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El latín en la Liturgia

 

Continuando con la serie de profundizaciones preparadas por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, ofrecemos hoy nuestra traducción del artículo titulado: “El uso de la lengua latina”.

 

El latín es, sin duda, la lengua más longeva de la liturgia romana: se la utiliza, de hecho, desde hace más de dieciséis siglos, es decir, desde cuando se perfeccionó en Roma, bajo el Papa Dámaso († 384), el paso del griego a esta lengua. Los libros litúrgicos oficiales del Rito Romano son, por lo tanto, publicados hasta hoy en latín (editio typica).

 

El Código de Derecho Canónico, en el can. 928, establece: “La celebración eucarística hágase en lengua latina, o en otra lengua con tal que los textos litúrgicos hayan sido legítimamente aprobados”. Este canon traduce de modo sintético, y teniendo presente la situación actual, la enseñanza de la Constitución litúrgica del Concilio Vaticano II.

 

En el célebre n. 36, la Sacrosanctum Concilium establece como principio:

 

“Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular” (§ 1).

 

En este sentido, el Código afirma en primer lugar: “La celebración eucarística hágase en lengua latina”.

 

En los siguientes incisos, la Sacrosanctum Concilium admite la posibilidad de utilizar también las lenguas nacionales:

 

“Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas ocasiones, tanto en la Misa como en la administración de los Sacramentos y en otras partes de la Liturgia, se le podrá dar mayor cabida, ante todo, en las lecturas y moniciones, en algunas oraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta materia se establecen para cada caso en los capítulos siguientes” (§ 2).

 

“Supuesto el cumplimiento de estas normas, será de incumbencia de la competente autoridad eclesiástica territorial, de la que se habla en el artículo 22, 2, determinar si ha de usarse la lengua vernácula y en qué extensión; si hiciera falta se consultará a los Obispos de las regiones limítrofes de la misma lengua. Estas decisiones tienen que ser aceptadas, es decir, confirmadas por la Sede Apostólica” (§ 3).

 

“La traducción del texto latino a la lengua vernácula, que ha de usarse en la Liturgia, debe ser aprobada por la competente autoridad eclesiástica territorial antes mencionada” (§ 4).

 

En base a estos sucesivos incisos, el Código añade: “…o en otra lengua con tal que los textos litúrgicos hayan sido legítimamente aprobados”.

 

Como se ve, también en las actuales disposiciones normativas, la lengua latina sigue estando aún en el primer lugar, como aquella que la Iglesia prefiere en línea de principio, aún reconociendo que la lengua nacional puede resultar útil para los fieles. En la situación concreta actual, la celebración en latín se ha vuelto más bien poco común. Se trata de un motivo mayor para que, en la liturgia pontificia (pero no sólo en ella), el latín sea custodiado como preciosa herencia de la tradición litúrgica de Occidente. No por casualidad el siervo de Dios Juan Pablo II recordó:

 

“La Iglesia romana tiene especiales deberes, con el latín, espléndida lengua de la antigua Roma, y debe manifestarlo siempre que se presente ocasión” (Dominicae cenae, n. 10).

 

En continuidad con el Magisterio de su Predecesor, Benedicto XVI, además de desear un mayor uso de la lengua tradicional en la celebración litúrgica, en particular con ocasión de celebraciones que se realizan durante encuentros internacionales, escribió:

 

“Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; y se ha de procurar que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en gregoriano algunas partes de la liturgia” (Sacramentum Caritatis, n. 62).

 

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Fuente: Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice

 

 

 

La Lengua Latina.

 

¿Por qué erradicaron el latín de la Misa? (1)

"La herejía anti-litúrgica"

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Texto tomado de "Las Instituciones Litúrgicas", Vol.I, Cap.IV, de Mons. Próspero Gueranger O.S.B. (en la foto), fundador y Abad del famoso monasterio de Solesmes, restaurador de la Sagrada Liturgia, y una de las personalidades más insignes del movimiento ultramontano francés del siglo XIX:

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Para dar una idea de los estragos de la secta antilitúrgica nos parece necesario examinar lo que los pretendidos reformadores de la cristiandad han estado haciendo durante tres siglos, y presentar un cuadro integral de sus hechos y su doctrina de "purificar" el culto divino.

