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Llamamiento al Papa Benedicto XVI para volver a un Arte sacro auténticamente católico

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San Fernando ante la Virgen de los Reyes

 

Los santos y la Misa

Santo Tomás de Aquino: "La celebración de la Santa Misa tiene tanto valor como la muerte de Jesús en la Cruz".

San Francisco de Asís: "El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote".

San Juan María Vianney, el cura de Ars:
“Si conociéramos el valor de La Santa Misa nos moriríamos de alegría”.

Padre Pío:
Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.

Santa Teresa de Jesús:
"Sin la Santa Misa, ¿qué sería de nosotros? Todos aquí abajo pereceríamos ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio".

San Bernardo :
"Uno obtiene más mérito asistiendo a una Santa Misa con devoción, que repartiendo todo lo suyo a los pobres y viajando por todo el mundo en peregrinación ".

 

22- Consagración y elevación de la Hostia

Ha llegado el momento más solemne de la misa. Por orden del Señor se va a renovar la última Cena. "El Sacrificio que se ofrece sobre el altar, dice el Concilio de Trento, es el mismo que fue ofrecido sobre el Calvario: es el mismo Sacerdote, la misma Víctima". Aunque nuestro Señor se halla todo entero bajo cada una de las Especies consagradas, puesto que ya no puede morir, el pan es cambiado en el Cuerpo de Jesucristo y el vino en su Sangre. De un modo incruento, aunque maravilloso, hállase sobre el altar representado el monte Calvario, en el cual la Sangre de Jesús quedó separada de su sagrado Cuerpo.

El Sacerdote toma primero la Hostia con ambas manos, diciendo y haciendo lo que el siguiente texto evangélico indica, y, después de consagrarla, la eleva, para adorarla él y ofrecerla a la adoración de todos los asistentes:

QUI PRIDIE QUAM PATERETUR, ACCEPIT PANEM IN SANCTAS AC VENERABILES MANUS SUAS: ET ELEVATIS OCULIS IN COELUM AD TE DEUM PATREM SUUM OMNIPOTENTEM, TIBI GRATIAS AGENS, BENEDIXIT †, FREGIT, DEDITQUE DISCIPULIS SUIS, DICENS: "ACCIPITE ET MANDUCATE EX HOC OMNES :

EL CUAL, LA VÍSPERA DE SU PASIÓN, TOMÓ UN PAN EN SUS SANTAS Y VENERABLES MANOS, Y LEVANTANDO LOS OJOS AL CIELO EN DIRECCIÓN A TI, OH DIOS, SU PADRE OMNIPOTENTE, DÁNDOTE LAS GRACIAS, LO BEN U DIJO, LO PARTIÓ U SE LO DIO A SUS DISCÍPULOS, DICIENDO: TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL

 

HOC EST ENIM CORPUS MEUM

 

El ayudante toca la campanilla al hacer el Sacerdote la genuflexión, al elevar la Hostia y al arrodillarse de nuevo. La elevación de las sagradas Especies después de la Consagración fue y será una protesta contra los herejes que negaban y niegan la presencia real. La S. Congregación de la Penitencia concedió una indulgencia de 7 años a los que mirando a la Hostia, dijeren con Santo Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!".

23. - Consagración y elevación del Cáliz

El Celebrante toma ahora con ambas manos el Cáliz, diciendo y haciendo lo que el siguiente texto evangélico indica, y después de consagrarlo, lo eleva, para adorarlo él y ofrecerlo a la adoración de los asistentes:

SIMILI MODO POSTQUAM COENATUM EST, ACCIPIENS ET HUNC PRAECLARUM CALICEM IN SANCTAS AC VENERABILES MANUS SUAS: ITEM TIBI GRATIAS AGENS, BENEDIXIT + DEDITQUE DISCIPULIS SUIS, DICENS : "ACCIPITE ET BIBITE EX EO OMNES:

DE IGUAL MODO, AL TERMINAR LA CENA TOMÓ TAMBIÉN ESTE PRECIOSO CÁLIZ EN SUS SANTAS Y VENERABLES MANOS, Y DÁNDOTE DE NUEVO GRACIAS, LO BENDI + JO, Y SE LO DIO A SUS DISCÍPULOS, DICIENDO: TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL.

