solo Él es digno de ser amado! De Reparación: porque son muchos los que no creen, no adoran, no esperan y no le aman. Son muchos los que embebidos en los negocios del mundo o en sus propias pasiones, le olvidan, abandonan y desprecian. También es urgente suplir con actos de amor y desagravio  los sacrilegios y ultrajes, blasfemias e indiferencias con los que es ofendido, particularmente en este sacramento, donde pese a toda nuestra ingratitud, nos ha mostrado con más excelsitud las finezas de su amor.

Todo el mensaje de Fátima ilustra el comportamiento de los pastorcillos durante  el tiempo de las apariciones; no solo las de la Virgen, sino también las del Ángel de la Paz. Una de ellas quiere llamar particularmente la atención sobre el olvido, desprecios, sacrilegios e indiferencias que se cometen contra La Eucaristía, precisamente como alerta a un momento de la historia de la Iglesia y del mundo en que la fe sobre el sacramento se opacaría, y el ateismo practico enfriaría a muchos en la fe cuando no les haría naufragar en ella, al despojarla mediante el naturalismo y el racionalismo.

Es curioso notar la postura corporal de los pastorcitos, ante el encuentro con las realidades tanto angélica, celeste, como divina: siempre de rodillas. ¿Por qué? Dejemos, que sea la misma Lucia, quien  nos brinde la respuesta al releer su relato. Ella, hablando de las apariciones del Ángel nos cuenta: “Y arrodillándose en tierra inclinó la frente hasta el suelo. Nosotros le imitamos llevados por un movimiento sobrenatural y repetimos las palabras que le oíamos decir: -"Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman".Después de repetir esto tres veces se levantó y dijo: -"Orad así. Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas. Y desapareció....Tan intima e intensa era la conciencia de la presencia de Dios, que ni siquiera intentamos hablar el uno con el otro, permanecimos en la posición en que el Ángel nos había dejado y repitiendo siempre la misma oración…” “Estando allí apareció por tercera vez, teniendo en sus manos un Cáliz, sobre el cual estaba suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al Cáliz. Dejando el Cáliz y la Hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces esta oración: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores". Después, levantándose tomó de nuevo en la mano el Cáliz y la Hostia. Me dio la Hostia a mi y el contenido del Cáliz lo dio a beber a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: -"Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios."De nuevo se postró en tierra y repitió con nosotros hasta por tres veces la misma oración: Santísima Trinidad....y  desapareció…” Ciertamente estos niños no eran sabios ni entendidos, todo lo contrario eran unos ignorantes. No sabían unas cosas de la tierra, pero si las del cielo. Y al poner estas en práctica, se santificaron y alcanzaron la gloria eterna. Y hoy constituyen, modelo y ejemplo para todos los creyentes en el seguimiento y la imitación de Jesucristo.

Sobre el modo de distribuir y recibir la Sagrada Comunión:  ¿De rodillas y en la boca? Comentarios acertadísimos y sumamente actuales nos llegan de manos de los principales teólogos, liturgistas, peritos y encargados de la Curia Romana, así como del magisterio de la Iglesia que no ha tardado en pronunciarse. Veamos…

 En el Evangelio Cristo amonesta a sus discípulos a unir la candidez de las palomas con la astucia de la serpiente. Así pues no pequemos de ingenuidad en un tema tan importante que toca el corazón del cristianismo: la eucaristía. La comunión en la mano es una reivindicación del protestantismo. Invocando un uso primitivo caído en desuso desde hacía siglos, los “reformadores” impusieran en sus iglesias la comunión en la mano. En dicha práctica veían un medio de combatir las expresiones de veneración hacia el Santísimo Sacramento, juzgadas supersticiosas. Como ejemplo, he aquí un fragmento de una carta

de Bucero, dirigida a la jerarquía anglicana: “No me cabe duda de que el uso de no dar a los fieles este sacramento en las manos ha sido