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Nada podría ser más instructivo e indicado para ayudar a comprender las causas de la rápida propagación del protestantismo. Veremos así la sabiduría diabólica en acción, dando golpes certeros, y provocando infaliblemente enormes consecuencias. La primera característica de la herejía antilitúrgica es el odio a la Tradición tal como se encuentra en las fórmulas usadas en el culto divino. ...

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Cualquier sectario que quiere introducir una nueva doctrina se encuentra, infaliblemente, enfrentado con la liturgia, que es tradición en lo más firme y en lo mejor, y no puede descansar hasta haber silenciado esa voz y haber arrancado esas páginas que recuerdan la fe de siglos pasados. En realidad ¿cómo pudieron el luteranismo, el calvinismo, el anglicanismo, establecerse y mantener su influencia sobre las masas?

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Todo lo que debieron hacer fue sustituir nuevos libros y nuevas fórmulas, y su obra estuvo hecha. Ya no habría nada que molestara a los nuevos maestros; podían seguir predicando como quisieran; desde ese momento, la fe de la gente estaba indefensa...

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...el segundo principio de la secta antilitúrgica: sustituir las fórmulas de las enseñanzas eclesiásticas con lecturas de las Sagradas Escrituras... Desde hace muchos siglos sabemos que la preferencia dada por todos los herejes a las Sagradas Escrituras, por sobre las definiciones de la Iglesia, no tiene otra razón que facilitar que la palabra de Dios diga todo cuanto ellos quieren que diga y manipularla a voluntad...

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El tercer principio de los herejes concerniente a la reforma de la Liturgia es que habiendo eliminado las fórmulas eclesiásticas y proclamado la absoluta necesidad de usar solamente las palabras de la Escritura en el culto divino, y habiendo visto que la Sagrada Escritura no se somete siempre a todos sus propósitos como ellos quisieran, su tercer principio, decimos, es fabricar e introducir varias fórmulas llenas de perfidia, por las cuales la gente es movida a engaño con mayor seguridad y así será consolidada en los siglos próximos toda la estructura de la impía reforma...

Todos los sectarios sin excepción empiezan con la reinvidicación de los derechos de la antigüedad. Quieren extirpar, dicen, del cristianismo todo cuanto los errores y pasiones de los hombres le han insertado, todo cuanto es falso e indigno de Dios. Todo lo que quieren, afirman, es volver a la época de la primitiva pureza y pretenden volver así a la cuna de las instituciones cristianas. A ese fin podan, borran, cortan; todo cae bajo sus golpes, y cuando se espera ver reaparecer la pureza original del culto divino, ellos mismos se encuentran cargando con fórmulas que datan de la noche anterior, pues ellos las han creado: son incuestionablemente humanas, dado que el que las creó está aún vivo…

 

¿Por qué erradicaron el latín de la Misa? (2)

"El odio al latín es innato en todos los enemigos de Roma"

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Continuación del texto tomado de "Las Instituciones Litúrgicas", Vol.I, Cap.IV, de Mons. Próspero Gueranger O.S.B. (en la foto), fundador y Abad del famoso monasterio de Solesmes, restaurador de la Sagrada Liturgia, y una de las personalidades más insignes del movimiento ultramontano francés del siglo XIX:

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Puesto que la reforma litúrgica es llevada a cabo por los sectarios con la misma finalidad que la reforma del dogma, de la cual es su consecuencia... se sienten llevados a quitar de la Liturgia todas las ceremonias, todas las fórmulas que expresen los misterios...

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No más sacramentales, bendiciones, imágenes, reliquias de santos, procesiones, peregrinaciones, etcétera. No más altar, solamente una mesa; no más sacrificio, como en toda religión, sino sólo una comida...

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Dado que la reforma litúrgica tuvo por uno de sus principales objetivos la abolición de los actos y fórmulas de significado místico, es una lógica consecuencia de ello que sus autores deban reivindicar el uso del vernáculo en el culto divino. A los ojos de los sectarios éste es un punto importantísimo. El culto no es cosa secreta. La gente, dicen, debe comprender lo que canta.

