Asociación Una Voce Sevilla

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P. Manuel María de Jesús Summorum Pontificum
¿Un problema o una
riqueza?

Una útil guía para entender el motu proprio del Papa.

Para adquirir ejemplares, diríjase a la Fraternidad de Santa María Reina

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NICOLA BUX: LA REFORMA DE BENEDICTO XVI
un libro imprescindible

con
Prólogo del Cardenal Cañizares

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www.ciudadela.es

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Llamamiento al Papa Benedicto XVI para volver a un Arte sacro auténticamente católico

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San Fernando ante la Virgen de los Reyes

 

Los santos y la Misa

Santo Tomás de Aquino: "La celebración de la Santa Misa tiene tanto valor como la muerte de Jesús en la Cruz".

San Francisco de Asís: "El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote".

San Juan María Vianney, el cura de Ars:
“Si conociéramos el valor de La Santa Misa nos moriríamos de alegría”.

Padre Pío:
Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.

Santa Teresa de Jesús:
"Sin la Santa Misa, ¿qué sería de nosotros? Todos aquí abajo pereceríamos ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio".

San Bernardo :
"Uno obtiene más mérito asistiendo a una Santa Misa con devoción, que repartiendo todo lo suyo a los pobres y viajando por todo el mundo en peregrinación ".

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Actualidad interesante

 
 

 

Prologo del Cardenal Cañizares al libro de Nicola Bux "La Reforma de Benedicto XVI"

 
 

Interesantísimas e importantísimas palabras del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino acerca del pensamiento litúrgico del Santo Padre Benedicto XVI

Desde la publicación de este libro hasta la presente edición española no han pasado más que unos pocos meses. Sin embargo, la trascendencia de ciertos hechos ocurridos en este lapso de tiempo ha modificado enormemente el «clima» en torno a su temática, en especial por el ambiente de controversia que se ha creado tras el levantamiento de las excomuniones a los cuatro obispos ordenados hace veinte años por monseñor Lefebvre. Este gesto de misericordia gratuita del Santo Padre para ayudar a su plena inserción eclesial, que demuestra con los hechos que la Iglesia no reniega de su tradición, ha hecho que la «Misa tradicional» quede ligada a un problema disciplinar y, peor aún, a uno político.

En consecuencia, existe el riesgo de una desfiguración del sentido profundo del Motu Proprio del 7 de julio de 2007; un gesto de extraordinario sentido común eclesial con el que se ha reconocido la plena validez de un rito que ha nutrido espiritualmente a la Iglesia occidental durante siglos.

Es indudable que una profundización y una renovación de la liturgia eran necesarias. Pero, con frecuencia, ésta no ha sido una operación perfectamente lograda. La primera parte de la constitución Sacrosanctum Concilium no ha entrado en el corazón del pueblo cristiano. Ha habido un cambio en las formas, una reforma, pero no una verdadera renovación, tal y como pedían los Padres conciliares. A veces se ha cambiado por el simple gusto de cambiar respecto de un pasado percibido como totalmente negativo y supe-rado, concibiendo la reforma como una ruptura y no como un desarrollo orgánico de la tradición. Esto creó reacciones y resistencias desde el principio, que en algún caso cristalizaron en posiciones y actitudes que llevaron a soluciones extremas, incluso a acciones concretas que implicaban pe-nas canónicas. Es urgente, sin embargo, distinguir el pro-blema disciplinar surgido de actitudes de desobediencia de un grupo, del problema doctrinal y litúrgico.

Si creemos de verdad que la Eucaristía es realmente la «fuente y el culmen de la vida cristiana» —como nos recuerda el Concilio Vaticano II—, no podemos admitir que sea celebrada de un modo indigno. Para muchos, aceptar la reforma conciliar ha significado celebrar una Misa que de un modo u otro debía ser «desacralizada». ¡Cuántos sacerdotes se han visto tratados de «retrógrados» o «anticonciliares» por el solo hecho de celebrar de manera solemne, piadosa o simplemente por obedecer cabalmente las rúbricas! Es perentorio salir de esta dialéctica.

La reforma ha sido aplicada y principalmente ha sido vivida como un cambio absoluto, como si se debiera crear un abismo entre el pre y el post Concilio, en un contexto en el que el término «preconciliar» era usado como un insulto. Se dio aquí también el fenómeno que el Papa observa en su reciente carta a los obispos del 10 de marzo de 2009: «A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna, contra el cual se pueda arremeter con odio». Durante años éste fue el caso en buena medida de los sacerdotes y fieles ligados a la forma de Misa heredada a través de los siglos, tratados muchas veces «como leprosos», como dijera de forma contundente el entonces cardenal Ratzinger.

Hoy en día, gracias al Motu Proprio, esta situación está cambiando notablemente. Y en gran medida lo está haciendo porque la voluntad del Papa no ha sido únicamente satisfacer a los seguidores de monseñor Lefevbre, ni limitarse a responder a los justos deseos de los fieles que se sienten ligados, por diversos motivos, a la herencia litúrgica representada por el rito romano, sino también, y de manera especial, abrir la riqueza litúrgica de la Iglesia a todos los fieles, haciendo posible así el descubrimiento de los tesoros del patrimonio litúrgico de la Iglesia a quienes aún lo ignoran. ¡Cuántas veces la actitud de quienes los menosprecian no es debida a otra cosa que a este desconocimiento! Por eso, considerado desde este último aspecto, el Motu Proprio tiene sentido más allá de la existencia o no de conflictos: aun cuando no hubiera ningún «tradicionalista» a quien satisfacer, este «descubrimiento» hubiera sido suficiente para justificar las disposiciones del Papa.

Se ha dicho también que dichas prescripciones serían un «atentado» contra el Concilio, pero esto muestra un desconocimiento del mismo Concilio, cuya intención de brindar a todos los fieles la ocasión de conocer y apreciar los múltiples tesoros de la liturgia de la Iglesia es precisamente lo que deseó ardientemente esta magna asamblea: «El Sacrosanto Concilio, ateniéndose fielmente a la tradición, declara que la Santa Madre Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios» ( SC , 4).

Por otra parte, estas disposiciones no son una novedad; la Iglesia siempre las ha mantenido, y cuando ocasional-mente no ha sido así, las consecuencias han sido trágicas. No sólo se han respetado los ritos de Oriente, sino que en Occidente diócesis como Milán, Lyon, Colonia, Braga y diversas órdenes religiosas han conservado pacíficamente sus diversos ritos a través de los siglos. Pero el antecedente más claro de la situación actual es sin duda la archidiócesis de Toledo. El cardenal Cisneros puso todos los medios para conservar como «extraordinario» en la archidiócesis el rito mozárabe que estaba en vías de extinción; no sólo hizo imprimir el Misal y el Breviario, sino que creó una capilla especial en la Iglesia Catedral, donde se celebra aún hoy cotidianamente en ese rito.

Esta variedad ritual no ha significado nunca, ni puede significar, diferencia doctrinal sino que, por el contrario, pone de relieve una profunda identidad de fondo. Entre los ritos actualmente en uso es necesario que se dé también esta misma unidad. La tarea actual, tal y como nos indica el presente libro de don Nicola Bux, es poner en evidencia la identidad teológica entre la liturgia de los diversos ritos que se han celebrado a través de los siglos y la nueva liturgia fruto de la reforma o bien, si esta identidad se hubiera desdibujado, recuperarla.

La reforma de Benedicto XVI es, pues, un libro rico en datos, reflexiones e ideas, y de entre los múltiples asuntos en él tratados quisiera resaltar algunos puntos:

El primero es acerca del nombre con el cual llamar a es-ta Misa. El autor propone llamarla al estilo oriental «liturgia de San Gregorio Magno». Es tal vez mejor que decir simplemente «gregoriana», pues puede prestarse a un doble equívoco (que podría en todo caso evitarse con la denominación «dámaso-gregoriana»). También es más conveniente que «Misa tradicional», donde el adjetivo corre peligro de contaminarse de una carga o bien polémica o bien «folclórica»; o que «modo extraordinario», que es una denominación demasiado extrínseca. «Usus antiquior» tiene el defecto de ser una referencia meramente cronológica.