introducido en razón de una doble superstición: en primer lugar en razón del falso honor que se desea manifestar a este sacramento y en segundo lugar, en razón de la arrogancia perversa de los sacerdotes que pretenden tener una mayor santidad que el resto del pueblo de Cristo, en virtud del óleo de la consagración sacerdotal (...) Se puede permitir sin embargo que, durante un cierto tiempo y para aquellos cuya fe es débil, el sacramento les sea dado en la boca si así lo desean, ya que con tal que reciban una enseñanza apropiada, dichos fieles no tardarán en conformarse con el

resto de la comunidad y recibirán el sacramento en la mano”. Doble objeción a la comunión en los labios: por un lado ella afirma la creencia de que existe una

diferencia esencial entre el pan y el vino consagrados y el pan y el vino ordinarios. Por otro lado, ella perpetua la creencia de que entre un sacerdote y un laico existe una diferencia esencial. Su solución consiste en dejar facultativa, durante un primer tiempo, la comunión en la mano, pero dicha opción deberá ir acompañada por una gran campaña de propaganda destinada a convencer rápidamente los fieles.

Es evidente que los alimentos de un cierto valor no se comen jamás con las manos. Lo único que se come con las manos es el pan ordinario y corriente. Ahora bien, en la sagrada forma después de la consagración no queda nada del pan ordinario y corriente (salvo las apariencias o accidentes). Lo que recibimos en la sagrada comunión no es un trozo de pan corriente, sino el verdadero Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, oculto bajo las apariencias del pan.

Por eso es muy conveniente que la manera de tratar y de consumir la santa Eucaristía sea diferente de la que empleamos para comer un simple trozo de pan. De este modo expresamos de manera explícita al mismo tiempo que robustecemos nuestra fe en la presencia real y se evitan

confusiones y equívocos. No se trata de que la lengua sea mas digna o menos que las manos o los pies. Se trata de poner de

manifiesto que la santa Eucaristía no es un trozo de pan. Es de señalar que tanto en oriente como en occidente el uso de dar a los fieles la comunión en la

mano desapareció sin dejar trazas desde una época muy temprana. En la iglesia cismática ortodoxa la comunión en las manos sigue estando completamente prohibida. En la iglesia católica se ha introducido muy recientemente el uso facultativo de recibir la sagrada forma en las manos.

¿Una tal práctica está contribuyendo en nuestros días a rodear la Santa Eucaristía del respeto y del fervor que les son debidos? ¿Es que un cuidado y una atención particular son observados, sobre todo en lo que concierne a las partículas?... Todo aquel que pueda y quiera mirar la realidad de las

cosas sabrá cómo responder a éstas preguntas. Bástenos citar el testimonio del cardenal Hume, arzobispo de Westminster durante una conferencia pronunciada ante la “Washington theological union” el 25 de junio de 1999: “Por mi parte, quisiera compartir con muchos otros una inquietud concerniente la fe de nuestro pueblo en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. La comunión en la mano, el desplazamiento del sagrario del centro del altar, la ausencia de genuflexiones, según mi experiencia, han debilitado el respeto y la devoción debidos a tan grande sacramento”20.Arrodillarse es un modo concreto de rendir a Jesucristo, presente en la hostia consagrada, un acto exterior de adoración antes de recibirlo en la santa comunión. Postración, genuflexión,

inclinación... son maneras de expresar con nuestro cuerpo los sentimientos de adoración demuestra alma.

En los evangelios encontraremos múltiples pasajes en los que aquellos que reconocen la divinidad de Jesucristo, de manera casi “automática” se prosternan a sus pies. Por ejemplo, los Magos de Oriente, el centurión, etc. Cristo mismo, para darnos ejemplo, cuando oraba lo hacía

prosternándose en tierra. Se sabe que el Papa Juan Pablo II era personalmente, opuesto a la comunión en la mano. He aquí sus

declaraciones a la revista alemana Die Stimme des Glaubens durante su viaje apostólico a Fulda, en 1980: “Una carta apostólica que prevé que para ello hace falta una autorización especial ha sido escrita. Pero he de decirle que yo no estoy en favor de dicha práctica y tampoco la recomiendo. La autorización ha sido dada en razón de la insistencia particular de algunos obispos diocesanos”. -Que a decir verdad no se que es lo que buscan-