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El odio al latín es innato en el corazón de todos los enemigos de Roma. Lo reconocen como el vínculo entre todos los católicos en todo el universo, como el arsenal de la ortodoxia contra todas las sutilezas del espíritu sectario. Lo consideran el arma más eficaz del papado. El espíritu de rebeldía que los lleva a confiar la oración universal al idioma de cada pueblo, de cada provincia, de cada siglo, ha dado por otra parte sus frutos y los reformados mismos perciben a cada momento que los católicos, a pesar de sus oraciones en latín, saborean mejor y cumplen con mayor celo que los protestantes los deberes del culto.

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En las iglesias católicas el culto divino se lleva a cabo a toda hora. El fiel católico que asiste a él deja su lengua materna en la puerta. Fuera del sermón no oye más que palabras misteriosas que, incluso, no son oídas en el momento más solemne del Canon de la Misa. Sin embargo, este misterio le encanta de tal modo que no siente celos de la suerte de los protestantes, aunque éstos no oigan una sola palabra sin percibir su significado...

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Debemos admitir que el haber declarado la guerra a la lengua sagrada ha sido un golpe maestro del protestantismo. Si alguna vez tuviera éxito en destruirla estaría ciertamente en el camino de la victoria. Expuesta a miradas profanas, como una virgen que ha sido violada, desde ese momento la Liturgia ha perdido mucho de su carácter sagrado, y muy pronto la gente pensará que ya no vale la pena dejar de lado una tarea o un entretenimiento para ir a oír lo que se dice de la misma manera que en el mercado...

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Al arrancar de la Liturgia el misterio que humilla a la razón, el protestantismo tuvo cuidado de no olvidar su consecuencia práctica, esto es, la liberación del esfuerzo y agobio del cuerpo impuestos por las reglas de la Liturgia "papista". Ante todo, basta de ayuno, basta de abstinencia, basta de genuflexiones en la oración...

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Éstas son las principales máximas de la secta antilitúrgica. Ciertamente, no hemos exagerado en ningún sentido. Todo cuanto hemos hecho ha sido revelar las doctrinas centenares de veces profesadas en los escritos de Lutero, Calvino, los ciento un signatarios de Magdeburgo, de Hospinien, Kemnitz, etc. Esos libros son de fácil consulta. Es decir, que lo que resulta de ellos es visible a los ojos de todo el mundo. Hemos creído útil arrojar una luz sobre los principales rasgos del sectarismo. Es siempre provechoso conocer el error... Toca ahora al lógico católico sacar las conclusiones.

 

 

Publicado por El observador -

El uso del Latín

 

El empleo del latín ofrece en la liturgia católica una garantía de unidad. En Roma, en Madrid, en París, en Nueva York, en Australia, se celebra la misma Misa, se canta el mismo Credo. Si en el curso de un largo viaje entramos en una Iglesia, no nos sentimos en ella en país desconocido. Estamos en cierto modo en nuestra casa.

 

En las misas cantadas sólo se empleará el latín, por los sacerdotes, ministros, coro y fieles.

 

En las misas rezadas, el celebrante, su ayudante y los fieles que en alta voz dicen las partes que les tocan, sólo usarán el latín. Si además de esta participación litúrgica directa, quieren los fieles hacer algunas preces o cantar algunos cánticos populares, según costumbre, pueden hacerlo en su lengua vulgar.

 

También en las misas rezadas todo el Pater noster, que es la antigua oración apropiada para la comunión, puede ser recitado por los fieles junto con el celebrante, pero solamente en latín; y todos dicen al final: Amén.

 

 

 

Toda recitación en lengua vulgar está prohibida.

 

La pronunciación del latín puede hacerse conforme a la propia de cada país. Tiende a generalizarse la pronunciación italiana; pero debe ser enseñada de viva voz.

La Misa en Latín

 

 

1. ¿Por qué razón en la Santa Misa se emplea el latín?