Por otra parte, «usus receptus» sería demasiado técnico. «misal de de San Pio V» o «del Beato Juan XXIII» son términos demasiado limitados. El único inconveniente es que en el rito bizantino ya hay una liturgia de San Gregorio, Papa de Roma; la de los dones presantificados usada en cuaresma.

En segundo lugar, el hecho de que el uso sea «extraordinario» no debe significar que deba ser usado solamente por sacerdotes y fieles que se acogen al modo extraordinario. Como propone el padre Bux, sería muy positivo que quien celebra habitualmente del modo «ordinario», lo haga también, extraordinariamente, en el «extraordinario». Se trata de un tesoro que es herencia de todos y al cual, de una manera u otra, todos deberían tener acceso. Por eso se podría proponer especialmente para ocasiones en las que haya alguna riqueza peculiar del antiguo misal que se pueda aprovechar (sobre todo si en el otro calendario no hay nada especial previsto): por ejemplo, para el tiempo de Septuagésima, para las cuatro Témporas o para la Vigilia de Pentecostés y, tal vez, hasta en el caso de ciertas comunidades especiales, tanto de vida consagrada como cofradías o hermandades. La celebración «extraordinaria» también sería de gran utilidad para los oficios de la Semana Santa, al menos en algunos de ellos, pues todos los ritos conservan en el Triduo Sacro ceremonias y oraciones que se remontan a épocas más antiguas de la Iglesia.

Otro punto que es necesario destacar es la actitud de Benedicto XVI; no constituye tanto una novedad o cambio de rumbo de gobierno, cuanto lleva a su concreción lo que ya Juan Pablo II había emprendido con iniciativas tales como el documento papal Quattuor abhinc annos , la consulta a la comisión de Cardenales, el Motu Proprio Ecclesia Dei y la creación de la Comisión del mismo nombre, o las palabras dirigidas a la congregación del Culto Divino (2003).

Algo que es urgente tener en cuenta es la repercusión ecuménica de estas discusiones; las críticas dirigidas hacia el rito recibido de la tradición romana alcanzan también a las otras tradiciones y sobre todo la de los hermanos ortodoxos. ¡Casi todos los ataques de aquellos opuestos a la reintroducción del misal antiguo son precisamente hacia los lugares que tenemos en común con los orientales! Un signo que confirma este hecho son las expresiones positivas del recientemente fallecido Patriarca de Moscú al publicarse el Motu Proprio.

No es uno de los aspectos menos importantes de este libro el hecho de que nos ayude a tomar conciencia de los diversos aspectos de la situación en la que nos hallamos ac-tualmente. Nuestra generación se enfrenta a grandes desafíos en materia litúrgica: Ayudar a toda la Iglesia a seguir plenamente lo que ha indicado el Concilio Vaticano II en la constitución Sacrosanctum Concilium y lo que el Cate-cismo de la Iglesia católica dice sobre la liturgia, atesorar lo que el Santo Padre —cuando aún era el cardenal Joseph Ratzinger— ha escrito sobre el tema, especialmente en su bellísimo libro Introducción al espíritu de la liturgia , enriquecerse con el modo con el que el Santo Padre —asistido por la Oficina de las celebraciones litúrgicas que preside monseñor Guido Marini, y de la cual es consultor el autor de este libro— celebra la liturgia. Estas liturgias pontificias son ejemplares para todo el orbe católico.

Por último, añado que sería de gran importancia que todo esto se expusiera con profundidad en los seminarios como parte integrante de la formación al sacerdocio, para proporcionar un conocimiento teórico-práctico de las riquezas litúrgicas, no sólo del rito romano, sino también, en la medida de lo posible, de los diversos ritos de Oriente y Occidente, y así crear una nueva generación de sacerdotes libre de prejuicios dialécticos.

Ojalá este valioso libro de don Nicola Bux sirva para conocer mejor las intenciones del Santo Padre y descubrir las riquezas de la herencia recibida y, asimismo, para iluminarnos en nuestra acción. Pidamos para esto al Señor saber interpretar, como decía Pablo VI, los «signos de los tiempos».

+ Antonio, cardenal Cañizares
Prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Arzobispo Administrador Apostólico de Toledo
8 de abril de 2009

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El Motu Proprio Summorum Pontificum: un año ya

Comunicado de la Asociación Roma Aeterna, de Barcelona, en el primer aniversario del documento de Benedicto XVI

+ Barcelona, 7 de julio de 2008.

1. El 7 de julio de 2007, Su Santidad Benedicto XVI, felizmente reinante, publicaba el tan esperado documento sobre la misa anterior a las reformas post-conciliares: la Carta Apostólica dada motu proprio Summorum Pontificum . Llegaba precedida de múltiples elucubraciones y polémicas, que hacían presagiar una suerte de guerra de liturgias. En lugar de eso, y al cabo de un año desde la promulgación del motu proprio, se comprueba que lo que el Papa sabiamente ha logrado es devolver la pax liturgica a la Iglesia. En efecto, salvo raros casos (a), la recepción de la carta pontificia ha sido, por lo general, positiva.

2. El Santo Padre ha zanjado definitivamente la cuestión de la vigencia del Misal Romano anterior al de Pablo VI. En el artículo 1 del motu proprio dice literalmente que “ es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que no se ha abrogado nunca, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia” . Y, por si quedara alguna duda, el Papa insiste: “quisiera llamar la atención sobre el hecho de que este Misal no ha sido nunca jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre permitido” (Carta a los Obispos que acompaña al motu proprio Summorum Pontificum ). Estas palabras constituyen una interpretación auténtica de la ley, dada por el legislador supremo de la Iglesia. Hasta el 7 de julio de 2007 se había discutido mucho sobre el carácter y el alcance de la cláusula de promulgación de la constitución apostólica Missale Romanum de Pablo VI, por la que se introducía la nueva liturgia de la misa. Después de esa fecha no cabe ya la menor duda: el Misal anterior siempre ha estado de iure en vigor en la Iglesia, aunque de facto se lo hubiera considerado por muchos como proscrito.

3- Muy sabiamente, Benedicto XVI ha hablado no de dos ritos romanos, sino de un mismo rito en dos formas: la del Misal de Pablo VI de 1969-70 u ordinaria y la del Misal del beato Juan XXIII o extraordinaria . De esta manera se evita la contraposición de ritos y se subraya el hecho de que entre sus dos distintas formas no hay contradicción. Además, la denominación de forma ordinaria o extraordinaria, de orden meramente fáctico y práctico (b), tiene la ventaja de evitar la confusión de terminologías como “misa del Concilio” o “misa reformada” (c), de una parte, y “misa tridentina” (d) o “misa de San Pío V” (e) de otra. Recientemente, con ocasión de un pontifical celebrado en la catedral de Westminster en Londres, el Sr. Cardenal Castrillón, presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei ha propuesto, con la autoridad que le da su cargo y la cercanía al Santo Padre, que se llame “misa gregoriana” (f) a la de la forma extraordinaria del rito romano.

4. El motu proprio Summorum Pontiticum reconoce tres cosas importantes:

 

•  A cualquier sacerdote de rito romano, tanto de clero secular como regular, la libertad de escoger, para la celebración de las misas sine populo , entre el Misal del beato Juan XXIII y el de Pablo VI (artículo 2).

