Misa Tridentina en Cuba de acuerdo al

Motu Proprio: "Summorum Pontificum"

 ¿Cómo, cuándo y dónde?  Su estabilidad y perennidad están pendiente de muchos factores:

-Buen número y formación de fieles.

-Sacerdotes disponibles.

-Medios necesarios para el culto.

 

 

Ciertamente aún no lo sabemos cuando completaremos todo, pero estamos trabajando en ello. Será pronto, Dios mediante. Creemos que con tu oración y ayuda podemos lograrlo. Todo depende de la Divina Providencia y del empeño que los católicos amantes de la Tradición nos tomemos en sacar esta empresa adelante. Pide mas información escribiendo a: unavocecuba@yahoo.es

 

Misa Tridentina en Cuba.

Ver fotos.

Hacemos un llamamiento fervoroso a todos los  fieles católicos tradicionalistas para que nos socorran contribuyendo en la medida de su querer y haber a sufragar los gastos que tan solemnes cultos acarrean, cuales son los de la celebración de la Misa, según la Forma Extraordinaria del Rito Romano. Así como al manteniendo de esta Web y demas apostolados que realiza Una Voce Cuba.

Los que no hayan enviado su aporte, a favor de la celebración del Santo Sacrificio de la Misa Tradicional en Cuba, y desean además adherirse a esta obra como miembros de  nuestra asociación , lo que nos permitirá  aunar fuerzas en pro de su celebración y extensión por toda la Isla.; !Ya pueden hacerlo!

 

NOTA IMPORTANTE: Recuerda el Cardenal Castrillón de Hoyos que : los fieles católicos tienen un derecho jurídico a los ritos más antiguos de la Iglesia, y los párrocos y los obispos deben aceptar las peticiones y pedidos de los fieles que lo pidan 

 

          El presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, el cardenal colombiano Darío Castrillón de Hoyos, ha asegurado que "los fieles católicos tienen un derecho jurídico a los ritos más antiguos de la Iglesia, y que los párrocos y los obispos deben aceptar las peticiones y pedidos de los fieles que lo pidan", en referencia a la forma extraordinaria del Rito Romano aprobada por el Papa hace poco más de un año.

 

          Estas declaraciones han sido recogidas en el prólogo de la última edición del libro "Las Ceremonias del Rito Romano", editado por Alcuin Reid, cuya primera edición vio la luz por primera vez en 1917, cuyo autor fue el sacerdote inglés Adrian Fortescue.

 

          Y añade el cardenal en el texto que "ésta es la voluntad expresa del Sumo Pontífice, establecida legalmente en Summorum Pontificum". Además, "el Santo Padre se alegra de la respuesta generosa de muchos sacerdotes a su iniciativa por que aprendan una vez más los ritos y ceremonias del sacrificio de la Misa y de los demás sacramentos según el usus antiquior, de forma que puedan servir a aquellos que los desean. Animo pues a los sacerdotes a hacerlo en un espíritu de generosidad pastoral y de amor por la herencia litúrgica del Rito Roma", dijo.

 

 

Campaña una Misa Tradicional en cada Diócesis cubana.

 

 

Damos gracias a Dios que nos ha inspirado La Campaña Una Misa Tradicional en cada Diócesis. Ella es una iniciativa que desea fomentar Una Voce Cuba, en pro de recuperar y restaurar la Misa Tridentina en cada Diócesis del país. ¿Cómo lograrlo? Para Dios no hay nada imposible. Oremos a Ntra. Sra. de Fátima rosario en mano y veremos lo que son milagros.

Nos preparamos con tiempo para recolectar los donativos necesarios que permitirán enviar cerca de 1000 DVD instructivos tutoriales y hojas volantes acerca de la Forma Extraordinaria a cientos de parroquias diseminadas por toda la geografía cubana.