 

HIC EST ENIM CALIX SANGUINIS MEI,

NOVI ET AETERNI TESTAMENTI:

-MYSTERIUM FIDEI-

QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDETUR

IN REMISIONEM PECCATORUM

 

HAEC QUOTIESCUMQUE FECERITIS IN MEI MEMORIAM FACIETIS

CUANTAS VECES HICIEREIS ESTO, HACEDLO EN MEMORIA DE MI

Ya está obrado el milagro de la transubstanciación. Lo que hay ahora sobre el altar ya no es pan ni vino, sino el verdadero Cuerpo y Sangre del Señor. Jesucristo está aquí vivo y glorioso, como en el cielo. Eso enseña la fe y eso debemos creer, aunque a nuestros sentidos les parezca otra cosa. Lo creemos, porque Dios nos lo asegura y Dios no puede engañarnos.

24. - Conmemoración de la Pasión, Resurrección
y Ascensión del Señor

La Víctima está inmolada sacramentalmente; el sacerdote va a ofrecerla al Padre, recordando el encargo de Jesús y los principales misterios de la vida del Salvador. Continúa con los brazos extendidos:

Unde et memores Domine, nos servi tui, sed et plebs tua sancta, ejusdem Christi Filii tui Domini nostri tam beatae passionis, nec non et ab inferis resurrectionis, sed et in coelos gloriosae ascensionis: offerimus praeclarae majestati tuae de tuis donis ac datis, hostiam + puram, hostiam + sanctam, hostiam + immaculatam, Panem + sanctum vitae aeternae, et Calicem + salutis perpetuae.

Por lo cual, oh Señor, acordándonos nosotros tus siervos y tu pueblo santo, así de la dichosa Pasión de tu mismo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, como de su resurrección del sepulcro, y de su gloriosa Ascensión a los cielos: ofrecemos a tu Majestad, de entre tus dones y dádivas, una Hostia + pura, una Hostia + santa, una Hostia + inmaculada, el Pan + santo de la vida eterna y el Cáliz + de perpetua salvación.

Si Dios aceptó los sacrificios del Antiguo Testamento, figuras tan sólo del Sacrificio del Calvario, con mayor motivo aceptará el del altar.

25. - Recomendación del Sacrificio

Y sigue orando, con los brazos extendidos, para encomendar a Dios Padre el Sacrificio eucarístico que está celebrando.

Supra quae propitio ac sereno vultu respicere digneris: et accepta habere, sicuti accepta habere dignatus es munera pueri tui justi Abel, et sacrificium patriarchae nostri Abrahae: et quod tibi obtulit summus sacerdos tuus Melchisedech, sanctum sacrificium, immaculatam hostiam.

Sobre las cuales ofrendas dígnate mirar con ojos favorables y semblante apacible, y aceptarlas como tuviste a bien aceptar los dones de tu siervo el inocente Abel, y es Sacrificio de nuestro Patriarca Abrahán, asi como también el que te ofreció tu Sumo Sacerdote Melquisedec: sacrificio aquel santo, hostia inmaculada.

El sacerdote se inclina profundamente, y recuerda que la Hostia inmolada en el altar de nuestras Iglesias es aquel Cordero "inmolado" que está en el cielo sobre el altar de oro "delante del trono de Dios" (Apoc. 3.) Comulgar de tal Hostia es sentarse en la mesa del Padre celestial, con quien Jesucristo nos ha reconciliado mediante el sacrificio de la cruz y del altar.

Supplices te rogamus, omnipotens Deus; jube haec perferri per manus sancti Angeli tui in sublime altare tuum, in conspectu divinae majestatis tuae: ut quotquot ex hac altaris participatione, sacrosanctum Filii tui Corpus † et Sanquinem † sumpserimus omni benedictione coelesti et gratia repleamur. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.