•  A las comunidades de los institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, tanto de derecho pontificio como diocesano, la posibilidad no sólo de celebrar la misa conventual según el Misal del beato Juan XXIII, sino también la de adoptar habitual e incluso permanentemente la forma extraordinaria del rito romano (artículo 3). (g)

•  A los párrocos y rectores de iglesias, la facultad de introducir en sus respectivos templos la celebración pública de la misa de la forma extraordinaria del rito romano si un grupo de fieles así lo pide (artículo 5).

 

En cuanto al primer punto, hay que precisar que por misas sine populo hay que entender las misas llamadas antiguamente privadas , es decir, las simplemente rezadas, que requieren para su celebración tan sólo un sirviente para asistir al sacerdote y aun ni aquél en caso de necesidad. Ello no significa que el pueblo no pueda ser admitido. La denominación de misa privada ha quedado felizmente superada al considerarse que la liturgia es el culto público que tributan a Dios Cristo y su Iglesia y que una misa celebrada en solitario es un acto de culto tan público como un concurridísimo pontifical. Sería un contrasentido prohibir a los fieles asistir a la celebración de la misa, cualquiera que sea su solemnidad externa. Es por ello por lo que el mismo motu proprio especifica que los fieles que lo pidan voluntariamente pueden ser admitidos a las misas sine populo (artículo 4). Así pues, cualquier intento –que, desgraciadamente, no ha faltado– de convertir la celebración según el Misal del beato Juan XXIII en un acto clandestino, catacumbal o de gueto, fijando horarios inverosímiles o inconvenientes o incluso relegándola a espacios inaccesibles a los fieles, es una clarísima contravención a lo que el Papa ha establecido y quiere que se observe.

En lo que se refiere al tercer punto, se ha discutido y se sigue discutiendo sobre la naturaleza y el alcance del grupo de fieles (cœtus fidelium) debido a la especificación que se hace de él al decir “qui continenter exsistit” , lo que se ha traducido como “grupo estable”. A partir de aquí se ha pretendido que un grupo de fieles, para ser atendido por el párroco o rector de iglesia, debe tener un número mínimo de miembros e incluso que debe ser preexistente al motu proprio. Lo del número de fieles que se juzga necesario para que un grupo sea considerado “estable” es, por supuesto, un criterio muy relativo y arbitrario, que puede ser y, de hecho, ya ha sido aplicado para impedir que una iniciativa a favor de la celebración de la misa en la forma extraordinaria del rito romano pueda prosperar. Por otra parte, que un grupo deba ser anterior a la dación del motu proprio es absurdo e injusto. Absurdo, porque no se puede pretender que, bajo circunstancias de práctica proscripción, hayan podido multiplicarse asociaciones a favor de la misa gregoriana en todas las diócesis. Injusto, porque sólo se beneficiarían las generaciones mayores de católicos y no todas, siendo así que el motu proprio de Benedicto XVI es para beneficio de toda la Iglesia.

Si se considera, en cambio, tanto el respeto del Santo Padre por la Sagrada Liturgia como su reconocida solicitud pastoral, resulta clara su mente a este respecto: se trata de impedir que la celebración de la misa según la forma extraordinaria del rito romano parta de una iniciativa irresponsable, voluble, caprichosa, simplemente curiosa o como al azar. Lo que se quiere, por el contrario, es que los fieles que piden dicha celebración se comprometan real y seriamente a apoyarla y que quede garantizada la continuidad de la misma.

5. En lo que va de vigencia del motu proprio Summorum Pontificum se ha advertido la tendencia de algunos Obispos y conferencias episcopales a arrogarse una autoridad que, en realidad, no les corresponde. En no pocos lugares parece sobreentenderse que son ellos los que han de decidir en la materia, cuando, a tenor de lo que el documento papal dice, la función de cada obispo es la de vigilancia de que “todo se desarrolle con paz y serenidad”, la de segunda instancia en caso de que se presentare un problema “que el párroco no pueda resolver” y la de informar a la Santa Sede al cabo de tres años sobre la implementación del motu proprio en su diócesis (cfr.: la Carta a los Obispos que acompaña el motu proprio Summorum Pontificum ). A pesar de ello, hay diócesis en las que se impone abusivamente el visto bueno del Ordinario por sobre la decisión del párroco o rector de iglesia. Es claro que la libertad de éste se halla en la práctica muy mermada y mediatizada por la eventualidad –muy real– de represalias de parte de la curia diocesana en caso de obrar con independencia de ésta y, más aún, si el criterio dominante es adverso o por lo menos poco proclive al rito romano extraordinario.

6. El Santo Padre, fiel a la hermenéutica de la continuidad , no sólo afirma la no contradicción entre las dos formas del rito romano, sino que auspicia el mutuo enriquecimiento de ambas. Así: establece la posibilidad de que se introduzcan nuevos prefacios y nuevas fiestas de santos canonizados en tiempos recientes en el Misal del beato Juan XXIII, al propio tiempo que en “ la celebración de la Misa según el Misal de Pablo VI se podrá manifestar, en un modo más intenso de cuanto se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso antiguo” (Carta a los Obispos que acompaña al motu proprio Summorum Pontificum ).

A lo largo de los últimos meses hemos asistido a la puesta en práctica de este importante principio en las capillas papales, lo cual ha sido posible en gran medida gracias al decisivo nombramiento de Mons. Guido Marini como nuevo maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, en substitución del arzobispo Piero Marini. La mayor sintonía de aquél con lo deseado por el Papa en materia litúrgica es evidente y se ha puesto de manifiesto en hechos como: la mayor belleza de los ornamentos papales (tomados del rico acervo del tesoro vaticano), la recuperación de los antiguos tronos con gradas y de la férula o báculo tradicional y –hasta ahora el más importante de todos– la reintroducción de la comunión de rodillas, expresión visible e inequívoca del máximo respeto debido a la Eucaristía. Estos pasos dados en Roma constituyen una magnífica catequesis a las iglesias locales sobre el modo cómo se ha de poner en práctica el espíritu subyacente al motu proprio. Benedicto XVI predica con el ejemplo.

7. Un aspecto de Summorum Pontificum que quizás no ha sido aún entendido en todo su alcance es que la forma extraordinaria del rito romano de la misa es la contenida en la edición típica del Misal Romano promulgada en 1962 por el beato Juan XXIII y no otra. Lo precisa el Papa al aseverar que “ el Misal Romano promulgado por San Pío V y nuevamente por el beato Juan XXIII debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma "Lex orandi" y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo” . A todo lo largo del motu proprio y de la carta aneja a los Obispos se hace referencia siempre al “Misal de 1962” o “Misal del beato Juan XXIII” como la única formulación lícita y auténtica de la misa de rito romano extraordinario. No valen pues, las ediciones anteriores del Misal Romano (como pretenden algunos, indiscriminadamente apegados a las rúbricas llamadas de San Pío X) ni las posteriores (según reclaman los que podríamos llamar pro-reformistas ).

Viene esto a colación especialmente por cierta tendencia a reintroducir los mismos cambios que precedieron a la reforma post-conciliar de Pablo VI, a saber:

 

•  el Ordo de 1965, fruto de la aplicación de la instrucción Inter Oecumenici emanada en 1964 conjuntamente por el Consilium para la implementación de la constitución conciliar sobre Liturgia y la Sagrada Congregación de Ritos, y

•  la instrucción Tres abhinc annos de 1967, dada por los mismos dicasterios, como nueva aplicación de dicha constitución conciliar.

 

No se comprende, empero, que tales cambios no fueron sino pasos de carácter propedéutico hasta la constitución de la forma ordinaria, etapas en el camino hacia ella, que dejaron de tener valor y vigencia una vez Pablo VI promulgó su Misal Romano en 1969-70. Vistos bajo esta óptica se comprenden perfectamente; contemplados, en cambio, desde la perspectiva de la evolución homogénea de largos siglos de tradición litúrgica, se los ha de considerar como mutilaciones de la forma extraordinaria, que carecen de justificación sacados de su contexto circunstancial.