La campaña se podrá desarrollar gracias a cuantos practican el arte de sumar minutos bien aprovechados trabajando en ella, y a los que practican el arte de sumar dineros bien invertidos sufragando el gasto de la misma. Dios, por lo demás hará fructificar el esfuerzo de todos por amor a El y a las almas. Recemos por el logro de la campana que no tardará de dar abundantes frutos. Ya saben que las copias de DVD y demás se repartirán gratuitamente así  como los envíos se realizaran sin costo para el beneficiario . Pero todo comporta unos gastos importantes. Partimos de cero, pero Dios proveerá. Esperamos este comienzo sea la prolongación de muchos años, gracias a la generosidad de nuestros lectores y visitadores. La mano está tendida para quien quiera colaborar. Jesús y María lo bendigan todo.

 

Comencemos la campaña preparatoria mirando a la Virgen y Ella mirando a sus devotos, porque la campana alcanza unos 3500 dólares equivalentes a 1000 DVD instructivos repartidos en obispados, parroquias, iglesias, capillas, seminarios, centros de misión, y conventos religiosos.  Estas se podrán pagar con el amor de los buenos católicos tradicionales , que entienden que no hay nada mas hermoso en el mundo que la obra de la gracia en un alma.” Nunca han faltado vuestros generosos donativos para cubrir hasta el último céntimo los gastos que los apostolados en pro de la Instauración de la Tradición Católica en Cuba acarrean.

 

 

La primera misa bajo la ceiba memorable, 1826 

Autor Juan Bautista Vermay 

Óleo sobre tela [426x340] cm 

MODELO DE PETICION PARA  SOLICITAR LA MISA TRIDENTINA.

 

Fecha…

A: Rdo. P.

Cura Párroco de ...

Diócesis de ...

 

 

La Santa Misa es el oficio más grande que puede llevar a cabo y ser testigo un hombre sobre la faz de la tierra; ya que lo que se realiza en el altar es el mismo sacrificio de Cristo en la Cruz; un milagro ciertamente mayor que la creación del mundo. Mientras que Comulgar; es el acto más sublime que podemos hacer en la vida, pues es recibir a Dios en nuestro corazón. Orientar nuestras vidas, hacia lo que es y ha de ser la cumbre de toda la vida cristiana, es decir el Santo Sacrificio de la Misa, ha de constituir esencialmente la razón de ser del alma de un cristiano, con todo lo que ello significa, con todo lo que de ello deriva y lo complementa.

 

Bien asegura el Concilio Vaticano II: “ la Eucaristía es la fuente y cima de toda la vida de la Iglesia…” y por ello mismo nos hará sentir con la Iglesia, amar a la esposa de Cristo, y contemplar su hermosura, no empañada nunca por los pecados de los hombres que formamos parte de ella. Este contemplar a la Iglesia como lo que esencialmente es nos ayuda a descubrir la dimensión escatológica de la Eucaristía. En la liturgia terrena pregustamos y participamos de aquella liturgia celestial que se celebra en la Ciudad Santa, Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, donde Cristo esta sentado a la derecha del Padre como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero. El Santo Sacrificio de La Misa es la anticipación de la vida futura, cuando se haga eterna y plena nuestra plegaria de alabanza y nuestra compañía con el Señor. Es igualmente sobre esta base que se construye el reinado social de Ntro. Sr. Jesucristo y se instauran todas las cosas en El.

 

Crecer en una devoción verdadera y continua para con el Santísimo Sacramento del Altar, por la liturgia que le rodea y por todo cuanto puede hacer que la liturgia sea expresiva del misterio que realiza y lleva a cabo es nuestra intención al solicitarle en forma formal para nuestro bien y el seguro aprovechamiento de muchas almas mas la celebración del Santo Sacrificio de la Misa, según la Forma Extraordinaria del Rito Romano, de acorde a lo prescrito por el Santo Padre Benedicto XVI en la Carta apostólica en forma de Mutuo Propio Summorum Pontificum, con vigencia de ley litúrgica y canónica en la Iglesia Latina.

