Significado del logo del Annus Sacerdotalis:

La iconografía corresponde a aquella del Sagrado Corazón, como hecho de que la Jornada anual de la santificación sacerdotal ha siempre coincidido, desde su institución, con la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Es por eso que inmediatamente presenta el tema de la específica santidad a la que es llamado el ministro sagrado.

La
visibilidad del Corazón, que expande sus rayos, hace recordar la frase del Santo Cura de Ars, quien define el sacerdocio como “el amor del Corazón de Jesús” (“Le Sacerdoce, c’est l’amour du Coeur de Jésus” (en Le curé d’Ars. Sa pensée – Son Coeur. Présentés par l’Abbé Bernard Nodet, éd. Xavier Mappus, Foi Vivante 1966, p. 98. La expresión aparece citada también en el Catecismo de la Iglesia católica, n. 1589).

La
estola, que reviste la figura de Jesús, lleva a considerar su Ser de Sumo y Eterno Sacerdote y el hecho de que todo presbítero debe constituir continuidad de aquel Único Sacerdote en la historia y entre las futuras generaciones.



Los
brazos abiertos quieren manifestar la forma típica orante y de meditación, que son propias del sacerdote. Las llagas en las manos y en el costado, visibles en la figura del logo, recuerdan el único sacrificio redentor y quieren dar a conocer la satisfacción vicaria y la total entrega de sí, típicas en el sacerdocio. La actitud de acoger parece que quiere decir: Venite ad me, omnes, qui laboratis et onerati estis, et ego reficiam vos. “Venid a mi todos los que estáis cansados y oprimidos que yo os aliviaré” (Mt 11, 28). Invitación consoladora para cada sacerdote, que sufre la fatiga del trabajo diario movido por la caridad pastoral, también en los campos más áridos y llenos de piedras y que, a su vez, muestra la misma actitud a favor de aquellos que le son cercanos, como de aquellos lejanos.

 

 

“In Laudem Sacerdoti Christi.”

Seccion en defensA del sacerdocio Catolico

 

¡Oh, Jesús! Sacerdote Eterno. Guarda a estos tus siervos en el recinto de Tu Corazón, donde nadie pueda hacerles daño. Guarda inmaculadas sus consagradas, manos que a diario tocan Tu Sagrado Cuerpo. Guarda puro sus labios diariamente enrojecidos con tu Preciosa Sangre. Guarda puros sus corazones, sellados con el sublime carácter de Tu Sacerdocio. Haz que tu amor los envuelva y separe del contagio del mundo. Bendice, sus trabajos con frutos abundantes y sean las almas por ellos dirigidas y administradas su consuelo aquí en la tierra y luego su hermosa corona en el cielo. Amen.

 

Señor, danos sacerdotes.

Señor, danos muchos sacerdotes.

Señor, danos muchos sacerdotes santos.

 

¡Oh, María! Reina del Clero. Rogad por los sacerdotes y seminaristas.

Ntro. Sr. Jesucristo

Sumo y Eterno Sacerdote.

 “El sacerdocio católico es el amor del Corazón de Jesús.” Solía decir el santo Cura de Ars, quien ha sido declarado por SS. Benedicto XVI, en la Misa de Clausura de este Año Sacerdotal, patrono de todos los sacerdotes del mundo. Hasta entonces San Juan Maria Vianney era únicamente patrono de los párrocos.

 

Les dejamos con algunos de sus pensamientos:

 

-”!El sacerdote es un hombre que ocupa el puesto de Dios., un hombre que esta revestido con todos los poderes de Dios! Mirad el poder del sacerdote, la lengua del sacerdote; de un trozo de pan , hace a Dios. Es algo mas grande que crear al mundo.”

 

-”El sacerdote es quien pone a Dios sobre la tierra, como otro mediador ente el Señor y el pobre pecador, como el mismo es entre nosotros y el Padre Eterno.”

 

-Cuando se quiere destruir la religión, se comienza por atacar al sacerdote, porque allá donde no hay sacerdote, no hay sacrificio, y donde no hay sacrificio, no hay religión.

 

-!Oh, que grande es el sacerdote! Si desapareciese el sacramento del orden no tendríamos al Señor. Después de Dios el sacerdote lo es todo. El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús.

 

San Juan Mª Vianney.

Patrono de todos los sacerdotes del mundo.

CUANDO SE PIENSA... que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote...

CUANDO SE PIENSA... que ni los ángeles ni los arcángeles, ni Miguel ni Gabriel ni Rafael, ni príncipe alguno de aquellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo que un sacerdote...

CUANDO SE PIENSA... que Nuestro Señor Jesucristo en la última Cena realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores y fue el convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote...