La Misa en latín con frecuencia se denomina “Misa Tridentina", en referencia al hecho de que fue codificada por San Pío V poco después del Concilio de Trento (1545-1563), de donde proviene el término “Tridentino.” Contrario a lo que algunas personas piensan, San Pío V no creó una nueva Misa, sino unificó toda la Liturgia existente: Ordenando y estructurándola bajo un “Ordo,” de tal manera; que toda la Liturgia de la Iglesia permaneciera sin mutación con el correr de los Siglos. Su Bula “Quo Primum Tempore” no solamente declaró que había que mantener la Misa permanentemente inalterable, sino también prohibió la introducción de nuevas Liturgias en la Misa. La Misa en Latín puede de hecho llamarse Misa de los Apóstoles, porque data del tiempo de Nuestro Señor y de los Apóstoles. Los pormenores de las primeras Liturgias se asemejan a la Misa en Latín en sus detalles esenciales.

2. ¿Originalmente en qué idioma se decía la Santa Misa en la Iglesia?

La Misa se decía originalmente en Arameo o Hebreo, puesto que estas eran las lenguas que hablaban Cristo y los Apóstoles; las expresiones: “Amen, Alleluia, Hosanna y Sabbaoth” son palabras Arameas que se mantuvieron y aun permanecen actualmente en la Santa Misa en Latín. Cuando la Iglesia se extendió por todo el mundo gentil en el Siglo I; adoptó el Griego en su Liturgia porque este era el Idioma común del Imperio Romano. El uso del Griego continuó hasta el siglo II y parte del siglo III. El Kyrie eléison, y el Símbolo Litúrgico IHS (deriva de la palabra Jesús en Griego) son una prueba viva del uso de este Idioma en la Liturgia de la Iglesia; pues permanecen aun en la Santa Misa en Latín. Las Misas Romanas iniciales se encuentran en los escritos de San Justo “que datan del año 150 del Cristianismo” y también en los de San Hipólito del “año 215.” El Latín finalmente remplazó al griego como lengua oficial del Imperio.

3. ¿Desde cuándo se usa el latín en la Iglesia?

Hacia el año 250 de la fundación de la Iglesia, la Misa se decía en Latín en la mayor parte del mundo Romano. Incluyendo las ciudades del Norte de África y de Italia, como Milán. La Iglesia en el Imperio Occidental adoptó el latín en la Misa al rededor del año 380 del Cristianismo. El Canon de la Santa Misa en latín, como lo conocemos actualmente, ya estaba completo para el año 399 del Cristianismo. El Latín dejó de ser lengua vernácula hacia los Siglos VII y IX; sin embargo, la Misa siguió ofreciéndose en Latín porque mucha de su Liturgia ya había sido creada en esa lengua. Los Santos Padres de la Iglesia, por entonces, no vieron razón alguna para adoptar las nuevas lenguas vernáculas que estaban en desarrollo al rededor del mundo conocido. Este fue un medio providencial; por que el latín, aunque lengua muerta, sirvió como medio de comunicación en la Iglesia y a través de los Siglos. Sin duda era este el medio por el cual, Dios prometiera en el santo Evangelio, que estaría con nosotros hasta el fin de los tiempos; esto es parte del Plan de Dios para preservar a su Iglesia hasta el final.

4. ¿Qué razones tuvo la Santa Iglesia para mandar que se oficiara la Misa en Latín?

El único objetivo de San Pío V al mandar codificar la Misa, no fue sino el de la unidad de la Iglesia, la única de las razones de peso; por la que se asegura la unidad en el culto católico y se evita la disparidad de rito, el único medio era la uniformidad en el idioma, y así se preservaría no solo de cisma sino también de los errores que pudieran ser introducidos. Mandó San Pío V fuese dicha, la Misa en lo que sería en adelante el idioma oficial de la Santa Iglesia: “El Latín.”

5. ¿Cómo asegurar la perpetuidad de los ritos católicos, a través de tanta diversidad de idiomas, naciones, costumbres y que además esas mismas diferencias cambiarían a través del correr de los años?

Las razones son evidentes, había que asegurarse de que el idioma que la Iglesia tomara como oficial, no fuera modificado a través de los tiempos y los lugares; pues la historia nos demuestra que los vocablos de los idiomas cambian de significado o se introducen modismos, por el habla popular con el tiempo.