 

Es especialmente necesario en este tiempo de dudas, relativismo y confusión en el que todo se cuestiona, predicar con el buen ejemplo, y poner en evidencia mediante nuestras vidas y enseñanzas lo que es el corazón de la Iglesia, la síntesis de su doctrina, la fuente de todas las gracias, de la que precisamente la celebración del  Sacrificio de la Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano o común mente llamada Tridentina es fiel intérprete, y máxima expositora de la belleza y verdad del dogma católico, al contener en si toda la enseñanza doctrinal católica, heredada de la Sagrada Tradición, tanto en la teología, en el arte, como en el magisterio de la Iglesia y enriquecida con una practica multisecular, que data desde los mismos orígenes del cristianismo, en la Roma Apostólica de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, pasando por san Gregorio Magno, San Pío V, San Pío X y el Beato Juan XIII, hasta la actualidad con SS Benedicto XVI, quienes se preocuparon de conservarle, codificarle y  mejorarle.

 

A pesar de haber estado  marginado, el Misal de 1962, en efecto, como consecuencia de la adopción en la liturgia de las lenguas modernas, nunca ha sido “superado”, ni habría podido serlo, mucho menos “abrogado”. Quedó en vigor, como una “expresión viva de la Iglesia”. La nueva legitimación del “Missale Romanum” decretada por el Mutuo Propio “Summorum Pontificum” reconduce la vida católica a su esencial naturaleza de “complexio”. La historia católica precedente al Concilio Vaticano II es propuesta por el Papa Benedicto XVI como vivo horizonte del “espíritu” del Concilio mismo y de su realización: una realización que muchos extremismos han vivido en cambio como incompatible con el pasado.

 

En efecto: el Motuo Propio “Summorum Pontificum” reconoce de modo oficial y competente la plena legitimidad de la Liturgia Romana Tradicional anterior a la reforma litúrgica de 1970, en su forma más antigua: una liturgia todavía viva y “de un misal nunca abrogado y por lo tanto siempre válido y en línea de principio siempre permitido” y además la plena licitud y legitimidad de aquellos que la celebran, de aquellos que la piden y participan en ella “satisfaciendo, al menos parcialmente, sus justas aspiraciones”, como escribió el Santo Padre y porque tienen derecho a ella.

 

La medida canónico–disciplinar del Pontífice se inserta en el itinerario de recuperación de lo Sagrado de este Pontificado, de la sacralidad de la Liturgia en la celebración de los Santos Misterios en continuidad con la Tradición Católica de la Iglesia.

 

El Motu propio no ha sido hecho para los llamados “nostálgicos”, para aquellos que estaban ligados por la edad o por la formación cultural a la Liturgia Tradicional, sino para todos los bautizados que desean acceder a este tesoro de gracia de la Iglesia, que es una riqueza para todos, en cuanto que el ligamen con la Liturgia Tradicional o Gregoriana no es una cuestión generacional ni meramente estética sino teológica, eclesial y espiritual. Por esto el Santo Padre escribe en la carta dirigida a los Obispos: “En la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso, pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande, y no puede ser súbitamente del todo prohibido o incluso juzgado perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y darles su justo lugar”.

 

Lamentablemente a causa de una “liturgia arbitraria y creativa que en varios ambientes ha llegado a deformaciones al borde de lo soportable”, incapaz de comunicar sacralidad; a causa de una “predicación ambigua”, fruto de una deriva neo-protestante de ciertos ambientes de Iglesia y de cierta teología; de una orientación de la misión exclusivamente dirigida a lo social, muchos se han desanimado y alejado, “también personas radicadas en la fe de la Iglesia”, continúa diciendo el Pontífice. Es por esto que este documento es un documento actual, porque responde a la necesidad de la Iglesia en el presente, aunque rehabilita “cosas del pasado”. Ya sea porque en sí lleva la carga de la juventud perenne de la Sagrada Tradición que no se acaba nunca –aquel tesoro de donde sacar cosas antiguas y nuevas,- ya sea porque está destinado también a las jóvenes generaciones que son el presente y el futuro de la Iglesia.