CUANDO SE PIENSA... en el otro milagro que solamente un sacerdote puede realizar: perdonar los pecados y que lo que él ata en el fondo de su humilde confesionario... Dios obligado por su propia palabra, lo ata en el cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata Dios.

CUANDO SE PIENSA... que la humanidad se ha redimido y que el mundo subsiste porque hay hombres y mujeres que se alimentan cada día de ese Cuerpo y de esa Sangre redentora que sólo un sacerdote puede realizar... Cuando se piensa que el mundo moriría de la peor hambre si llegara a faltarle ese poquito de pan y ese poquito de vino...

CUANDO SE PIENSA... que eso puede ocurrir, porque están faltando las vocaciones sacerdotales; y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes gritarán de hambre y de angustia, y pedirán ese pan, y no habrá quien se los dé; y pedirán la absolución de sus culpas, y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos por el mayor de los espantos...

CUANDO SE PIENSA... que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él.

CUANDO SE PIENSA... que un sacerdote cuando celebra en el altar tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí actuando el mayor milagro de Dios...

CUANDO SE PIENSA TODO ESTO, uno comprende...

Uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales...

Uno comprende el afán con que en tiempos antiguos, cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal.

Uno comprende el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes, lo que se refleja en las leyes.

Uno comprende que el peor crimen que puede cometer alguien es impedir o desalentar una vocación.

Uno comprende que provocar una apostasía es ser como Judas y vender a Cristo de nuevo.

Uno comprende que si un padre o una madre obstruyen la vocación sacerdotal de un hijo, es como si renunciaran a un título de nobleza incomparable.

Uno comprende que dar para construir o mantener un seminario o un noviciado es multiplicar los nacimientos del Redentor.

Uno comprende que dar para costear los estudios de un joven seminarista o de un novicio, es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre que durante media hora, cada día, será mucho más que todas las dignidades de la tierra y que todos los santos del cielo. Pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo.

!Que nada ni nadie, Señor, pueda empañar la gloria y santidad del sacerdocio católico!

Carta de un sacerdote salesiano a:

“The New York Times.”

 

 

El Padre Martín Lasarte, es un misionero salesiano uruguayo, que lleva desempeñando su ministerio sacerdotal en Angola-África, cerca de 20 años. Este presbítero católico ha dirigido el pasado mes de Abril del 2010, una carta abierta al periódico estadounidense “The New York Times”, frente a su continua campana mediática difamatoria contra la Iglesia Católica y, muy particularmente contra el santo Padre Benedicto XVI, mas allá del doloroso escándalo por los sacerdotes por sus conductas sexuales aberrantes.

Bien es conocida la tendencia anticlerical de esta publicación neoyorquina. Solo por poner un ejemplo, los días previos al conclave del actual Papa, publicó en sus paginas un articulo muy poco ecuánime, en el que analizaba a una veintena de purpurados con posibilidades a acceder al solio pontificio.

 

 

En este escrito se dejo de manifiesto una aversión nada disimulada, hacia el que era entonces, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Joseph Ratzinger.

Ante las ultimas difamaciones de este envilecido diario, no es de extrañar que algunos sacerdotes, opten por manifestar orgullosos su vocación, y expliquen, sin reservas, lo que esta significa. Tal es el caso de Don Martín Lasarte, cuyo testimonio sincero dirigido al rotativo americano nos complacemos en reproducir a continuación.

Mas que hermoso es ejemplar. Sirva por tanto de testimonio de lo que es en verdad el Sacerdocio Católico.

 

                                     “Difundan los buenos libros  y  opónganse  enérgicamente a la difusión de la prensa irreligiosa e inmoral. (San Juan Bosco)

Santa Teresita del Niño Jesús.

Cuida de todos nuestros sacerdotes

Oremos por nuestros seminaristas.

Un sacerdote es:

-Una parroquia que no muere.

-Una iglesia que no hay que cerrar.

-Un sagrario donde siempre está Jesús;

En la Santa Hostia, consolando y bendiciendo.

 

Un sacerdote es:

-Una Misa cada día durante 20,30,50 años

-Es una multitud de niños bautizados, de jóvenes instruidos

En la religión y de ancianos llevados a la santidad.

-Es un sinnúmero de enfermos visitados, consolados, santificados y salvados.

-Es una muchedumbre de pecadores convertidos y

De desesperados librados de su desesperación.

 

Un sacerdote es:

-Un ejercito de almas salvadas de la angustia, del vicio, de las malas costumbres.

-Es un rebano inmenso de moribundos , conducidos en la paz de Dios hasta las puertas del sepulcro y de la eterna salvación.

Por eso bien vale la pena elegir el sacerdocio como vocación y animar a los que tiene esta vocación.