“No sólo es cuestión de formas. ¿Qué significa comulgar en la boca? ¿Qué significa hacer una genuflexión ante el Santísimo? ¿Qué significa ponerse de rodillas durante la consagración en la misa? Significa adoración, significa reconocimiento de la presencia real de Jesucristo en la eucaristía; significa respeto y actitud de fe de un hombre que se postra ante Dios porque sabe que todo viene de Él y nos sentimos anonadados, asombrados, ante la maravilla de Dios, su bondad y su misericordia. Por eso no da la mismo poner la mano y comulgar de cualquier manera que hacerlo con respeto; no da lo mismo comulgar de rodillas que de pie, porque todos esos signos indican una actitud profunda. A lo que tenemos que llegar es a esa actitud profunda del hombre que se postra ante Dios, y eso es lo que quiere el Papa.” (Fragmento de un entrevista del día 14 de Diciembre del 2008 al Cardenal Antonio Cañizares. Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.)

La costumbre de que los fieles reciban le Comunión en la boca fue urgida "por el sentido de reverencia hacia este Santísimo Sacramento, por el sentido de la humildad con la que es preciso que éste sea recibido".... "Este modo de distribuir la santa Comunión, considerado el estado actual de la Iglesia en su conjunto, debe ser conservado , no solamente porque se apoya en un uso transmitido por una tradición de muchos siglos, sino, principalmente, porque significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía.. Ahora bien, este uso no quita nada a la dignidad de la persona de los que se acercan a tan gran Sacramento y es propio de la preparación que se requiere para recibir el Cuerpo del Señor del modo más fructuoso posible."... "se asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas, de modo que se aparte todo peligro de profanar las especies eucarísticas....; para que se guarde con diligencia el cuidado que la Iglesia ha recomendado siempre acerca de los fragmentos mismos del Pan consagrado."Los peligros de dar la Comunión en la mano: " el que se llegue a una menor reverencia hacia el augusto Sacramento del altar, o a la profanación del mismo Sacramento, o a la adulteración de la recta doctrina". Sobre los casos de Comunión en la mano: el modo usual de recibir la comunión según las normas no es en la mano, sino en la boca. Si bien es cierto que existe un indulto que los permite dado el pedido de algunos episcopados para distribuir la Eucaristía en la palma de  la mano esto debe permanecer como un hecho extraordinario. Recientemente el L’ Osservatore  Romano (Periódico oficial de la Santa Sede) ha publicado el listado revisado y actualizado  correspondiente a los países cuyas Conferencias Episcopales han solicitado a la Santa Sede y esta les ha  concedido el permiso para distribuir y recibir la Sagrada Comunión en la mano, entre los cuales no se halla Cuba. Lo cual confirma que dicha práctica sin permiso expreso de la Santa Sede es un abuso de la ley litúrgica imperante para toda la Iglesia.

“Cualquier negativa de dar la Sagrada Comunión a un miembro de la feligresía, fundada en que se encuentra de rodillas para recibirla, es una grave violación a uno de los derechos más básicos del feligrés cristiano, a saber, el de ser ayudado por sus Pastores por medio de los Sacramentos (Código de Derecho Canónico, canon 213)

En vista de la ley que establece que “los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos” (C. Canónico 843, § 1), no debe negarse la Sagrada Comunión a ningún católico durante la Santa Misa, excepto en casos que pongan en peligro de grave escándalo a otros creyentes, como el pecador público o la obstinación en la herejía o el cisma, públicamente profesado o declarado.

Aún en aquellos países donde esta Congregación ha aprobado la legislación local que establece el permanecer de pie como la postura para recibir la Sagrada Comunión, de acuerdo con las adaptaciones permitidas a las Conferencias Episcopales por la Institución Generalis Missalis Romanum. 160, § 2, lo ha hecho con la condición de que a los comulgantes que escojan arrodillarse no les será negada la Sagrada Comunión.