8. En parecido sentido, la Pontificia Comisión Ecclesia Dei se ha visto desbordada, como desde los tiempos de su erección por Juan Pablo II, por innumerables peticiones con el propósito de relajar las rúbricas del Misal de 1962 o de introducir novedades posteriores a él (la proclamación de las lecturas sólo en lengua vernácula, el servicio en el altar a cargo también de “monaguillas”, la distribución de la comunión a cargo de seglares, etc.). Algunas concesiones ya se hicieron bajo el decreto Quattuor abhinc annos de 1984 (dado por la Congregación para el Culto Divino) y el motu proprio Ecclesia Dei adflicta de 1988. Ahora bien, como muy bien ha hecho notar Leo Darroch, presidente de la Foedetatio Internationalis Una Voce (FIUV) (h), dicha legislación ha dejado de tener vigencia a partir del 14 de septiembre de 2007, fecha de la entrada en vigor del motu proprio Summorum Pontificum , en cuyo artículo primero se establece la substitución por sus normas de las condiciones bajo las cuales se regía el uso del Misal del beato Juan XXIII en virtud de aquélla. En efecto, tanto el decreto de 1984 como el motu proprio de 1988 suponían un privilegio, es decir, una exención de la ley, en tanto ahora se reconoce que la forma extraordinaria del rito romano tiene plena carta de ciudadanía; es más: la tuvo siempre. Así pues, se debería entender que han cesado por eso mismo todas las concesiones dadas en la presunción de un privilegio, máxime cuando, como queda dicho, Benedicto XVI identifica la misa de la forma extraordinaria con la contenida en el Misal de 1962, sin añadidos, supresiones o adaptaciones cualesquiera que éstos sean.

9. Por lo que respecta a España, la implementación del motu proprio Summorum Pontificum avanza de modo desigual según las diócesis, pero la tónica general es de progreso. Los lugares de culto –ya sean parroquias o iglesias, santuarios y oratorios– en los que se celebra regularmente la misa gregoriana al amparo de la libertad reconocida por el Papa felizmente reinante se van multiplicado a un ritmo que hace un año no se hubiera sospechado. Ello en gran parte es debido a la iniciativa y acción de los diferentes grupos de seglares, que se han ido organizando a lo largo y ancho de la geografía española. En particular, es de destacar el crecimiento experimentado en los últimos tiempos por las asociaciones UNA VOCE. Hace diez años sólo existía ROMA ÆTERNA, fundada en Barcelona y afiliada a la FIUV. Más tarde surgió UNA VOCE SEVILLA, también miembro de la FIUV. Este año de vigencia del motu proprio ha visto el nacimiento de las nuevas asociaciones UNA VOCE MADRID, UNA VOCE MÁLAGA y UNA VOCE LA CORUÑA. Estas dos últimas, junto con UNA VOCE SEVILLA, mantienen sendas páginas virtuales de gran calidad y muy visitadas, que contribuyen no poco a la difusión de la misa gregoriana y de la liturgia romana extraordinaria en general. (i) Al comenzar el segundo año de vida de Summorum Pontificum , nuevas asociaciones UNA VOCE se prospectan en Valencia, Navarra, Aragón y Cantabria.

10. El motu proprio Summorum Pontificum no es el final de un camino, sino el principio. Ciertamente se ha acabado del mejor modo (gracias a la exquisita delicadeza del Santo Padre) el período que podríamos llamar de resistencia y de precariedad. Pero la tarea que se tiene ahora delante es inmensa. Se trata de una reeducación general en los principios auténticos, tradicionales e imperecederos de la Sagrada Liturgia. Si no se comprenden éstos de nada sirve promover las celebraciones en la forma extraordinaria del rito romano. La situación en el pasado no siempre fue ideal y gran parte de la responsabilidad en la pérdida del tesoro litúrgico de la Iglesia es achacable a la apatía, a la dejadez, a la despreocupación, al espíritu de rutina y a la falta de celo por la casa de Dios, frutos amargos de la ignorancia. En este año cincuentenario del tránsito a la Casa del Padre del gran Papa que fuera Pío XII, es más oportuno que nunca releer, estudiar e interiorizar una de sus más bellas y profundas encíclicas: Mediator Dei et hominum (1947), auténtica carta magna de la Liturgia Católica. Que el magisterio de este santo pontífice sirva como el mejor instrumento para una mejor y duradera implementación del motu proprio de su sabio sucesor el Papa Benedicto XVI, a quien el Señor guarde muchos años para bien de la Iglesia.

 

Rodolfo Vargas Rubio, Praeses

NOTAS:

(a) Entre las más significadas y claras reacciones negativas al motu proprio tenemos la pena de consignar las siguientes: la de Mons. Luca Brandolini, obispo de Sora-Aquino-Pontecorvo y miembro de la comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Italiana ; la de Mons. Carles Soler Perdigó, obispo de Gerona (España); la de Mons. Raffaele Nogaro, obispo de Caserta (Italia); la del R.P. Mark Francis, superior general de la congregación de Clérigos de San Viator, la de Mons. André Rivest, obispo de Chicoutimi (Canadá). Reacciones menos radicales y más ambiguas, aunque no más positivas, las ha habido en mayor medida: las del presidente y secretario de la Comisión de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española , por ejemplo.

(b) Es un hecho, dictado por el imperativo de las circunstancias de las últimas cuatro décadas, que el rito promulgado por Pablo VI es la manera en la que ordinariamente se celebra la misa en el orbe católico. Sería ilusorio pensar en una masiva restauración del usus antiquior , pero ello no quita que en la mente del Papa pueda adivinarse una voluntad de que la forma extraordinaria se vaya haciendo naturalmente cada vez más ordinaria al amparo de la libertad reconocida a su celebración.

(c) Hablar de la misa de la forma ordinaria de rito romano como de “misa del Concilio” no responde a la verdad histórica. El rito usado comúnmente durante todas las sesiones conciliares fue el del Misal del beato Juan XXIII, por entonces de reciente promulgación, de modo que es éste, y no el del Misal de Pablo VI, el que puede ser llamado con justicia “misa conciliar”.

(d) Si nos atenemos a lo que admitió el propio padre de la llamada “reforma litúrgica postconciliar”, Mons. Bugnini, el Novus Ordo fue fruto en no poca medida de una auténtica creación ex novo (por ejemplo: el ofertorio y las tres plegarias eucarísticas alternativas al canon romano) y no de simples retoques, revisiones o aun reestructuraciones. Así pues, más que de reforma hay que hablar de innovación.

(e) Ciertamente fue el Concilio de Trento (1545-1563), XIX de los Ecuménicos, el que encomendó al Papa la revisión de los libros litúrgicos, entre ellos el Misal, cuya reforma fue completada y promulgada por San Pío V en 1570. Sin embargo, a diferencia de lo que pasaría cuatro siglos más tarde, dicha reforma se limitó a la eliminación de añadidos espurios fruto del tiempo, sin tocar los aportes legítimos de las distintas épocas de su orgánica evolución desde la fijación definitiva del uso romano en tiempos del papa San Gregorio I (590-604). Así pues, si se habla de “misa tridentina” sólo puede hacerse en sentido impropio, lo cual, dada la ignorancia del tema por parte del común del público, es desaconsejable por hacer pensar que el rito codificado por San Pío V hubiera sido inventado por el Concilio de Trento.