Te encomendamos, señor, la perseverancia en la vocación de todos nuestros seminaristas, particularmente de N. y N.  por quienes te rogamos hoy.

Acompáñales en su formación, asísteles en sus estudios y trabajos  y finalmente bendíceles concediéndoles por intercesión del Inmaculado Corazón de María un ardiente deseo de santidad, celo constante por la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, junto a todas aquellas gracias que mas necesitan para alcanzar el ideal al que tu les has llamado, y así un día puedan ascender las gradas del altar para ofrecer el sacrificio puro  santo y alcanzarnos tu  infinita misericordia. Amén.

Mons. Michel Sailer, Obispo de Ratisbona escribió ésta advertencia: “ Si tiendes la mano derecha para asir con firmeza lo antiguo que ha hecho sus pruebas, y la mano izquierda para introducir algo nuevo, mejor no pongas tu corazón mas que en la única verdad eterna que no cesa de renovarse en lo antiguo, y no niega el esplendor de lo antiguo en lo que es nuevo… Que aquel que quiera reformar la Misa comience por formar sacerdote esclarecidos y santos.”

La Eucaristia viene a calmar la fiebre, ese grito de la pobre naturaeza humana que clama por Dios, porque está hecha para Dios...pero sin sacerdotes no hay Eucaristía.

Orar y acompañar espiritualmente a los sacerdotes.

 

El sacerdote representa  la perfecta y fascinante  humanidad de Jesucristo, vivo y operante. Debemos orar y sacrificarnos por ellos, para que encarnen esta divina misión. De nuestra oración dependerá la eficacia de su acción pastoral, la capacidad de ser verdaderos ministros del Señor, capaces de comunicarle y salvar las almas.

 

Vivimos momentos de pasión en la Iglesia. Se exhibe en picota la infidelidad y aberraciones de unos ministros -¿infiltrados? ¿vividores? - indignos, como paradigma generalizado y abominable del sacerdocio, que es excelso porque encarna en la tierra al mismo Cristo. Decía, admirado, Pedro de Blois: “Dios que no ha querido tener ningún cooperador en la obra de la Creación, quiere tenerlo en la obra de la redención.” Y este coadjutor por excelencia es el sacerdote.

 

La solemnidad del Jueves Santo, tanto en la Misal Crismal, como en la Misa “in Cena Domini”, así como la Solemnidad de Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote son momentos significativos a lo largo del Año Litúrgico, en que los fieles católicos hemos de vivir como jornadas intensas de oración por nuestros sacerdotes, prolongadas al Domingo  llamado del Buen Pastor, el día del Párroco, el día del seminario  o cualquier otro designado por la autoridad competente. Son días para amar y agradecer el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros, pues verdaderamente el sacramento del orden, por medio del cual el Señor constituyó el sacerdocio católico y quiso instituir siempre nuevos pastores, es un don inestimable. Han de ser jornadas de santidad sacerdotal que nos reúnan a todos: pastores y fieles, con un solo corazón y una sola alma, para pedir muchos y santos sacerdotes.

Y han de ser días para agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta. El sacerdote actúa en la persona de Cristo… Perdona con el perdón de Dios, lleva su palabra que se encarna en su propia palabra, perpetua la presencia real de cristo entre nosotros si ha veces nos defrauda su insuficiencia personal, pensemos que ha Dios no le ha estorbado. Consideremos el peso de la dignidad divina que lleva dentro. Y ¡cuantas veces no habremos ayudado a tal o cual sacerdote a superarse! ¡Cuantas lo habremos hundido mas aun en el aislamiento, con la incomprensión y la maledicencia!

Es momento de hablar con valentía de la vida sacerdotal como de un valor inestimable y de una forma de vida esplendida y privilegiada, porque se funda en la Palabra irrevocable de Dios. Porque el sacerdote está al servicio de todos los hombres. Y porque-parafraseando al Cardenal Juan M. Lestiger- su acción no tiene por limite su propia capacidad de obrar sino que se inscribe en la acción de Dios que obra a través de él.

Querríamos hacer llegar a todos los sacerdotes del mundo, el testimonio de nuestro apoyo, de nuestra solidaridad, de nuestro amor… a todos los sacerdotes, pero muy particularmente aquellos que trabajan a favor de la Tradición Católica, les decimos: ¡Gracias queridos sacerdotes!

El sacerdote, en quien el carácter sagrado ha superado al ser humano, lleva con sola su presencia la inquietud y el desasosiego a todo cuanto hay en nosotros de indigno y vergonzoso. Porque donde pisa Cristo se estremece el polvo.

        Paul Claude.