De hecho, como Su Eminencia el Cardenal Joseph Ratzinger, ha enfatizado recientemente, la práctica de arrodillarse para recibir la sagrada comunión tiene en su favor una tradición multisecular, y es un signo particularmente expresivo de adoración, completamente apropiado en razón de la verdadera, real y substancial presencia de Nuestro Señor Jesucristo bajo las especies consagradas.” (Jorge A. Cardenal Medina Estévez Roma, 1º de Julio de 2002 Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.)

Sobre este tema que estamos tratando es importante escuchar por ultimo la voz del Pastor Santo, del Vicario de Cristo, cuyo proceder es inequívoco, pues su misión es la de iluminar y guiar nuestro caminar. Zenit, del 26 de Junio del 2008, nos da la exclusiva:

 

 -El Papa seguirá distribuyendo la comunión de rodillas y en la boca.

                     Explica el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

 

Como ya se ha hecho habitual Benedicto XVI  continuará distribuyendo  la comunión a los fieles de rodillas y en la boca, ha anunciado el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

En una entrevista concedida a la edición italiana del 26 de Junio de L’Osservatore Romano, Monseñor Guido Marini responde a quien se pregunta si el Papa mantendrá esta práctica que pudo verse en su último viaje por Italia. “Creo realmente que sí. En este sentido no hay que olvidar que la distribución de la comunión en la mano sigue siendo todavía, desde el punto de vista jurídico, un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a las Conferencias Episcopales que lo hayan pedido. La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia”.

Esta modalidad de distribución del sacramento –dice- “sin quitar nada a la otra, subraya mejor la verdad de la presencia real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, introduce con más facilidad en el sentido del Misterio. Aspecto que en nuestro tiempo pastoralmente hablando, es urgente subrayar y recuperar” A quien acusa al Papa de querer imponer modelos preconciliares, el maestro de las celebraciones litúrgicas explica que “términos  como “preconciliar” y “posconciliar” me parecen que pertenecen a un lenguaje que ya ha sido superado y  si se utilizan con el objetivo de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son equívocos y típicos de visiones ideológicas muy reductivas”. Mas la práctica de la comunión de rodillas precisamente va en la línea  de lo que el Vicario de Cristo ha denominado la hermenéutica de la continuidad. “Hay cosas antiguas y cosas nuevas que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y como tales deben ser considerados. Quien es sabio sabe encontrar en su tesoro tanto unas como otras, sin tener otros criterios que no sean evangélicos y eclesiales.”“No todo lo que es nuevo es verdadero, como tampoco lo es todo lo antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo y a ella debemos tender sin prejuicios”. “La Iglesia vive según esa ley de la continuidad, en virtud de la cual reconoce un desarrollo arraigado en la tradición. Lo importante es que todo esté orientado a una celebración litúrgica que sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado, que se hace presente en su Iglesia, reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, según la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta sus últimas consecuencias su misma vida, que es vida de don de amor al Padre  y  a los hermanos, vida de santidad”

Hablemos mas claro aun…¿La postura de rodillas para recibir al Señor, en la Sagrada Comunión es incorrecta? ¿Existe alguna prohibición canónica, conciliar o apostólica al respecto? ¿Cual es la norma a seguir? ¿Quién lo hace comete  algún pecado o falta  contra el Señor, el celebrante, la caridad o la unidad de la Iglesia? ¿Existe alguna orientación concreta, ya dada por usted o por la Conferencia Episcopal  al respecto que debamos conocer, obedecer y seguir, y que explícitamente prohíba  esta practica? Esta practica, cuyo único origen  es la piedad, devoción y respecto que todos estamos llamados  a tributar  a la Divina Majestad, realmente presente en el Smo. Sacramento del Altar

El Papa no cesa de mostrar su complacencia al expresar que la comunión de rodillas es una práctica laudable, que le es sumamente grata, y como constituye la postura mas correcta para recibir al Señor. Tras resaltar que el Santo Padre sabe que no sirve de mucho “lanzar directivas desde lo alto con el riesgo que sean letra muerta”, el vaticanista Tornielli indica que el estilo del Pontífice “ es el de afrontar las cosas y sobre todo dar el ejemplo como demuestra el hecho que desde hace mas de un año quien desea recibir la comunión de manos del  Papa, debe arrodillarse sobre el reclinatorio preparado especialmente para las ceremonias.”