Hasta los reformistas protestantes reconocen la conexión entre las enseñanzas de la Iglesia y la Misa. Lutero creyó que eliminando la Misa, podría derrocar al papado. El y otros reformistas protestantes se dedicaron a erradicar la noción del sacrificio de sus liturgias “reformadas.” Eliminaron los altares y los crucifijos, y las lecturas de las Escrituras y los sermones remplazaron el concepto de la Real Presencia de Cristo en el Sagrado Sacramento. Esto se fue haciendo gradualmente, para que los católicos quienes, después de todo, iban a las mismas iglesias y con frecuencia tenían los mismos pastores, difícilmente se dieran cuenta de que poco a poco se iban convirtiendo en protestantes.

La repuesta sabia de la Iglesia, a todas estas incógnitas preocupantes, las soluciona adoptando una lengua que en sí misma sea inalterable, inmutable en lo esencial de sus vocablos.

6. ¿Qué lengua entre el Griego, Latín, Hebreo y el llamado Siríaco-Arameo resolvía éstas incógnitas?

El Latín ofrecía esta garantía; es por eso que se mandó, se adoptase en toda la Liturgia de la Iglesia: “El Latín lengua muerta” a excepción de los ritos católicos que tuvieran más de 200 años de existencia. Son por estas razones y no por otras, por las que se dice la Misa en Latín (lengua muerta). Como no se habla actualmente como lengua vernácula de país alguno; las palabras en Latín no cambian de significado. Por ejemplo el idioma inglés será más fácil de entender, pero a causa del habla popular, los coloquialismos, y la influencia de los regionalismos, las palabras que usamos varían de significado de un sitio a otro y de un año a otro. Como lo dijo su Santidad Pío XII de feliz memoria: “El uso del Latín”es una señal hermosa y manifiesta de la unidad, así como un antídoto efectivo contra cualquier corrupción en la verdad doctrinal” (Mediator Dei).

7. ¿Qué podemos decir de las personas que objetan que hay dificultad actualmente para entender el latín por lo que les resulta aburrida la Misa?

Es evidente, están olvidando que el acto de Adoración Supremo (Misa) no es una reunión social que sirva para halagar a los sentidos ni mucho menos un estímulo para favorecer el sentimentalismo; muy al contrario es la “Aceptación de la soberanía infinita de Dios y de sus perfecciones con la sumisión absoluta de la criatura para con su Señor y Creador. Nos encontramos por desgracia en una situación en donde los modismos y costumbres en los Idiomas se suceden una y otra vez sin interrupción; de tal manera que al cabo de solo 2 o 3 años ya no tienen el mismo significado tal o cual palabra, la prueba esta en que experimentamos cambios en la forma de hablar de las generaciones pasadas a las actuales y sin embargo lo aceptamos gustosos. Entonces, ¿ Porqué no aceptar un Idioma que además de ser Mandado por la Iglesia Católica es a la vez una garantía de seguridad que preserva a nuestra Fe Católica de todo contagio de error y de corrupción?. Para los que se quejan de no entender el latín no es sino una manera fácil de justificar su falta de piedad y de Fe y por este motivo culpan a un Idioma que facilita la unidad de la Iglesia y que además a sido Inspirado por el Espíritu Santo y por eso se conforman con el progresismo religioso de los templos actuales; condenado por la Santa Iglesia.

8. ¿ Cuál es la manera Católica de guiarnos cuando asistimos los domingos a las Misas en latín?

Existe una diversidad de Misales que traen el texto en Latín y adjunto la traducción en el idioma de cada país; recordemos que el culto de “dulía que ofrecemos a los Santos” y el culto de “latría o de adoración que es el que se tributa solo a Dios” lo hacemos conforme lo manda la Santa Iglesia y que éste solo hecho debe bastarnos para satisfacer nuestras exigencias de entender el Latín, pues aunque por el oído no lo entendamos sabemos que adoramos a Dios de la manera como quiere ser adorado, del modo, forma y medida que el Espíritu Santo a proporcionado a su Iglesia. Sus Ministros lo entienden y nos trasmiten los sentimientos de la Iglesia en cada mínimo gesto litúrgico; y basta con que ellos nos expliquen con claridad cada parte del culto oficial de la Iglesia que es: “la Liturgia” y como consecuencia el Centro de ella “La Santa Misa.”