                                                                                                                 Angola, Abril del 2010.                                                                                                                                    

 

Querido Hermano Periodista:

 

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgullo de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

 

Me ocasiona gran dolor el profundo mal que personas, que deberían ser señales de amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabras que justifiquen tales actos. No hay duda de que la iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los mas indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para el ciudad, protección, y prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

 

Veo en muchos medios de información sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema de forma morbosa, investigando en detalle la vida de algún sacerdote pedófilo.  Así  parece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente, ¡todos condenables! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas llenas de preconceptos y hasta odio.

 

Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los mas desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo. Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar a decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto medico en 90. 000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educaciones estos días años y escuelas a mas de 110.000 niños … No es de interés de que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años , el P. Roberto por las noches recorra la ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándoles a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que  alfabetice a cientos de presos; que otros sacerdotes como el P. Stefano , tengan casas de acogida para los chicos que son golpeados, maltratados, violados y buscan un refugio. Tampoco que fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando a los enfermos y desesperados. No es noticia que mas de los 60.000 de los 400.000 sacerdotes existentes, hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros, o huérfanos de padres que fallecieron de SIDA, en escuelas para los mas pobres, centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos … o sobre todo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra de Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo

Y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco con cinco señoras catequistas por ir a ayudar a las áreas rurales  mas recónditas haya muerte en  un accidente  en la calle, que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes  que llegaron a la región … Ninguno pasa los 40 años .

No es noticia acompañar la vida de un sacerdote “normal “ en su diia a diia , en sus dificultades y alegrías , consumiendo su vida a favor de la comunidad a la que sirve. La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la Noche de Pascua . Hace mas ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humildad, busca seguir a Jesús  y servir a sus hermanos . Hay miserias, pobrezas, y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura

Insistir en forma obsesionada y  persecutoria  en un tema perdiendo la visión de conjunto, crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en el cual me siento ofendido. Solo le pido amigo periodista, busque la verdad, el bien y la belleza. Eso le hará noble en su profesión.

En cristo,

 P. Martín Lasarte sdb.

domboscolwena@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

Para Meditar en silencio…

 

-“Amar a Dios y no venerar al Sacerdote... no es posible.”

-“Qué poca finura de espíritu -y qué falta de respeto- supone dedicar bromas y vayas al Sacerdote -quien sea- bajo ningún pretexto!”

-“El Sacerdote -quien sea- es siempre otro Cristo.”

-“Cómo hemos de admirar la pureza sacerdotal! -Es su tesoro. -Ningún tirano podrá arrancar jamás a la Iglesia esta corona.”

-“No me pongas al Sacerdote en el trance de perder su gravedad. Es virtud que, sin envaramiento, necesita tener.

Cómo la pedía - Señor, dame... ochenta años de gravedad!- aquel clérigo joven, nuestro amigo!

Pídela tú también, para el Sacerdocio entero, y habrás hecho una buena cosa.”

 

-“Como los hijos buenos de Noé, cubre con la capa de la caridad las miserias que veas en tu padre, el Sacerdote.”

 

-”Si no tienes veneración suma por el estado sacerdotal y el religioso, no es cierto que ames a la Iglesia de Dios.”

 

 

 

San Josemaría Escriba de Balaguer.

Camino.

"Cuarenta años antes del año 2000, el demonio será dejado suelto por un tiempo para tentar a los hombres. Cuando todo parecerá perdido, Dios mismo, de improviso, pondrá fin a toda maldad. La señal de estos eventos será: cuando los sacerdotes habrán dejado el hábito santo y se vestirán como gente común, las mujeres como hombres y los hombres como mujeres".

(Santa Brígida de Suecia)

La maldición clerical. "El clérigo se laiciza, deja el vestido talar, pierde el tono más ceremonioso...

 

 

PRECES POR LOS SACERDOTES

 

A nuestro Santísimo Padre el Papa,

Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.

A los sucesores de los Apóstoles,

Dales Señor, solicitud paternal por sus

sacerdotes.

A los Obispos puestos por el Espíritu Santo,

Compromételos con sus ovejas, Señor.

A los sacerdotes párrocos,

Enséñales a servir y a no desear ser

servidos, Señor.

A los sacerdotes confesores y directores espirituales,

Hazlos Señor, instrumentos dóciles de

tu Espíritu.

A los sacerdotes que anuncian tu palabra,

Que comuniquen espíritu y vida, Señor.

A los sacerdotes asistentes de apostolado seglar,

Que lo impulsen con su testimonio,

Señor.

A los sacerdotes que trabajan por la juventud,

Que la comprometan contigo, Señor.

A los sacerdotes que trabajan entre los pobres,

Haz que te vean y te sirvan en ellos,

Señor.

A los sacerdotes que atienden a los enfermos,

Que les enseñen el valor del

sufrimiento, Señor.