“A veces se ha cambiado por el simple gusto de cambiar respecto a un pasado percibido como del todo negativo y superado. A veces se concibe la reforma como una ruptura y no como un desarrollo orgánico de la tradición.”

¿Será que no se ha entendido bien a SS Benedicto XVI, cuando a dicho que es un derecho de cada fiel comulgar ya de pie, ya de rodillas, según su piedad y conciencia?

¿Queda alguna razón valida, para que alguien encuentre en este  rito, algo que reste a la piedad, devoción y adoración debidas al “misterio de nuestras fe” o que alteren  el carácter sagrado de  la Eucaristía?  Menos aun, que este Sacramento, que es fuente y causa de unidad,  se transforme en ocasión de discordia entre los fieles y pastores.

El reciente Magisterio de la Iglesia, en la “INSTRUCCIÓN REDEMPTIONIS SACRAMENTUM” Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía de la Congregación para el culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, aprobada por el Papa Juan Pablo II, que  en su  Capitulo IV  sobre: La Sagrada Comunión.1 en Las disposiciones para recibir la Sagrada Comunión dice: [90.] «Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos», con la confirmación de la Sede Apostólica. «Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas».

[91.] “ En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos». Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohiba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.”

Además nos dirá SS Benedicto XVI en su Carta a los Obispos que acompaña al MOTU PROPRIO DATA "SUMMORUM PONTIFICUM”: “En la celebración de la Misa según el Misal de Pablo VI se podrá manifestar, en un modo más intenso de cuanto se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso antiguo. La garantía más segura para que el Misal de Pablo VI pueda unir a las comunidades parroquiales y sea amado por ellas consiste en celebrar con gran reverencia de acuerdo con las prescripciones; esto hace visible la riqueza espiritual y la profundidad teológica de este Misal.”

A las que se añade: Ley litúrgica. En el documento Eucharisticum mysterium (Instrucción sobre la adoración del Misterio Eucarístico), la Sagrada Congregación de los Ritos (hoy llamada Congregación para el Culto Divino y para la Disciplina de los Sacramentos) establece que: De acuerdo a las costumbres de la Iglesia, los fieles pueden recibir la comunión tanto arrodillados como parados. Una o la otra de estas prácticas debe ser adoptada de acuerdo a las normas dictadas por la Conferencia de Obispos. Si el fiel desea arrodillarse, no se necesita ningún otro signo de adoración hacia el Sagrado Sacramento, porque el arrodillarse de por sí expresa adoración. Cuando reciben la comunión de pie, es muy recomendable que acercándose en la fila, hagan un signo de reverencia antes de recibir el sacramento. Esto debe hacerse en un momento y lugar escogido, que no interfiera con la salida y entrada de otros comulgantes (34). ( Enfasis mío ). Esta instrucción ha sido confirmada en documentos subsiguientes

(Instrucciones Generales del Misal Romano, 244c,245b,246b,247b; Notitiae 14,1978, 533-536, no. 11).  “La misma Comisión, además de las facultades de las que ya goza, ejercitará la autoridad de la Santa Sede vigilando sobre la observancia y aplicación de estas disposiciones” contenidas en el Motu PROPRIO DATA "SUMMORUM PONTIFICUM. Si “Bien nos recuerda el Concilio Ecuménico Vaticano II, que cada Obispo, en efecto es el moderador de la liturgia en la propia diócesis (cfr. Sacrosanctum Concilium, n. 22: “Sacrae Liturgiae moderatio ab Ecclessiae auctoritate unice pendet quae quidem est apud Apostolicam Sedem et, ad normam iuris, apud Episcoporum”).Por tanto, no se quita nada a la autoridad del Obispo cuyo papel será siempre el de vigilar para que todo se desarrolle con paz y serenidad. Si surgiera algún problema que el párroco no pueda resolver, el Ordinario local podrá siempre intervenir, pero en total armonía con cuanto establecido por las “nuevas normas” del MOTU PROPRIO DATA "SUMMORUM PONTIFICUM” de SS. Benedicto XVI,” en vigencia desde el 14 de Septiembre del 2007. (Cf. Carta del Papa a los Obispos que acompaña dicho Documento)