 

¿En qué perspectiva debe leerse,  esta carta? En primer lugar como la necesidad de un grupo de fieles que hacen uso de un derecho, que ha tenido a bien poner de manifiesto el Santo Padre y con confianza y amor filial piden a la autoridad competente, encarnada en sus legítimos pastores, su realización. Aunque algunos de nosotros, ciertamente al ser jóvenes no hallamos crecimos con la liturgia antigua, mas descubriéndole nos hemos sentido fuertemente atraídos por ella, mientras que otros en cambio desean, regresar a las fuentes de su educación. Que hayan sido jóvenes los máximos responsables de la redacción  de esta carta es verdaderamente interesante; pues a nuestro pobre entender  es un “signo de los tiempos” en cuanto que, mientras asistimos tristemente a un alejamiento por la fe de tantos, asistimos por otro lado al hecho de que aquellos que adhieren a la fe católica son jóvenes que pasan a través del redescubrimiento, el conocimiento y la valorización del depósito de la Tradición Católica de la fe. “Hoy muchos jóvenes descubren esta forma litúrgica y se sienten atraídos por ella y encuentran en ella una forma particularmente apropiada para su encuentro con la Sagrada Eucaristía” escribe el Santo Padre. Y en el total de los casos, unos y otros buscamos conservar el multisecular patrimonio tradicional, litúrgico y doctrinal de la Iglesia Católica Romana y la renovada legitimidad de una eucaristía celebrada en lengua latina y según el Misal romano de 1962 como equilibrio no sólo a los actuales excesos rituales, lingüísticos, arquitectónicos que experimentamos, sino también a los frecuentes deslizamientos hacia un vaciamiento de la sacramentalidad y sacralidad de las celebraciones. Deslizamientos que tienen una preocupante relevancia sobre el plano y la vivencia de la fe. Pues muchos han llegado “ a considerar como no obligatorias las formas adoptadas por la gran tradición litúrgica de la Iglesia y su Magisterio y a introducir innovaciones no autorizadas y con frecuencia del todo inconvenientes.” (Juan Pablo II en su encíclica Ecclesiae de Eucaristía (N 52))

Se opone que el Misal promulgado el 26 de marzo de 1970, bien enraizado en la Tradición y fruto de una madura ciencia liturgista, hubiera bastado para obtener estos efectos. Nadie ignora el enorme trabajo, de décadas, de la congregación para el Culto Divino, ni la pasión de Juan Pablo II por la vida litúrgica de la Iglesia: basta volver a leer su carta “Dominicae Cenae” de febrero de 1980. ¿Pero qué ha sido de estas riquezas en las prácticas ordinarias? ¿Cuál su capacidad de orientación y, a la vez, de continencia de la “renovación litúrgica” buscada por cotidianas actitudes inexpertas, frecuentemente extrañas a la idea misma de sacralizad de la eucaristía y del sacrificio? Es necesario reflexionar sobre esta probada imposibilidad de fundar obras grandes sobre la arena de las retóricas post conciliares.

Conscientes de nuestra vocación laical, de los  deberes y derechos inherentes a ella; somos un grupo de católicos que nos encontramos entre el grupo de fieles que acepta claramente el carácter vinculante del Concilio Vaticano II y que fieles al Papa y a los Obispos, deseamos  no obstante reencontrar la forma, querida y adecuada dentro, de la Sagrada Liturgia y de la Tradición de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía. ( Cfr. Carta a los obispos que acompaña el Mutuo propio Summorum Pontificum ) Es nuestra intención y deseo conservar, defender, propagar y vivir los inmensos tesoros espirituales, culturales y estéticos ligados a la liturgia antigua, y deseando el uso de los libros litúrgicos vigentes hasta  el año 1962, y recién liberados por SS Benedicto XVI mediante el Mutuo Propio Summorum Pontificum, aspirando  además  poner a disposición de otros  fieles, todos los tesoros de la liturgia latina que durante siglos ha nutrido la vida espiritual de tantas generaciones de fieles católicos: La Misa de siempre, la Misa de los Santos, La Misa Eterna.