A los sacerdotes pobres,

Socórrelos, Señor.

A los sacerdotes enfermos,

Sánalos, Señor.

A los sacerdotes ancianos,

Dales alegre esperanza, Señor.

A los sacerdotes tristes y afligidos,

Consuélalos, Señor.

 

 

A todos los sacerdotes,

Dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en Ti, Señor. De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu palabra y conducido hacia Ti.

 

FORMULA BREVE

A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

ORACION

 

Divino Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria de tu Padre, te rogamos por todos los sacerdotes, Señor. Por tu Espíritu Santo llénalos de fe, de celo y amor. Así sea.

 

ORACION PARA OFRECER LA COMUNION POR LOS SACERDOTES

Padre Celestial, para mayor gloria de tu Santo Nombre, te ofrecemos al Verbo Encarnado que acabamos de recibir en el Sacramento de su Amor, y en quien tienes todas tus complacencias. Nos ofrecemos en su unión por manos de María Inmaculada, por la santificación y multiplicación de tus sacerdotes.

 

Derrama en ellos tu Divino Espíritu, enciéndelos en amor a la Cruz y haz muy fecundo su apostolado. Amén.

 

 

OFRECIMIENTO AL VERBO ENCARNADO

Padre Santo, por las manos de María te ofrecemos como víctima al Verbo Encarnado, en quien tienes todas tus complacencias. Impulsados por la caridad que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones, nos ofrecemos constantemente en su unión como hostias vivas y nos sacrificaremos por tu amor en las ocasiones que se nos presenten, implorando gracias para el mundo y la Iglesia, especialmente para los sacerdotes.

 

Jesús, Salvador de los hombres, ¡sálvalos!

 

Carta abierta a los Sacerdotes del mundo…

 

Me atrevo a reproducir una plegaria sacerdotal, a modo de meditación, denuncia profética y  testimonio esperanzador que una vez escuche de un sacerdote sabio. La misma aunque va dirigida especialmente a los sacerdotes, creo es valida también a los seglares, pues mediante su oración este  hombre santo  descubre ante nuestros la belleza del sacerdocio católico, que queda traslucida en su suplica, imagen muchas veces desfigurada por la modernidad luciferiana y otras tantas por el mal ejemplo de quienes siendo ministros sagrados laceran el Corazón de Cristo, en el mal ejercicio y vivencia de su sacerdocio.

Si eres sacerdote y lees estas palabras vívelas por favor, por tu bien y el de tu pueblo, si eres fiel reza y sacrifícate pidiendo al cielo por la santificación de los sacerdotes que conoces, para que como ha pedido Ntro. Amadísimo santo Padre el Papa Benedicto XVI: “Vivan en pureza y santidad de vida.” Unos y otros amemos y apreciemos don tan excelente de Cristo a su Iglesia. “El sacerdocio católico es la expresión del amor del Corazón de Jesús por la humanidad” había dicho San Juan Maria Bautista Vianney.

Desde Una Voce Cuba, toque particularmente a los jóvenes este artículo: Cristo, la Iglesia, Cuba y el mundo entero precisan de vuestro Si generoso.

 

“Me imagino, Señor, en el último lugar de los sacerdotes de toda la historia. ¡El último de todos!  Y, con la clara percepción de mi absoluta indignidad, quiero y deseo aprovechar la gracia que me concedes de sentir necesidad de rogar, de pedir, de suplicar…

¿Quién podrá dudar, Señor,  que de la santidad sacerdotal dependan muchedumbres de almas?

Ahora me imagino, el día de mi primera Misa, como una encrucijada tremenda, cargada de millonarias posibilidades eternas de gloria divina o de desgracias definitivas. Ahora veo evidentemente el juicio que merecerá mi vida de seminario. Fui seminarista para aprender por encima de todas las ciencias y asignaturas, el camino de la santidad, el afán de la oración, la heroica castidad, la purificadora abnegación, la alegre obediencia, el celo quemante. Toda la vida de seminario iba dirigida a ello y al servicio de estas arras del Amor.

Entonces si ¡cómo de centrar mi vida en la Misa, Sacrificio de Cristo que se actualiza y reproduce cada día en el altar! Y para vivir la Misa, ¡como me he de saturar de oración, de intensa meditación, de sabrosas visitas al Santísimo, de frecuentes y devotas confesiones, de liberadoras mortificaciones! Solo entonces amare más y más mi vida sacerdotal, la catequesis de los niños, el despacho parroquial, la asistencia a los enfermos, la predicación misionera, el servicio sencillo de la parroquia.