Sin embardo, hay quien aún aduce razones contrarias; veamos sus principales argumentos:

-Los cristianos de la iglesia primitiva no se arrodillaban. 

Esto es un mito, como podemos deducir de las cartas de San Pablo. Pero además, los católicos debemos celebrar la Misa según la liturgia aprobada por la Iglesia para la actualidad y no en la forma litúrgica primitiva.

-El Concilio Vaticano II abolió esta práctica.

¿Cómo? ¿Cuándo? y ¿Dónde? Los padres conciliares decretaron tal disparate. ¡Instrúyase, por favor!

-El arrodillarse solo significa penitencia, indignidad. Para los no creyentes el arrodillarse es denigrante.

Pero para los creyentes el arrodillarse ante Dios es un acto de reverencia o adoración que, lejos de ser denigrante, reconoce la superioridad absoluta de Dios y prepara al hombre para entrar en una honesta relación con El.

-Es mas cómodo estar de pié. 

Lo principal en la Misa no es la comodidad sino entrar en la verdad. 

-Nos paramos para el Himno Nacional, ¿por qué no en la Misa?

El respeto al himno no se puede comparar con la reverencia debida a Dios, realmente presente en cada Misa, en cada tabernáculo, en cada Hostia Consagrada.

Pero en realidad; ¿quiénes fueron los primeros en oponerse a la comunión de rodillas y a abolir todo gesto de reverencia y adoración ante la Eucaristía, confundiendo a los fieles? Los que carecieron del espíritu de Cristo, desoyeron la voz de la verdad y erraron en el camino de la fe. ¿Acaso se repite hoy la historia? ¿Por qué existen, entonces hoy día, ciertos sectores dentro de la Iglesia que se oponen frenética y contumazmente a esta práctica tan sana y religiosa? ¿A quién le hacen la guerra, sino es, al mismo Dios? ¿Qué motivaciones les mueven o que razón les asiste en ello? ¿Por qué les molesta tanto esta sencilla y humilde expresión de amor? Hagamos un poco de memoria histórica… y conozcamos los postulados  de los enemigos de nuestra Fe Católica:

Sigamos el hilo: Para Martín Lutero y sus seguidores, el culto divino había de consistir principalmente en la prédica como medio de instrucción y edificación, mezclado con oraciones e himnos. Recibir la Santa Comunión era sólo un episodio secundario. Lutero todavía mantenía la presencia de Cristo en el pan en el momento de su recepción, pero negaba firmemente el Sacrificio de la Misa. ! Lutero había comprendido muy

bien que la Misa es el corazón; el alma de la Iglesia, por ello decía: "Destruyamos la Misa y destruiremos a la Iglesia… destruiremos el Papado". Su desprecio por el Sacrificio de la Cruz era tal que llevó a escribir: "Afirmo, que todos los lupanares, los homicidios, los robos, los adulterios son menos malos que esta abominable Misa.” “La Misa podrá ser un sacrificio de alabanza, es decir un acto de loor, de acción de gracias, pero ciertamente no un sacrificio expiatorio que renueva el Sacrificio de la Cruz y lo aplica.” La forma de la liturgia, oraciones, ritos, ornamentos y vasos sagrados eran para Lutero «cosa vana y externa», son adiaphora, ni mandadas ni vedadas. En sus cartas a Juan Calvino le instruye cómo se ha de proceder, al ser interrogado por este sobre los medios insiste en despojar de  todo aspecto sagrado la Eucaristía, para lo cual hay que lograr que la gente deje de arrodillarse, mas bien que permanezcan de pie o sentados la mayor parte del tiempo.