                                       

En el momento de suscribir y dirigirle esta carta, somos también concientes que, la Celebración de La Liturgia Tradicional de la Santa Iglesia Romana; que es la Santa Misa según el rito codificado por San Pío V y llamado comúnmente "tridentino", y legislativamente definido; según la ley en vigor como forma extraordinaria, requiere tanto por parte del sacerdote como de los fieles que se dispongan a su celebración, unos medios para poder llevarle a cabo, conocimiento de las formas y maneras adecuadas prescritas para dicha forma, junto al  manejo elemental de la lengua latina. Por ello durante meses, nos hemos ido disponiendo y preparando mediante la adquisición de los elementos necesarios cual corresponden a su uso y  exigencias, una formación catequética, y litúrgica conveniente para que llegado el momento pudiéramos estar a su altura. A este fin vale decir que hemos contado con la guía y certera ayuda de la Federación Internacional Una Voce y de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, quien  además de las facultades de las que ya goza, ejercitará la autoridad de la Santa Sede vigilando sobre la observancia y aplicación de estas nuevas disposiciones.

Esperando y deseando vivamente que esta solicitud sea acogida y encausada para la mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas. Muchas gracias por su atención.

 

In Domino,

                               

 

FIRMAS Y DNI

(Envíenos su adhesión mediante: unavocecuba@yahoo.es   o por correo postal a nuestra dirección)

Una Voce Cuba enviará un resumen de las peticiones recibidas a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei.

!Contigo podremos lograrlo!

 

+ Ad Maiorem Dei Gloriam +

Esta página es obra de La Sociedad Pro Misa Latina -Una Voce Cuba-

TODOS  LOS DERECHOS RESERVADOS.

La primera misa bajo la ceiba memorable, 1826

¿ Derecho a la Misa Tradicional ?

· ¿ Derecho a la Misa Tradicional ?

· Parroquias tradicionales

· El Motu Proprio "Ecclesia Dei" de 2 de Julio de 1988

· "Quattor abhinc annos" - El indulto de 1984

 


¿ Derecho a la Misa Tradicional ?

En una carta a la Sociedad "Ecclesia Dei" de Australia fechada el 11 de mayo de 1990, el Cardenal Mayer declaró que los fieles tienen ahora derecho a la Misa tradicional:

"Ciertamente, ninguno tiene derecho de adquisición de un privilegio, pero, una vez el privilegio es debidamente concedido, el sujeto tiene realmente el derecho de beneficiarse de él (cfr. C.I.C., can. 77). En "Quattour abhinc annos" (3 de octubre de 1984), la celebración del Ordinario de la Misa de 1962 fue presentado como un privilegio que debía ser solicitado a la autoridad competente (cfr. b). En "Ecclesia Dei", sin embargo, el Romano Pontífice habló del Ordinario de la Misa de 1962 en términos de "legitimidad" (auctoritas) y "riqueza" (thesaurus) (cfr. 5, a) y calificó el deseo de celebrar y asistir a ésta Misa como una "legítima aspiración" (appetitio) (cfr. 5, c). Así pues, lo que el Supremo Legislador de la Iglesia concedió a los fieles es un privilegio en el sentido canónico del término (cfr. C.I.C.. can. 76, 1).