Pero, ¿cómo?... ¿Es que yo, sacerdote, no he de cambiar las estructuras sociales, reivindicar la justicia social, influir y capitanear toda clase de reivindicaciones? Te miro a Ti, Señor, y escucho tu palabra:

“No soy Yo el gran humanitario de la literatura masónica, un pacifista al uso, un líder social que prepara elecciones. Yo soy Dios. Yo vengo a salvar las almas, a redimirlas, a santificarlas.”

Empero, Señor, ¿el sacerdote es un extraño al mundo, a las lágrimas y al hombre, a la miseria y al subdesarrollo, a la guerra y a la discriminación racial?...

¡Oh, no, no eres un extraño –oigo lucidamente-, pero tu sacerdocio ha de ser algo serio. Lo primordial es lo divino de cada hombre y en la medida en que se  cristianicen los hombres se aliviaran penas y conflictos, se allanaran montanas de odio y egoísmo…”

Pero no daremos apariencia de verdad a la acusación que nos tilda de que la religión es el opio de los culpables, resignaciones y claudicantes aceptaciones de situaciones inadmisibles?

Medito…lo veo claro. El mundo jamás será un edén, un paraíso. Es falsa la utopía de la total felicidad humana. Quienes la propugnan preparan el campo de concentración, la opresión colectiva, la tiranía despótica, la tecnocracia masificadota. Siempre terminan en cadenas las promesas de emancipación silabeadas por la serpiente…

Si esto es así, ¿qué  nos pasa a los sacerdotes embrollados en tantas anécdotas, polémicas, encuestas, bajezas, intrigas, amarguras, frustraciones, escándalos? ¿Es que la sal se ha convertido en toxico y la luz en tinieblas? ¿Qué explicación lógica dar a tantas secularizaciones, noviciados vacíos, seminarios en quiebra, campanas contra el celibato, reuniones y contrareuniones, discusiones inacabables, fracasos en vidas que habían sido flor de piedad y esplendor de virtudes? ¿A que tanto sensacionalismo periodístico, con cardenales y obispos  aupados como “vedettes” de teorías inadmisibles, y tantas impúdicas negaciones dogmáticas y morales, disciplinares y apostólicas? ¿Quién será el Jeremías que con nuevos truenos estremezca al pueblo cristiano ante la depravación de conventos y casas religiosas, de profanaciones eucarísticas, de pueblos y ciudades, naciones y lugares de misión tocados ya por ateismos galopantes, en un mundo de juventud encenegada y multitudes bestializadas? ¿Habremos de continuar llamando primavera a la tempestad, a la sequía y a la depredación? ¿Crisis de crecimiento a la “auto- demolición”?

Pues, callan los pastores… ¿Continúan las tácticas de dos pasos adelante y uno atrás en la sistemática desarboladura de la que el Evangelio fructificando a través de los santos y de los siglos ha obrado en la Iglesia? Si no teníamos noción de lo que era el Apocalipsis; no entendíamos las escrituras, el porque la cobardía encabeza la enumeración de los pecados típicos de los últimos tiempos…

¿Solo quedará, pues lugar a la desesperación, a la huida, al sentirse enterrado en vida, a las galeras de la total inmovilidad? ¿A esperar que cuando vuelva el Hijo del Hombre no encuentre fe? No, queda incólume, fulminante  y cierto el secreto de la victoria. Es la batalla de la mujer y el dragón. Es María Inmaculada la encargada de esta hora de la historia. Y es Ella la medianera maternal para ir a Cristo. La Madre que nos hace renovar el esquema mental de los legítimos fueros de la razón humana, de la inteligencia maravillosa del ser y de la verdad, de la humilde grandeza que nos permite penetrar en el misterio de la revelación, a través de la filosofía perenne de Santo Tomás de Aquino y del Magisterio Eclesiástico. Es Ella la que nos amaestra en la intimidad sublime de la meditación, del examen de conciencia, de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. La que nos adentra en el camino de la infancia espiritual de Santa Teresa de Lisieux, fundida y alumbrada por el marianismo profético de san Luis María de Montfort. La que nos valoriza la predicación popular a lo san Antonio María Claret, a lo P. Vallet, a lo Dr. Irurita. La que nos vuelve dóciles a las llamadas “cosas sin importancia”, al vestido sacerdotal, a la modestia de los sentidos, a perseverarnos de las ocasiones voluntarias de pecado, a la confesión semanal, a la lectura espiritual, a la no asistencia a espectáculos mundanos y a las familiaridades peligrosas. Todas estas cautelas salvadoras que la ironía diabólica he ridiculizado hasta pleamar de  los mayores complejos en las alturas, silenciosas ante la inmoralidad en la literatura y en el arte, en el cine y el teatro, en la TV y en la calle, “aprobadas” por la complicidad de las prudencias dictadas por pactos confabulados entre las sinárquicas de las sectas  con los nuevos Judas, espléndidamente parapetados.