9. ¡Qué es lo que sucede actualmente! ¿Porqué razón, no se ofician más Misas Católicas, es decir, en el Idioma Oficial y con las disposiciones mandadas y ordenadas por la Iglesia?

La razón es que las Misas que se dicen a partir del 20 de Noviembre de 1960, mandadas por Pablo VI (Montini), no son ya Misas Católicas, puesto que se separan de una manera impresionante de la Misa Tridentina (Cardenal Ottaviani); el Novus Ordo Missae o nueva Misa; no es ni será jamás un ordo católico; muy al contrario no representa mas que un Misal arreglado y ordenado a merced de las aspiraciones protestantes: la Nueva Misa, no representa más que el sueño dorado del Pérfido Martín Lutero; pues su máxima favorita era: “¡Destruíd la Misa y Habréis acabado con Papado!” Y en efecto se cortó el canal de la gracia (la Misa) que es el centro de toda la liturgia; y se consiguió lo que aspiraban, protestantizar a la que ellos consideraban su enemigo acérrimo la “Iglesia Católica”. La nueva Misa es en verdad una asamblea protestante. Ella es el reflejo vivo de la secta protestante; y en honor a la verdad si Ud. ¡No lo cree!, lo insto a que lo compruebe con sus propios ojos, si puede Ud. encontrar alguna diferencia entre una asamblea protestante Y la Misa nueva; basta con presenciar personalmente las dos Asambleas; la protestante y la que dicen en los templos modernos mal llamados católicos.

10.- ¿Cuáles fueron las consecuencias al querer imponer a todos los sacerdotes la nueva Misa?

Aunque la Misa en Latín data del año 150 del Cristianismo, el advenimiento de la nueva Misa Protestante (Novus Ordo Missae) hecha oficial por Pablo VI el 22 de Marzo de 1970, causó la Apostasía de muchos Sacerdotes. Pero también la reacción de muchos otros que permanecieron fieles a las Enseñanzas de la Iglesia, los cuales concientes de la importancia de la Unidad cuya nota, es la principal para conocer la Verdadera Religión; han continuado Oficiando la Santa Misa tal como fue codificada por la Santa Iglesia poco después del Concilio de Trento, sin agregar ni disminuir nada de lo que allí establecieron; según aquello del conmonitorio: “no traspases los límites que han establecido vuestros antepasados”.

11. ¡Acaso la Liturgia no puede acomodarse a las necesidades de los tiempos actuales! ¿Porqué la Misa en latín es tan importante para ustedes?

El Papa Pío XII declara expresamente que la Sagrada Liturgia está íntimamente vinculada a las verdades de la Fe Católica y por lo tanto debe conformarse a ella y reflejar esas verdades; no podemos so pretexto, de acomodar la Liturgia a las exigencias de los pueblos y de los tiempos modernos, comprometer una sola Verdad de Fe; es absolutamente importante conservar inalterable la Liturgia para que ella sirva actualmente salvaguardando la integridad de la Fe (Mediator Dei). Si la Liturgia en este sentido representa el depósito de la Fe Católica, resultaría herético y sacrílego, querer acomodar la Santa Misa a merced del capricho humano, atropellando con ello toda una tradición infalible.