Mientras los Protestantes de tradición Anabaptista y Zwingliana se escandalizan por la Eucaristía. Se repite así el episodio del discurso del “Pan de Vida, que ha bajado del cielo” en el evangelio, donde discípulos que se alejan de Jesús por una cuestión doctrinal no creen que puedan comer el Cuerpo del Señor y beber su Sangre. (Cfr. Jn. VI. 48-71)

Durante la “reforma” Protestante Anglicana, Tomás Cranmer se esforzó en eliminar de la Santa Misa todo lo que pudiera hacer creer en una presencia real y corporal de Cristo, como víctima propiciatoria; inmolada y ofrecida. Para ello, en 1549 modificó profundamente el Canon Romano y las  rúbricas; una de estas advertía: “El arrodillarse de los fieles debe ser visto como señal de humilde reconocimiento a Dios… y de ningún modo como acto de adoración a la vista del pan y del vino sacramentales”.

Por su parte Richard Hooker declaraba: “El porte exterior, los gestos del comulgante, deben excluir todo supuesto, toda apariencia de idolatría, toda tendencia a ella. Ahora bien, arrodillarse es una señal, un signo exterior de honor y culto y, hasta aquí la adoración del sacramento ha constituido una grave y condenable idolatría. Yo desearía, pues, que las autoridades ordenasen a los comulgantes que se mantuvieran de pie o sentados. Quedarse sentados, a mi parecer, sería lo mejor.”

La lucha contra la comunión de rodillas era para Philippe de Mornay; principal cabecilla de los hugonotes, nombre dado a los protestantes calvinistas franceses, “la última piedra a colocar sobre el túmulo bajo el que yace la antigua creencia en la Sagrada Eucaristía”.Sin dudas que este espíritu protestante se ha colado en la Liturgia Católica, por las grietas de un mal entendido ecumenismo y aplicación del Concilio Vaticano II.

Por su parte la Masonería y el Ocultismo no se han quedado detrás. En el “Epistolario Guaita-Roca Encausse” aparece una carta fechada en 1888, en ella Estanislao Guaita, más conocido como el “Mago Negro” o “Poeta de Satanás” escribe a Pablo

Roca excanónico de Persignan y grado 33 de la Masonería; en uno de sus párrafos dice: “Hemos de trabajar activamente para lograr que en los templos romanos se comulgue de pie. El día que lo consigamos, nuestro triunfo estará asegurado.”

En el mismo año Pablo Roca le contesta; y al hacer alusión a dicho párrafo, le comunica: “Estoy totalmente de acuerdo con sus puntos de vista, pero será conveniente pasar a una segunda fase, dando el pan en la mano a esos antropófagos fanáticos.” Al año siguiente  Guaita le contesta: “Con estos dos logros el resto caerá como fruta madura, puesto que la Eucaristía es solamente esto: ágape-símbolo de filantropía universal”

Estas últimas palabras son la esencia de la tesis de Calvino; que reducía el Santo Sacrificio de la Misa, negando el carácter sacrificial y propiciatorio de la misma, tan bien expresado por el Concilio de Trento, donde quedó definido dogmáticamente; es decir,  para siempre, la doctrina y teología de la Iglesia Católica sobre la Eucaristía.

No cabe duda que estas palabras revelan una gran enseñanza…tengamos cuidado, no sea que creyéndonos católicos pensemos y obremos diametralmente opuestos a ello. “El que tanga oídos para oír que oiga…” (Mt XIII. 9)

Con el motu proprio Summorum Pontificum Benedicto XVI y demás acciones ofrece a la Iglesia de mañana la

posibilidad de aprovechar las riquezas de su pasado litúrgico. En medio del materialismo

ambiente la liturgia tradicional aporta el sentido de lo sagrado. De cara al subjetivismo y al

egocentrismo, la actitud de adoración. Frente a un naturalismo y un racionalismo que reduce y

cierra los horizontes de la humanidad, la liturgia inmemorial abre las puertas a la trascendencia. Santo Tomás de Aquino concluye en su inmortal   himno  Adorote devote: “A ti mi corazón totalmente se somete, pues al contemplarte, se siente desfallecer por completo. Se engaña en Ti la vista, el tacto y el gusto. Mas tu palabra engendra fe rendida; creo cuanto ha dicho el Hijo de Dios, pues no hay verdad cual la verdad divina…” Nosotros, por tanto: ¡Adoremos! ¡Adoremos! ¡Adoremos a Ntro. Sr.!