(f) Debemos distinguir entre “misa” y “misal”. Si por las razones apuntadas en la nota anterior resulta impropio también hablar de “misa de San Pío V” (quien tampoco inventó el rito transmitido por una larga tradición litúrgica de la Iglesia Romana ), sin embargo sí que se puede hablar de “Misal de San Pío V” porque entonces se trata de la editio typica (edición oficial) en la que se contiene el rito de la misa y, como es natural, lleva el nombre de quien lo promulga. No obstante, el beato Juan XXIII hizo en 1962 una refundición de todas las ediciones que siguieron a la de San Pío V, constituyendo una nueva edición típica, que substituyó a todas las anteriores. Por lo tanto, en puridad de verdad tampoco cabe hablar ya de “Misal de San Pío V” sino de “Misal del beato Juan XXIII”. Análogamente, hoy la forma ordinaria está contendida oficialmente en el Misal de Juan Pablo II del 2002, por lo que ya no cabría hablar de “Misal de Pablo VI”. Hay quien, para no obviar la evolución de los libros litúrgicos, ha aventurado la denominación de “Misal Pío-Joaneo” (San Pío V-beato Juan XXIII) y la de “Misal Paulino-Wojtyliano” (Pablo VI y Juan Pablo II).

(g) Como muy bien ha explicado Su Eminencia, la misa según la forma extraordinaria del rito romano se remonta en su estructura y disposición fundamentales a San Gregorio I Magno, que fijó el uso que se había de observar en la capilla papal en el llamado sacramentario gregoriano , con el que están emparentados los sacramentarios leoniano y gelasiano (atribuidos a San León I y San Gelasio I, papas del siglo V). Por este motivo es pertinente y propio hablar de “misa gregoriana”, expresión que, además, tiene la ventaja de englobar también al canto litúrgico introducido por el gran pontífice y que evolucionó con el rito de la misa y de la salmodia monástica.

(h) En España, la Fraternidad de Cristo Sacerdote y María Reina, con sede en Galicia, ha hecho uso de esta potestad, pasando permanentemente a la liturgia romana en su forma extraordinaria.

(i)Reflexión sobre el motu proprio Summorum Pontificum, junio 2008.

(j) Websites: http://www.unavocesevilla.info/ (UNA VOCE SEVILLA); http://www.unavocemalaga.com/ (UNA VOCE MÁLAGA); http://unavocelacoruna.blogspot.com/ (UNA VOCE LA CORUÑA).

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Un primer aniversario

Artículo del P. Luis Joaquín Gómez Jaubert, asesor jurídico de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, en Diarioya.es sobre el Motu Proprio Summorum Pontificum en el primer aniversario de su publicación. (viernes, 4 de julio de 2008)

Se cumple, el día 7 del presente mes, el primer año de la aparición del texto pontificio Motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI otorgando carta de ciudadanía al rito latino de celebración de la Santa Misa y de la totalidad de los sacramentos, llamado Tradicional, y ahora presentado como modo extraordinario o gregoriano esta última denominación en referencia a san Gregorio Magno (590-604) que elaboró el armazón del citado rito aunque el canon data de san Gelasio (492-496) y las partes más importantes se remontan al Papa de origen hispano san Dámaso (366-384), nunca abrogado y cuya última pequeña reforma fue realizada por el Beato Juan XXIII, con una antigüedad, por tanto, más que milenaria o todavía mejor enraizado en los primeros siglos de la Iglesia. No deja de impresionar la actividad vertiginosa que, en algunas naciones, se ha producido por la aplicación de este documento bien sobre los pilares de comunidades preexistentes al Motu proprio, que ya gozaban de su celebración, bien sobre los edificados por otras nuevas forjadas al amparo de la iniciativa papal en todos los continentes. Estados Unidos, Francia, Italia son buena muestra de lo expuesto.

Las declaraciones continuadas del Cardenal Castrillón Hoyos, a la sazón Presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei a la que se ha encomendado la vigilancia de la aplicación del texto pontificio y el auxilio a los que, interesados en la misma, no encuentran eco a sus legítimas peticiones en sus iglesias locales, nos presentan a un Vicario de Cristo deseoso de que los dos modos, ordinario y extraordinario del rito latino, sean conocidos por sacerdotes y seminaristas y los dos celebrados en todas las parroquias.

Es verdad que no en la totalidad de las diócesis la recepción del documento, durante este año de vigencia, ha sido la idónea ni en algunas su aplicación se ha producido siguiendo las pautas trazadas por el mismo. Hay como un cierto recelo en buena parte del clero que no termina de considerar entre sus objetivos pastorales lo que significa la expresión “derechos de los fieles”. El Motu Propio papal va más allá de una imposición, que es el modo que parece que algunos entienden como única manera de hacer posible la obediencia en la Iglesia, y por supuesto de una proposición. Es ley que reconoce un derecho. No es un privilegio ni un indulto, términos que podrían aplicarse, ejemplo que elijo sólo por su difusión, a la concesión no universal de la comunión en la mano prohibida en algunas diócesis, sino un verdadero derecho universal que no puede ser vetado y que configura el correspondiente deber por parte de quien ha de atender a aquel o aquellos que reclaman en sus diócesis el reconocimiento del citado derecho a participar de los Sacramentos con los rituales de 1962.

España goza con la oferta de la posibilidad de asistir a la Santa Misa según el modo extraordinario en las diócesis pastoreadas por cardenales, excepción de Valencia, es decir Toledo, Madrid, Barcelona y Sevilla y algunas pocas diócesis, que espero citar sin exclusiones Pontevedra, La Coruña, Albacete, Murcia, Pamplona, Palma de Mallorca y Tenerife. Aunque peticiones, desde hace varios meses, firmadas por numerosos fieles, se han presentado en Oviedo (Gijón) y Salamanca. Otras, entre las que se encuentra Málaga, cuentan con muchos seguidores a la espera. También, en nuestra Nación, hay dos comunidades religiosas acogidas al derecho de participar en esta liturgia tradicional: el Oasis Jesús Sacerdote, Monasterio de clausura femenino, en Barcelona, con suficientes vocaciones para otra nueva fundación en España, y la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina en Galicia.

No es un capricho de este papa, como ciertos medios nos quieren hacer ver. Ya Juan Pablo II, como han recordado sus colaboradores, preparaba un texto parecido. Es la respuesta a una necesidad que favorezca a la sacralidad del culto, ausente en algunos ambientes eclesiales, por los abusos denunciados por todos los papas desde Pablo VI, y que aporta las riquezas de un tesoro que es patrimonio de toda la Iglesia.

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La hermenéutica de la continuidad y la liturgia papal

Entrevista del Osservatore Romano a Mons. Guido Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas del Papa. (Traducción de La Buhardilla de San Jerónimo). 26 de junio de 2008

El Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, Monseñor Guido Marini, ha concedido una entrevista a L´Osservatore Romano en la persona de Gianluca Biccini. En ella habla sobre temas variados referidos a la liturgia de Benedicto XVI. Traducimos el texto cuyo original italiano hemos tomado de la edición cotidiana del mencionado medio informativo del día 26 de junio.

Desde el 29 de junio cambia el palio usado por Benedicto XVI para las celebraciones litúrgicas solemnes. El que usará el Papa para la Misa de los Santos Pedro y Pablo será de forma circular cerrada, con dos extremos que cuelgan en mitad del pecho y de la espalda. Su forma resultará más amplia y más larga, mientras que será conservado el color rojo de las cruces que lo adornan.

¿Cuáles son los elementos de continuidad y cuales los de innovación, respecto al pasado?

A la luz de cuidadosos estudios, con relación al desarrollo del palio en el curso de los siglos, parece que se puede afirmar que el palio amplio y cruzado sobre el hombro izquierdo no se ha usado en Occidente desde el siglo IX. De hecho, la pintura que se encuentra en el Sacro Speco de Subiaco, que se remonta aproximadamente al año 1219 y que representa al Papa Inocencio III con este tipo de palio, parece un “arcaísmo” consciente. En este sentido, el uso del nuevo palio intenta satisfacer dos requisitos: sobre todo, enfatizar más fuertemente el continuo desarrollo que esta vestidura litúrgica ha tenido a lo largo de más de doce siglos; en segundo lugar, uno de carácter práctico, en cuanto que el palio usado por Benedicto XVI desde el inicio del pontificado ha comportado diversos y fastidiosos problemas desde este punto de vista.