Es María la que formara los pequeños cenáculos  de jóvenes con vocación sacerdotal, que, para salvaguardarse de los teólogos ateos y de los lobos con piel de oveja que ocupan puestos oficiales. Es María la que formará niños inocentes, doncellas virginales, intelectuales valientes, universitarios contrarrevolucionarios, economistas de la pobreza evangelica, familias incontaminadas, políticos del Reino de los cielos. ¡Es María! Es Ella, la que nos dará otra vez la lección del coraje y de la fortaleza de San Fernando y Santa Juana de Arco, de Muret y de Lepanto, de la Vendée y de la independencia de los “cristeros” mejicanos  y de Antonio Rivera y del Obispo Polanco que cumplió con su deber hasta el martirio para el que hoy tan pocas vocaciones, también en defensa de la fe se manifiestan…

Termino, Señor, suplicándote que no me seduzca el comodín mundano de jugar al hombre sensato y equilibrado, “al vivo” que no se compromete buscando el punto medio que no existe para siempre situarse ante el plato de las buenas pitanzas, reclamando integraciones que sabe de cierto no son posibles. Que no propine la anestesia de los tópicos mentirosos que parlotean de tensiones, problemas generacionales, mentalidades y sectores cerrados, con todo el gárrulo embuste que se oculta en las hegelianas discriminaciones entre conservadores y avanzados, abiertos y excluyentes, preconciliares y posconciliares, jóvenes y viejos. Que por encima de toda esa hojarasca adivine que el dilema es taxativo entre fe y ateismo, entre razón y absurdo, entre libertad cristiana y esclavitud, entre castidad y corrupción, entre Dios e infierno.

Con el corazón lleno de paz vibro en este tiempo de sabroso trato contigo. Tengo la paz de saber que nada ni nadie podrá retrasar el triunfo profetizado de Cristo en el mundo, sin fatuos iluminismos, ni militarismos condenados. Que vienen y avanzan legiones de santos de los últimos tiempos. Que de los humanamente arroyados, como reliquias del pueblo de Israel, surgirán los nuevos apóstoles gigantes que el duelo final reclama.

Será a precio de mártires, de lágrimas de ceses, de insultos vociferados con los medios potentes de publicidad y de las agencias al servicio de sus amos. Pero María Madre del Sacerdote Eterno y de todos sus sacerdotes, dará la inteligencia que necesitan para medir la inaudita blasfemia y sarcasmo satánico de “la abominable desolación predicha por el profeta Daniel en el lugar santo” (Mt.24,15). Ella misma nos mostrara la faz autentica de la Iglesia, después de los estragos de la bestia –‘su numero es 666” (Ap. 13,18). – ante el día dichoso de la realización de la nueva Jerusalén: “vi  un cielo nuevo y una tierra nueva porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya.

Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada  para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá  su morada entre  ellos y ellos serán su pueblo  y él Dios - con - ellos, será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos,  y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el  mundo viejo ha pasado.” (Ap 21,1-4)

Nunca, Señor, estuviste más cerca de la resurrección  que en la tarde del viernes santo y en el sepulcro. Nunca, Maria, se acercaba más ligera a la madrugada de la alegría pascual que en las horas de la soledad. ¿Por qué no gozarse ya sacerdotalmente en la cosecha divina que se acerca, a pesar de la cerrazón de la noche oscura que nos agarrota?

¡Ven , Señor Jesús!” (Ap. 22.20) . Con Pío XII todavía con mas estremecimiento y agonía te repetimos: “Cuantos corazones, ¡oh Señor!, te esperan. Cuantas almas se consumen por apresurar el día en que tu solo vivirás y reinaras en los corazones. “¡Ven, Señor Jesús!”, hay tantos indicios de que tu vuelta no esta lejana… oh María que le viste resucitado. Maria a quien Jesús quito la angustia inenarrable causada por la noche de la pasión. Maria te ofrecemos las primicias de este día. Para ti, esposa del Divino Espíritu, nuestro corazón y nuestra esperanza. Así sea. (9 21-4-1954)

Ya siento adelantada esta hora. No puedo flaquear. Las promesas divinas no fallaran. Nuestro optimismo ni se apoya en las tablas de las declaraciones onusianas, ni en los ecumenismos sincretistas, ni en los humanismos naturalistas. Nuestra firmeza debe  ser sobrenatural. Apoyada en la devoción salvadora y definitiva al Corazón de Cristo, única esperanza nuestra. Que solo se alcanza por medio de la consagración absoluta al Inmaculado Corazón de María.”

 

Javier Luis Candelario Diéguez.

 

 

 

 “El sacerdote es un ostensorio, su deber es mostrar a Jesús. El tiene que desaparecer para dejar que solo se vea a Jesús.”