Parroquias tradicionales

A nivel práctico, algunos obispos están yendo últimamente más allá de la simple concesión para oficiar regularmente la Misa dominical y en Europa y los Estados Unidos ya han establecido florecientes parroquias donde se celebra la Misa tradicional y donde los Sacramentos son administrados de acuerdo a los Libros litúrgicos en uso en 1962. Este es particularmente el caso de las parroquias encomendadas a la Fraternidad de San Pedro o al Instituto de Cristo Rey. Hay en la actualidad al menos diez sociedades sacerdotales aprobadas por la Santa Sede y que atraen muchas vocaciones, en las cuales jóvenes y entusiastas seminaristas se preparan para celebrar exclusivamente en el futuro, después de su ordenación, la Misa tradicional, lo cual garantiza que el uso de ésta se incrementará en el próximo milenio. Muchos estudiantes en seminarios diocesanos, además, están siendo instruidos o ellos mismos se instruyen para celebrar la Misa tradicional y tienen la intención de hacerlo tan a menudo como sea posible después de su ordenación.


El Santo Padre ha autorizado asi mismo a los dos monasterios benedictinos más pujantes de Francia - Fontgombault y Le Barroux - a usar de modo exclusivo los Libros litúrgicos de 1962. Estos monasterios también están atrayendo mumerosas vocaciones. Hay, además, comunidades monásticas femeninas en las que solo son empleados esos mismos Libros litúrgicos. En septiembre de 1990, el Santo Padre recibió en audiencia al Abad de Le Barroux junto a varios de sus monjes y elogió la obra que están llevando a cabo. En septiembre de 1995, el Cardenal Ratzinger, acompañado de Monseñor Camille Perl, Secretario de la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei", visitó el monasterio y ofició de pontifical en el rito tradicional para los monjes. Esto solo puede ser interpretado como una aprobación de su apostolado desde el más alto nivel en la Iglesia.


Cada año para Pentecostés, la Catedral de Chartres experimenta una rebosante afluencia de más de 15.000 católicos fervientes con un promedio de edad de veinte años, que participan en la Misa tradicional mediante el canto gregoriano (al que el Concilio Vaticano II reconoció, por cierto, como la norma para las misas cantadas), manifestando asi en el más alto grado aquella activa participación querida por el Concilio. Estos jovenes peregrinos caminan durante tres dias, durmiendo al aire libre durante la noche. Cada año reciben un mensaje trasmisor de la bendición y el estímulo de Su Santidad Juan Pablo II. La juventud de la asistencia es una notable característica de muchas misas tridentinas.


Un último pero importantísimo punto es que algunos obispos que se mostraban en un principio reticentes a permitir la Misa tradicional en sus diócesis por temor a que ello causara divisiones, se han visto animados pòr el hecho de que ha sucedido todo lo contrario y de que el otorgamiento de la licencia para dicha misa - particularmente en el contexto de una parroquia en la que todos los sacramentos se celebran siguiendo los ritos preconciliares -, lejos de provocar divisiones, las disipa, contribuyendo más bien a la edificación de comunidades de devotos católicos leales a su obispo y a Roma. En la carta del Cardenal Mayer a los Obispos Norteamericanos, Su Eminencia manifiesta claramente que el hecho de que haya católicos que quieran "asistir a celebraciones autorizadas por el Obispo de la diócesis puede considerarse un signo de buena voluntad y de un deseo de plena comunión eclesial".


El Motu Proprio "Ecclesia Dei" de 2 de julio de 1988

El 2 de julio de 1988, su Santidad Juan Pablo II promulgó su Motu Proprio "Ecclesia Dei adflicta", en el cual expresaba su voluntad de garantizar el respeto por las legítimas aspiraciones de aquellos fieles vinculados a la Tradición litúrgica latina y, en orden a la realización de éste propósito , establecia la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei". El 18 de octubre del mismo año, el Papa Juan Pablo II otorgó al Cardenal Mayer facultades especiales para facilitar los trabajos de ésta Comisión, entre los cuales figura, en primer lugar:


"La facultad de conceder a todos los que lo soliciten (omnibus id petentibus) el uso del Misal Romano según la edición de 1962 y en conformidad con las normas propuestas en diciembre de 1986 por la Comisión de Cardenales constituida con éste objeto, habiendo sido informado el obispo diocesano".