12. Estimo que el latín es una lengua anticuada ¿Acaso no se opone al progresismo cultural de los pueblos?

No podemos objetar el que una lengua como el latín haya pasado de uso en estos tiempos tan modernos o el que peligremos habernos quedado anclados en el Siglo XV; como afirman muchas personas de juicio ligero. Contrario a estos criterios equívocos, no solamente afirmamos que quedamos anclados en el Siglo XV sino en el año 33 de Nuestro Señor; por eso cuando se nos acusa de novedosos podemos responderles: “no hay nada más nuevo que permanecer en los Orígenes”.( Sta. Teresa de Jesús) No es pues la Misa en latín, una manera selectiva o novedosa de oficiarla ni tampoco elitista o exclusivista, todo lo contrario, es la única manera católica, es decir, Universal de oficiarla, acomodada para que sea escuchada por toda persona bautizada del mundo sin importar la Nacionalidad que tuviera (Chino, Alemán, Norteamericano etc.). Esta fue la intención de la Iglesia al mandar codificar la Misa en una lengua que a través de los tiempos y los lugares no sufriera cambios, pues pertenecemos a la Iglesia Católica que es Una: en el Bautismo, Una en los Sacramentos, Una en la Fe; como dice el Apóstol San Pablo. Por estas razones, la Iglesia siempre ha protegido cuidadosamente el texto de la Misa, para evitar que se incorporen a la Liturgia errores doctrinales. La Misa tradicional en latín es entonces la expresión perfecta de las verdades inmanentes de la Iglesia Católica. Hasta los protestantes reformistas reconocen la conexión entre las enseñanzas de la Iglesia y la Misa. Lutero creyó que eliminando la Misa, podría derrocar el Papado. El y todos los demás protestantes se dedicaron a quitar la Noción de Sacrificio de sus Liturgias, “inventadas” por ellos: eliminaron los altares y los crucifijos, y las lecturas de las Escrituras y los sermones reemplazaron el concepto de la Real Presencia de Cristo en el Sagrado Sacramento. Esto se fue haciendo de un modo gradual y despacio para que los Católicos, quienes después de todo, observaban atónitos los cambios y novedades que se iban introduciendo en sus iglesias, ni siquiera advirtiesen que se iban convirtiendo en protestantes.

13.- ¿Cuál fue el origen de la nueva Misa conocida como: “NOVUS ORDO MISSAE”?

Desde principios de la década de los 60's muchos de estos primeros cambios se fueron gradualmente introduciendo en las iglesias Católicas. fue entonces en ésta época cuando la Misa experimentó cambios por una comisión del Vaticano II asistida por seis protestantes. En la nueva Liturgia que arreglaron ellos no hay referencias a la Misa como un sacrificio, pues la definen como: “El memorial del Señor” y se identifica perfectamente con el servicio protestante. Al transformar toda la Liturgia alejándose impresionantemente de la Teología Católica, éstas reformas han demostrado a la sociedad que los nuevos cambios litúrgicos solo conducen a una total desorientación en los Católicos que dieron señales de indiferencia y de disminución de la Fe, otros pasaron por una torturante crisis de conciencia y finalmente miles apostataron; pues la nueva Misa no era ya la expresión de una Fe Católica sino la de una nueva religión ecuménica.

14.- ¿Acaso no debe la liturgia acomodarse a las necesidades de las culturas y de los pueblos para Evangelizarlos?

La Misa es el acto supremo de Adoración a Dios, quién está por sobre el tiempo, las lenguas y las culturas. La finalidad de la Misa es honrar a Dios y Adorarlo. Durante Siglos, un Católico podía asistir a la Misa en cualquier parte del mundo y siempre hallaba la misma forma Católica de seguirla y cumplir con el precepto. Si pudiésemos viajar a través del tiempo, encontraríamos la misma Verdad: una Misa ofrecida por un sacerdote Católico que viviera en Roma en el año 570 sería igual a una ofrecida por un sacerdote que viviera en Nagasaki en 1940, o la de un sacerdote del Monte San Miguel en el año 2002. Este hecho refleja claramente dos de las cuatro Notas de la Iglesia Católica; su Unidad y su Catolicidad en relación con el tiempo y el espacio.

15.- ¿Cuáles son los fines de la Santa Misa?

Recordando nuestro Catecismo; los propósitos por los que se ofrece la Misa son:

1) Adorar a Dios como Señor y Creador

2) Darle gracias a Dios por todos los favores recibidos

3) Pedir a Dios que derrame sus bendiciones sobre todos los hombres

4) Satisfacer la Justicia de Dios por los pecados que se cometen.

La Misa es, aún más, la Adoración pública ofrecida por la Iglesia entera a Dios a través de Jesucristo, quién, como el Sumo Sacerdote Eterno se ofrece de nuevo a su Eterno Padre como lo hiciera en la Cruz. Él es el Cordero de Dios, la Víctima sin mancha cuyo sacrificio lava los pecados del mundo. La Misa, es entonces el cumplimiento de la profecía: “De Levante a Poniente, grande es mi Nombre entre las naciones, y en todo lugar se sacrifica y se ofrece al Nombre Mío una ofrenda pura” (Mal. I, 11).