Humildemente te suplicamos, oh Dios todopoderoso, que mandes transportar estas ofrendas por manos de tu santo Ángel a tu altar celestial (4) y hasta el acatamiento de tu divina Majestad: a fin de que todos cuantos, comulgando en este altar, recibiéremos el santo Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, seamos colmados de todas las bendiciones y gracias celestiales. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

26. - "Memento" de los difuntos

El Celebrante ruega ahora por los difuntos. "Las almas del purgatorio son aliviadas durante el Sacrificio ofrecido a su intención", dice S. Jerónimo. El Sacerdote extiende y junta las manos mirando el Crucifijo, reza las primeras palabras de la siguiente oración (hasta N. N:), y, después de una breve pausa para encomendar a Dios algunos difuntos en particular y nominalmente, prosigue lo demás con los ojos fijos en la Hostia.

Memento etiam, Domine, famulorum famularumque tuarum N. et N. qui nos praecesserunt cum signo fidei, et dormiunt in somno pacis. P: Ipsis Domine, et omnibus in Christo quiescentibus, locum refrigerii, lucis et pacis, ut indulgeas, deprecamur, per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen

Acuérdate también, Señor, de tus siervos y siervas N... N... (5), que nos han precedido con la señal de la fe y duermen el sueno de la paz. A ellos. oh Señor, y a todos los que descansan en Cristo, rogamoste los coloques en el lugar del refrigerio, de la luz y de la paz. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

27. - Oración por nosotros, los pecadores

Un golpe de pecho, y una declaración rotunda y sincera de nuestra condición de pecadores es lo que mejor cuadra ahora, en presencia de la sagrada Víctima, al pedir por caridad un lugar en el cielo en compañía de todos los Santos. Se une así, al recuerdo de la Iglesia purgante el de la militante y triunfante.

Nobis quoque peccatoribus famulis tuis, de multitudine miserationum tuarum sperantibus, partem aliquam et societatem donare digneris, cum tuis sanctis Apostolis et Martyribus: cum Joanne, Stephano, Matthia, Barnaba, Ignatio, Alexandro, Marcellino, Petro, Felicitate, Perpetua, Agatha, Lucia, Agnete, Caecilia, Anastasia, et omnibus sanctis tuis : intra quorum nos consortium, non aestimator meriti, sed veniae, quaesumus, largitor admitte.
Per Christum Dominum nostrum.
Amen .
También a nosotros, tus siervos pecadores, que confiamos en la abundancia de tu misericordia, dígnate darnos participación y entrada con tus Santos Apóstoles y Mártires: con Juan, Esteban, Matías, Bernabé, Ignacio, Alejandro, Marcelino, Pedro, Felicidad, Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia, y todos tus Santos: en cuya compañía te rogamos nos admitas, no en atención a nuestros meritos, sino por tu gran misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Así sea.

Y trazando tres veces la señal de la cruz sobre la Hostia y el Cáliz, el Sacerdote prosigue diciendo:

Per quem haec omnia, Domine, semper bona creas, sanctificas + vivificas + benedicis + et praestas nobis Por quien siempre produces, oh Señor, todos estos bienes, los santi + ficas, los vivif + icas, los ben + dices y nos los otorgas

28. - Fin del "Canon" y pequeña elevación

Y trazando cinco nuevas cruces (esta vez con la Hostia consagrada) y la siguiente fórmula de alabanza o dosología, termina la serie de preces que componen el "Canon":

PER IPSUM † , ET CUM IPSO † , ET IN IPSO † , EST TIBI DEO PATRI † OMNIPOTENTI, IN UNITATE SPRITUS † SANCTI, OMNIS HONOR ET GLORIA.
Sacerdote: Per omnia saecula saeculorum.
Monaguillo: Amen.

POR ÉL + Y CON ÉL + Y EN ÉL + A TI, DIOS PADRE U OMNIPOTENTE, EN UNIÓN CON EL ESPÍRITU U SANTO, SE DIRIGE TODO HONOR Y GLORIA+.
Sacerdote: Por todos los siglos de los siglos.
Monaguillo: Así sea

Retengamos esta gran verdad "Por Cristo, con Cristo y en Cristo, damos a Dios (en la santa Misa) todo honor y toda gloria". De ahí que la Misa sea el homenaje más grande y más valioso de cuantos podamos tributar en este mundo a la Divinidad.

 

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