 

¿Permanecen las diferencias entre el palio papal y aquel que el Pontífice impone a los arzobispos?

La diferencia se mantiene también en el palio actual. El que será usado por Benedicto XVI a partir de la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo retoma la forma del palio usado hasta Juan Pablo II, si bien con una forma más amplia y más larga, y con el color rojo de las cruces. La forma del palio papal, diferente de la que usan los (arzobispos) metropolitanos pone de manifiesto la diversidad de jurisdicción significada por el palio.

 

Desde hace algunos meses ha cambiado también el báculo que usa el Papa en las celebraciones. ¿Cuáles son los motivos de esta elección?

El báculo dorado con forma de cruz griega – perteneciente al Beato Pío IX y que Benedicto XVI usó por primera vez el Domingo de Ramos de este año – es ahora utilizado constantemente por el Pontífice que ha decidido así sustituir aquel de plata que terminaba en crucifijo, introducido por Pablo VI y utilizado también por Juan Pablo I, Juan Pablo II y por él mismo.

Tal elección no significa simplemente un retorno a lo antiguo, sino que testimonia un desarrollo en la continuidad, un enraizamiento en la tradición que permite avanzar ordenadamente en el camino de la historia. Este báculo, denominado férula, responde de hecho en modo más fiel a la forma del báculo papal típico de la tradición romana, que ha sido siempre en forma de cruz y sin el Crucificado, al menos desde que el báculo entró en el uso de los Romanos Pontífices. No hay que olvidar, además, un elemento de practicidad: la férula de Pío IX resulta más ligera y fácil de manejar que el báculo introducido por Pablo VI.

 

¿Y el báculo confeccionado por Lello Scorzelli para el Papa Montini a mitad de los años sesenta?

Permanece a disposición de la sacristía pontificia, junto a tantos objetos pertenecientes a los predecesores de Benedicto XVI.

¿El mismo discurso es válido para la elección de los ornamentos usados por el Papa en las diversas celebraciones?

También en este caso hay que decir que las vestiduras litúrgicas adoptadas, como incluso algunos detalles del rito, intentan subrayar la continuidad de la celebración litúrgica actual con aquella que ha caracterizado en el pasado la vida de la Iglesia. La hermenéutica de la continuidad es siempre el criterio exacto para leer el camino de la Iglesia en el tiempo. Esto vale también para la liturgia. Así como un Papa cita en sus documentos a los Pontífices que lo han precedido a fin de indicar la continuidad del Magisterio de la Iglesia, así en el ámbito litúrgico un Papa usa también vestiduras litúrgicas y objetos sagrados de los Pontífices que lo han precedido para indicar la misma continuidad también en la lex orandi. Quisiera, no obstante, hacer notar que el Papa no usa siempre vestiduras litúrgicas antiguas. A menudo, usa vestiduras modernas. Lo importante no es tanto la antigüedad o la modernidad, sino la belleza y la dignidad, componentes importantes de toda celebración litúrgica.

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Un ejemplo se tiene en los viajes dentro y fuera de Italia, donde los ornamentos papales son predispuestos por las Iglesias locales…

Ciertamente. Basta pensar en el viaje a Estados Unidos, o en los de Italia, primero en Génova y luego en el Salento. En ambos casos, fueron las diócesis las que prepararon las vestiduras litúrgicas del Papa, en acuerdo con la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. En la variedad de los estilos y con atención a elementos característicos locales, el criterio adoptado ha sido el de la belleza y dignidad, dimensiones típicas de la acción sagrada que se realiza en la celebración eucarística.

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En este punto, ¿podría anticiparnos algún aspecto litúrgico particular del próximo viaje internacional?

Puedo decir que el tiempo de la preparación ha sido muy fructífero y la colaboración encontrada en Australia muy cordial y disponible. El Papa Benedicto XVI encontrará una vez más a los jóvenes de todo el mundo y todos rezamos para que de nuevo este encuentro pueda ser motivo de gran gracia para todos, una ocasión para conocer con más intensidad el rostro de Jesús y el rostro de la Iglesia, un estímulo para una respuesta pronta y generosa a la llamada del Señor. El deseo es que también las celebraciones litúrgicas, preparadas con cuidado y verdaderamente participadas, en cuanto vividas desde el corazón, sean una ocasión privilegiada para recibir esta gracia.

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¿Qué nos puede decir sobre el trono papal, utilizado en ocasiones como el consistorio, y de la cruz repuesta en el centro del altar?

El denominado trono, usado en particulares circunstancias, quiere simplemente resaltar la presidencia litúrgica del Papa, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. En cuanto a la posición de la cruz en el centro del altar, indica la centralidad del crucificado en la celebración eucarística y la orientación exacta que toda la asamblea está llamada a tener durante la liturgia eucarística: no nos miramos a nosotros, sino a Aquel que por nosotros nació, murió y resucitó, el Salvador. Del Señor viene la salvación, Él es el Oriente, el Sol naciente, al que todos debemos dirigir la mirada, del que todos debemos recibir el don de la gracia. La cuestión de la orientación litúrgica en la celebración eucarística, e incluso el modo práctico en que ésta toma forma, tiene una gran importancia porque con ella viene transmitido un dato fundamental, teológico y antropológico, eclesiológico e inherente a la espiritualidad personal.

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¿Es éste el criterio para entender la decisión de celebrar en el altar antiguo de la Capilla Sixtina, con ocasión de la fiesta del Bautismo del Señor?

Exactamente. En las circunstancias en las cuales la celebración tiene lugar según esta modalidad, no se trata tanto de volver la espalda a los fieles, sino más bien de orientarse junto a ellos hacia el Señor. Desde ese punto de vista “no se cierra la puerta a la asamblea” sino que “se le abre la puerta”, conduciéndola al Señor. Se pueden verificar circunstancias particulares en las cuales, por las condiciones artísticas del lugar sagrado y de su singular belleza y armonía, sea deseable celebrar en el altar antiguo, donde se conserva la orientación exacta de la celebración litúrgica. No nos deberíamos sorprender: basta ir a [la basílica de] San Pedro por la mañana y ver cuántos sacerdotes celebran según el rito ordinario, emanado de la reforma litúrgica, pero sobre altares tradicionales y, por lo tanto, orientados como el de la Sixtina.

En la reciente visita a Santa María de Leuca y Brindisi, el Papa ha distribuido la Comunión a los fieles en la boca y de rodillas. ¿Es una praxis destinada a convertirse en habitual en las celebraciones papales?

Pienso que sí. En este sentido, no debemos olvidar que la distribución de la Comunión sobre la mano permanece todavía, desde el punto de vista jurídico, como un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a aquellas conferencias episcopales que así lo hayan pedido. La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia. Además, podríamos ver también una preferencia por el uso de esta modalidad de distribución que, sin quitar nada a la otra, ilumina mejor la verdad de la Presencia Real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, e introduce con más facilidad en el sentido del misterio. Aspectos que, en nuestro tiempo, pastoralmente hablando, es urgente acentuar y recuperar.

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¿Qué responde el maestro de las celebraciones litúrgicas a quienes acusan a Benedicto XVI de querer imponer así modelos preconciliares?

Antes que nada, me gusta subrayar la adhesión cordial y convencida que se advierte también en relación al magisterio litúrgico del Santo Padre.

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En lo que respecta a términos como “preconciliares” y “postconciliares” utilizados por algunos, me parece que pertenecen a un lenguaje ya superado y, si son usados con el intento de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son errados y típicos de visiones ideológicas muy reductivas. Hay “cosas antiguas y cosas nuevas” que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y que, como tales, deben ser tenidas en consideración.