 

Perseveremos en fe y amor por Nuestro Señor y su Santa Iglesia, y en continua devoción al  Santísimo Sacramento.

Ave Maria Purísima. Sin pecado concebida.

 

                                                                       Javier Luis Candelario Diéguez.

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Sin palabras
Mons.Cipriani asegura que cada vez pide más a sus sacerdotes que den la comunión en la boca
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"La comunión eucarística se recibe en la boca"( Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne)
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El Cardenal Castrillón y la comunion en la mano.
"Recibamos a Jesús de rodillas, con respeto y en la boca" (Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne)
" Por eso no da la mismo poner la mano y comulgar de cualquier manera que hacerlo con respeto"(El prefecto de la Congregacion para el Culto Divino)
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Comunion de rodillas en Buenos Aires
Comunion de rodillas en el Vaticano.(1 de Enero del 2010)
Variado.

"Este modo de distribuir la santa comunión( en la boca), considerando en su conjunto el estado actual de la Iglesia, debe ser conservado no solamente porque se apoya en un uso tradicional de muchos siglos, sino, principalmente, porque significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía. Este uso no quita nada a la dignidad personal de los que se acercan a tan gran sacramento, y es parte de aquella preparación que se requiere para recibir el Cuerpo del Señor del modo más fructuoso"


Memoriale Domini,Pablo VI

 

“Quien visita a Jesús Eucaristía y se aconseja con El,

 en todas sus necesidades, quien se deja purificar por la fuerza divina

 que mana del sacrificio del Altar y

se ofrece a si mismo al Salvador con este sacrificio;

quien en la Comunión lo recibe en lo mas hondo del alma

ése se sentirá atraído mas y mas hacia la corriente de la vida eterna,

crecerá en el Cuerpo místico de Cristo,

y su corazón se configurará de acuerdo con su Corazón.”

 

Santa Teresa Benedicta de la Cruz.

Edith Stein.

Comunión en la mano - Mons. Juan Rodolfo Laise - Prólogo y Conclusiones dela4ªedición(2005)
´El deseo de encontrar una explicación a esto y a la vez de defender mi decisión, muy controvertida en los medios de comunicación por parte de algunos sectores eclesiásticos, me llevó a estimular una investigación más profunda acerca de la historia de este uso. Los resultados de esta investigación constituyen el contenido de esta obra. La historia de la reintroducción de la comunión en la mano no es otra cosa que el triunfo de una desobediencia. La consideración de los detalles de esta historia nos hacen palpar la gravedad de esta desobediencia: en efecto, es gravísima ante todo por la materia misma de la que se trata; gravísima porque implica la resistencia abierta a una directiva clara, explicita y sólidamente fundamentada del Papa; gravísima por su extensión universal; gravísima porque quienes no obedecieron no fueron sólo fieles o sacerdotes, sino en muchos casos obispos y hasta Conferencias Episcopales enteras; gravísima, porque no solamente permaneció impune sino que obtuvo un éxito rotundo; gravísima, en fin, porque ha logrado que su carácter de desobediencia permaneciese oculto, haciendo que se crea, al contrario, que se estaba adoptando una propuesta venida de Roma. Por todo esto creemos poder afirmar que la introducción y difusión por todo el mundo de la práctica de la Comunión en la mano constituye la más grave desobediencia a la autoridad papal de los últimos tiempos. Monseñor Juan Rodolfo Laise - Obispo emérito de San Luis - Argentina