Beato Carlos de Foucould.

 

"Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios; por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza... Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo"

APARICIONES DE LA VIRGEN DE LA SALETTE

+ Ad Maiorem Dei Gloriam +

Esta página es obra de La Sociedad Pro Misa Latina -Una Voce Cuba-

TODOS  LOS DERECHOS RESERVADOS.

A los sacerdotes turbados,

Dales tu paz, Señor.

A los sacerdotes en crisis,

Muéstrales tu camino, Señor.

A los sacerdotes calumniados y perseguidos,

Defiende su causa, Señor.

A los sacerdotes tibios,

Inflámalos, Señor.

A los sacerdotes desalentados,

Reanímalos, Señor.

A los que aspiran al sacerdocio,

Dales la perseverancia, Señor.

A todos los sacerdotes,

Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia,

Señor.

A todos los sacerdotes,

Dales obediencia y amor al Papa,

Señor.

A todos los sacerdotes,

Que vivan en comunión con su Obispo,

Señor.

Que todos los sacerdotes,

Sean uno como Tú y el Padre, Señor.

Que todos los sacerdotes,

Promuevan la justicia con que Tú eres

justo.

Que todos los sacerdotes,

Colaboren en la unidad del presbiterio,

Señor.

Que todos los sacerdotes, llenos de Ti,

Vivan con alegría en el celibato, Señor.

Si deseas ser sacerdote de Cristo, el Hijo de María, en obediencia y comunión con su Vicario en la tierra, para todo lo referente a Dios, en seguimiento literal e incondicional a Jesucristo.

Para revelar con Cristo al Padre, para mediar entre Dios y los hombres: en sacrificio de mí mismo expiador, para dejar de mirarse a uno mismo y pasar a  hacerlo desde Dios en adhesión inquebrantable al Invisible ausente como si presente.

Para darte sin cálculos, sin recompensas, sin acepción de personas, en totalidad de tareas. Para romper la contradicción de profesar una fe y no vivirla, levantando el telón de muerte de una vida sin sentido. Para reconducir a la unidad en Dios, no anteponiendo nada a Cristo y dar a conocer su misericordia. Para ser lo que Jesús fue 

Ven y sígueme.

“Cuando pienso en el mundo, que se apaga y se muere por la falta de Cristo…

 Cuando pienso en el caos profundo en que se desbarranca la inquieta humanidad por la falta de Cristo...

Cuando me encuentro con la fuerza de la juventud marchita y destrozada, en la primavera misma de la vida por la falta de Cristo…

No puedo ahogar las quejas de mi corazón. Quisiera multiplicarme, dividirme para escribir, predicar, enseñar a Cristo..

 Y del fondo mismo de mi espíritu brota un contundente y único grito: ¡Mi vida por Cristo!”

                                                                                                                                                     (Juan Pablo II. Diciembre del 2002)

Cuadro de texto: ¿Quieres ser sacerdote?
¿Por qué no?
Congregaciones e Institutos que puedes conocer...

Fraternidad Sacerdotal San Pedro en México  

http://www.fssp.org/

 

CAPELLANÍA DE SAN PEDRO APÓSTOL

Dirección:Tapalpa, 56Vallarta PonienteGuadalajara, Jalisco 44110
Teléfonos: 33-3647-8241                            33-3647-8241
E-mail:Capellán Rev. P. Kenneth Fryar FSSP
padre.fryar@gmail.com
Vicario Rev. P. Jonathan Romanoski FSSP
padre.romo@gmail.com

 

 

 

                 Instituto de Cristo Rey, Soberano Sacerdote en España.

                                          http://www.cristorey.eu/Seminario.htm

                                                                    www.icrsp.com

 

Avenida de América nº 46 – 2º dcha.

28028 Madrid. España
Teléfono. 91 3615313 

Rev. P. Raúl Olazabal Palou cgo.olazabal@icrsp.org

 

 

Instituto del Buen Pastor en Latinoamérica

www.ibp-la.org   www.institutdubonpasteur.org

 

Sede en el Oratorio Santa Teresita del Niño Jesús, Santiago - Chile
Dirección: Froilán Roa 4594, Macul, Santiago

Código Postal 782-0379- CHILE
Teléfono:  +56 (2) 294 9184  

                  +56 (2) 294 9184,
          Cel: +56 (09) 833 1127

E- mail:  Rev. P. Rafael Navas Ortiz stlisieux@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

Seminario Nuestra Señora Corredentora


c.c 308, La Reja
1744 MORENO
Provincia de Buenos Aires
ARGENTINA
Tel.:00 54 114 440 67 38
Fax: 00 54 237 466 31 91
E- mail: lareja@infovia.com.ar