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El sabio sabe reencontrar en su tesoro los unos y los otros, sin recurrir a otros criterios que no sean los evangélicos y eclesiales. No todo aquello que es nuevo, es verdadero, como tampoco lo es todo aquello que es antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo, y es a ella a la que debemos tender sin prejuicios. La Iglesia vive según la ley de la continuidad, en virtud de la cual conoce un desarrollo enraizado en la Tradición. Lo que más importa es que todo conduzca a que la celebración litúrgica sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado que se hace presente en su Iglesia reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, en la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta las últimas consecuencias su misma vida, que es don de amor al Padre y a los hermanos, vida de santidad.

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Aún hoy el motu proprio Summorum Pontificum, sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970, parece dar lugar a interpretaciones contrastantes. ¿Se puede esperar que el Papa presida celebraciones según la forma extraordinaria, es decir, la antigua?

Se trata de una pregunta a la que no sé dar respuesta. En cuanto al motu proprio citado, considerándolo con serena atención y sin visiones ideológicas, junto a la carta dirigida por el Papa a los obispos de todo el mundo para presentarlo, pone de relieve una precisa doble finalidad.

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Antes que nada, facilitar el logro de “una reconciliación en el seno de la Iglesia”; y, en este sentido, como ha sido dicho, el motu proprio es un bellísimo acto de amor hacia la unidad de la Iglesia. En segundo lugar – un dato que no debemos olvidar – su finalidad es favorecer un recíproco enriquecimiento entre las dos formas del Rito Romano: en modo tal que, por ejemplo, en la celebración según el misal de Pablo VI (que es la forma ordinaria del Rito Romano) se pueda “manifestar, en un modo más intenso de cuanto se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso antiguo”.

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Una Reflexión sobre Summorum Pontificum y el Rol de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, antes y después de septiembre de 2007

 

Por Leo Darroch,
Presidente Ejecutivo de la Federación Internacional Una Voce

2 de junio de 2008


          Desde la promulgación de Summorum Pontificum, en julio de 2007, ha habido una gran alegría entre aquellos fieles de la Iglesia Católica que desean conservar las tradiciones y proteger la tradición. No cabe duda que la declaración del Papa Benedicto de que el Misal de 1962 nunca había sido abolido, y la libertad que les ha garantizado a los sacerdotes del Rito Romano para celebrar esta forma de la Misa , ha producido un gran incremento en las celebraciones de este antiguo y venerable rito. Sin embargo, también está claro que la promulgación de este Motu Proprio ha llevado a formular muchas preguntas sobre la manera de la celebración y las rúbricas que se aplican al Misal revisado por el Bienaventurado Juan XXIII. Pareciera que hay algunos, incluidos varios obispos, que deliberadamente desean crear confusión y disenso para tratar de disuadir a los sacerdotes y a los fieles de beneficiarse de la solicitud del Santo Padre, e insisten que los desarrollos posteriores a 1962 (tales como la Comunión en la mano, y las mujeres servidoras del altar) son perfectamente válidos en las Misas celebradas de acuerdo al Misal de 1962. Por otro lado, están quienes tienen preguntas genuinas sobre lo que está permitido durante la celebración de la forma Extraordinaria de la Misa. Día tras día más preguntas inundan a la Comisión Pontificia Ecclesia Dei (PCED) con cartas pidiendo respuestas y aclaraciones; a tal grado que ha sido preparado un documento que busca aclarar estas materias de una vez por todas. Nos han aconsejado esperar pacientemente la publicación de este documento. Como dejo en claro en mi informe a la (PCED) del 29 de abril de 2008, creo que “Summorum Pontificum” (y Quattuor Abhinc Annos [QAA], y Ecclesia Dei Adflicta [EDA] antes) deberían ser interpretados de acuerdo a la mentalidad del Legislador en su deseo de compensar, entre otras cosas, lo que muchos Católicos tradicionales creen haber sido abusos de sus aspiraciones legítimas. Creo que aquellos que busquen modificar las directivas de “Summorum Pontificum” para incorporar los cambios posteriores a 1962 deberían informarse que ellos libremente puede avalar los del Novus Ordo en latín, en donde la mayoría de las adaptaciones ya están listas, o pueden ser adoptadas sin la menor dificultad. El Ordo de 1965 y la Missa Normativa de 1967 eran, por su propia naturaleza, sólo estados transitorios y temporarios y perdieron cualquier significancia particular una vez que fue publicado en 1969 la edición del Misal Romano por el Papa Pablo VI. No hay en consecuencia ningún sentido para animar la adopción de elementos de aquellos ordos como parte de una genuina y natural evolución del Misal de 1962, el cual sigue siendo la única expresión legítima de la forma Extraordinaria del Rito Romano, tal como es definida por Su Santidad el Papa Benedicto XVI.
         

Recientemente hubo una gran publicidad en torno a la carta expedida por la PCED en 1997 y firmada por su entonces Presidente, el Cardenal Felici, y por Monseñor Perl, el Secretario. Esta carta permite un cierto número de modificaciones a las celebraciones del Misal de 1962 en lo relativo a la Epístola , el Evangelio, Gloria, Credo, Pater Noster, y los Prefacios del apéndice del Missale Romanum de 1965 y de 1970. Éstas (modificaciones) han sido substituidas por las estipulaciones del “Summourm Pontificum”. Si el Supremo Pontífice hubiera querido previamente determinar la observancia litúrgica de alguna cláusula, lo hubiera establecido con razón en su Motu Proprio del 7 de julio de 2007. En el medio de toda esta confusión puede quizás darse alguna cuestión singular que explicar y pueda llegar así a constituir la respuesta a varias dudas irrelevantes, naturalmente, siempre vistas dentro del contexto.
        

  El Santo Padre no podría haber sido más claro afirmando lo que entendía y entendiendo lo que afirmaba. Constantemente se refiere al Misal de 1962, o al Misal de 1970. No hay ninguna ambigüedad; se trata de una opción bien directa entre una cosa o la otra. No hay ninguna opción intermedia.
        

Con toda la autoridad de Pedro, el Supremo Legislador declaró “Nosotros Decretamos”. Luego declaró con relación al Misal del Bienaventurado Juan XXIII¬:
          ? que “se le debía dar debido honor por su venerable y antiguo uso” (art. 1);
          ? que el sacerdote puede usar “el Misal Romano promulgado por Juan XXIII en 1962, O (énfasis mío) el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970” (art. 2);
          ? En las parroquias el párroco puede “celebrar la Misa de acuerdo al rito del Misal Romano publicado en 1962” (art. 5).

          La única concesión otorgada por el Papa Benedicto en el Motu Proprio es el artículo 6 donde se declara: “En las Misas celebradas en presencia del pueblo de acuerdo al Misal del Bienaventurado Juan XXIII, las lecturas DEBEN (énfasis mío) hacerse en vernáculo, usando ediciones reconocidas por la Sede Apostólica ”.
         

Por lo tanto la idea del Papa Benedicto en el Motu Proprio es muy clara, es o el Misal de 1970, o el Misal de 1962. Su Santidad sigue sosteniendo lo mismo en este tema en su Carta a los Obispos que acompaña el Motu Proprio. Manifiesta que “la última versión del Missale Romanum anterior al Concilio … en 1962 y usada durante el Concilio, será ahora usada como Forma extraordinaria de la celebración litúrgica”. También declara que “No hay ninguna contradicción entre las dos ediciones del Misal Romano”; y indica, una vez más, que mientras no hay ninguna contradicción, hay una distinguible diferencia entre los dos Misales.
         