Es importante notar que ésta facultad se refiere a todos los que piden el Misal de 1962. En su calidad de Presidente de la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei" , el Cardenal Mayer proveyó una interpretación autorizada del Motu Proprio. En la ya citada carta a los Obispos de los Estados Unidos de fecha 20 de marzo de 1991, explicó que el Santo Padre:


".... dirigiendose a todos aquellos fieles católicos que se sienten vinculados a algunas precedentes formas litúrgicas y disciplinarias de la Tradición Latina y no solo a los antíguos adeptos del Arzobispo Lefebvre, expresó su voluntad de garantizar el respeto hacia sus justas aspiraciones (nº 5, c). En orden a proveer lo necesario en favor de éstos legítimos deseos de los fieles, estableció ésta Pontificia Comisión e indicó su intención con relación a la tarea primaria de ésta, declarando que:


debe mostrarse en todas partes respeto por los sentimientos de todos aquellos que están vinculados a la Tradición litúrgica latina, mediante una amplia y generosa aplicación de las directivas ya hace algún tiempo emanadas por la Santa Sede para el uso del Misal Romano conforme a la edición típica de 1962 (nº 6, c).


En consecuencia, Vuestra Excelencia, deseamos animarle a que facilite la decorosa y reverente celebración de los ritos litúrgicos según el Misal Romano de 1962 allí donde haya un genuino deseo de ello por parte de los fieles".


Se advertirá que, al citar directamente el Motu Proprio "Ecclesia Dei" , el Cardenal Mayer se refiere a "justas aspiraciones" y "legítimos deseos" y añade que "pareceria innecesario, incluso indebidamente penoso, imponer otras restricciones a quienes desean asistir a tales funciones". Muchos obispos han respondido a éstas exhortaciones de un modo muy positivo y en la mayoria de las diócesis donde se ha planteado la cuestión no existen ya restricciones a la celebración de la Misa tridentina. Cientos de éstas misas tienen hoy lugar en iglesias parroquiales en Europa, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos. Hay establecidos horarios de las mismas, con las cuales se puede cumplir el precepto dominical y a las que cualquier fiel es bienvenido.


"Quattuor abhinc annos" - El indulto de 1984

Incluso antes de la publicación del Motu Proprio "Ecclesia Dei", cualquier obispo en el mundo estaba autorizado a permitir la celebración de la Misa tridentina, el virtud del indulto contenido en el Decreto "Quattuor abhinc annos" de 3 de octubre de 1984, aunque bien es verdad que éste documento contenia condiciones extremadamente restrictivas. La Federación recibió ciertamente el mismo como un positivo paso adelante, pero hizo patente a la Santa Sede que semejantes condiciones eran incompatibles con la intención del indulto. Consecuencia de ello, fue el encargo hecho por el Cardenal Augustin Paul Mayer - entonces Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino - al Dr. de Saventhem para dirigir una encuesta a nivel mundial acerca de la implementación práctica del indulto. La investigación duró varios meses y el resultado final fue tan convincente que el Cardenal Mayer obtuvo el permiso del Papa para convocar una Comisión de Cardenales, a la que se le encomendó evaluar el indulto y sugerir enmiendas. Se solicitó, entonces, al Dr. de Saventhem que presentara sus propuestas de nuevas reglas para el uso del Misal de 1962, lo que hizo tras consultar al Consejo de la FIUV. Sus sugerencias quedaron reflejadas en no pocas de las normas elaboradas en 1986 por la Comisión Cardenalicia, que llegó a la conclusión unánime que "las condiciones fijadas en el Decreto "Quattuor abhinc annos" eran demasiado restrictivas y ebian ser mitigadas" (Carta del Cardenal Mayer a los Obispos Norteamericanos de fecha 20 de marzo de 1991 - Protocolo Nº 500/90).