Y ahora voy al nudo de mi argumento. Un indulto es un permiso, o privilegio, otorgado por una autoridad eclesiástica competente – la Santa Sede o los ordinarios locales según sea el caso– para una excepción hecha a una norma particular de la ley de la iglesia en un caso individual. Ambos documentos, Quattuor Abhinc Annos de 1984, y Ecclesia Dei Adflicta de 1988 fueron concedidos bajo la opinión generalizada de que el Misal de 1962 había sido abrogado (abolido) después de la publicación del Misal del Papa Pablo VI en 1970. Las motivaciones de QAA y EDA habrían sido muy diferentes. EDA (después de lo informado por la comisión de cardenales y obispos en el año 1986) pudo haber sido pro bono pacis pero esto no podría ser aplicado a QAA.
        

  En su Carta a los Obispos el Papa Benedicto afirma:
          “para el uso del Misal de 1962… quisiera poner la atención en el hecho que este Misal nunca fue abrogado y consecuentemente, en principio, estuvo siempre permitido”.

          En Summorum Pontificum repite esto mismo con todo el peso de la ley y declara:
          “…por lo tanto, se permite celebrar el Sacrificio de la Misa siguiendo la edición típica del Misal Romano promulgado por el Bienaventurado Juan XXIII en 1962 que nunca fue abrogado … Las condiciones para el uso de este Misal dadas por los documentos anteriores ‘Quattuor abhinc annos' y ‘Ecclesia Dei' son substituidas por las siguientes:” (art. 1)
          Ambos indultos fueron substituidos en la medianoche del 13 de septiembre de 2007 cesando de tener fuerza de ley. Son redundantes, obsoletos.
         

El Papa nos ha dado dos afirmaciones muy claras: que el Misal de 1962 nunca fue abrogado, y que la Carta Apostólica “Summorum Pontificum” que ha dado el Motu Proprio reemplaza a los indultos QAA y EDA. La variedad de permisos/modificaciones otorgados por la PCED fueron garantizadas durante el período de los indultos. La lógica dicta por lo tanto que si el Misal 1962 nunca fue abolido y que el Santo Padre afirme que las condiciones puestas en los documentos anteriores (QAA y EDA) para el uso del Misal de 1962 son substituidas con efecto desde la medianoche del 13 de septiembre de 2007, entonces, todos los permisos, interpretaciones, relajaciones, modificaciones, y todo lo que surja del QAA y EDA deben también ser “substituidos” desde la medianoche del 13 de septiembre de 2007 y no ser ya más aplicados. El Papa ha aclarado la situación que ha existido desde 1970 y ha limpiado del pizarrón lo relativo a los indultos de 1984 y 1988. El 14 de septiembre de 2007 nos ha traído un nuevo comienzo en el entendimiento de la normativa, uno que se basa en principios jurídicos y no en la concesión de un privilegio.
         

Aceptado que todas las concesiones y privilegios que fueron otorgados bajo QAA y EDA quedan substituidos por la nueva ley, ¿cuál, es entonces, la posición actual? Más que claro está que hemos empezado un nuevo capítulo. Desde el 14 de septiembre de 2007 empezamos otra vez con el Misal de 1962 que no ha sido tocado, sin sufrir modificaciones o adaptaciones. En su Carta a los Obispos, el Papa Benedicto reconoce que algún cambió tendrá lugar, en lo cual él es muy específico, y habla de un tiempo futuro, no del pasado. Dice:
“nuevos Santos y algunos de los nuevos Prefacios pueden y deben ser insertados en el antiguo Misal. La Comisión Ecclesia Dei, en contacto con varios cuerpos devotos al usus antiquior, estudiarán las posibilidades prácticas en vista a ello”.
         

En efecto, ningún cambio puede hacérsele al Misal de 1962 hasta que la Comisión Ecclesia Dei implemente la voluntad del Santo Padre y consulte a los “varios cuerpos” afines al usus antiquior. Podría suponerse que la primer acción de la Comisión Pontificia sería el establecimiento de la lista de “cuerpos” a ser consultados; y recién cuando los “varios cuerpos” hayan sido identificados puodrá empezar el proceso de estudio sobre las posibilidades prácticas de insertar nuevos Santos y nuevos Prefacios. Deberíamos estar ingresando en un período de silenciosa diplomacia y consulta durante el cual el Misal de 1962 debería permanecer sin modificaciones. Involucrados en este proceso apropiadamente estructurado tendremos un gran número de beneficios.   Aquellos que temen que el Misal de 1962 sea adulterado poco a poco, como pasó durante los 60' , deberían tener confianza que nada se cambiará hasta que tenga lugar un serio debate entre la PCED y los afines a la antigua tradición litúrgica latina, y la PCED será capaz de manejase en la tarea confiada por el Papa Benedicto XVI sin que se ahogue por las diarias solicitudes de aclaraciones en muchas materias, algunas de las cuales son triviales y sólo sirven para abrumar al equipo de la Comisión y desviarlo del trabajo más importante para el se lo ha destinado.

Foederatio Internationalis Una Voce

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Monseñor Amato explica las razones por las que no se pueden ordenar mujeres

El Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Mons. Angelo Amato, destacó que solo los hombres pueden ser ordenados sacerdotes porque la Iglesia Católica no puede "cambiar la voluntad de su Fundador, Jesucristo. Así, en la participación de la vida y la misión de la Iglesia la mujer no puede recibir el sacramento del orden y, por lo tanto, no puede cumplir las funciones propias del sacerdocio ministerial".

( Aci ) El Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Mons. Angelo Amato , destacó que solo los hombres pueden ser ordenados sacerdotes porque la Iglesia Católica no puede "cambiar la voluntad de su Fundador, Jesucristo. Así, en la participación de la vida y la misión de la Iglesia la mujer no puede recibir el sacramento del orden y, por lo tanto, no puede cumplir las funciones propias del sacerdocio ministerial".

En entrevista concedida al diario vaticano L'Osservatore Romano, sobre el reciente Decreto General que la CDF emitió sobre la "ordenación" sacra de mujeres, el Arzobispo explicó que "esta es una disposición que la Iglesia siempre ha encontrado en la precisa voluntad, totalmente libre y soberana, de Jesucristo que ha llamado solo a hombres como sus apóstoles. La Iglesia se reconoce entonces vinculada a esta elección hecha por el Señor mismo. Por esta razón la ordenación de mujeres no es posible. La Iglesia y su magisterio no tienen autoridad a partir de sí mismos, sino solo a partir del Señor".

Mons. Amato señala que con este decreto "se trata de leyes que confirman los principios generales de la disciplina y el derecho de la Iglesia"; y con esta norma se ha querido "tutelar la naturaleza y validez del sacramento del orden sacro", reservado a los hombres.

El Secretario de la CDF explica que el decreto es necesario porque "ha habido distintos episodios de pseudos ordenaciones de mujeres en distintas partes del mundo. Además el Decreto General es un instrumento de ayuda para los obispos para asegura una respuesta uniforme en toda la Iglesia frente a estas situaciones. En realidad no se trata tampoco de ordenaciones verdaderas o propias".

Sobre las supuestas "ordenaciones" de mujeres, precisa el Prelado vaticano, "es necesario decir que no son ordenaciones. Son inválidas y por lo tanto nulas. La disciplina canónica de la Iglesia dice que 'recibe válidamente la sacra ordenación exclusivamente el bautizado de sexo masculino' (canon 1024)".

Seguidamente explicó que la excomunión latae sententiae, prevista en el decreto para quienes "intentan la ordenación sacra de una mujer" o para la mujeres que "intenta recibir el sagrado orden"; significa "primero que nada que la excomunión es automática, ipso facto".

"En segundo lugar –prosigue el Arzobispo– la excomunión, en concreto, prohíbe a la personas excomulgada (canon 1331) tomar parte de modo alguno en la celebración del sacrificio eucarístico o de cualquier otra ceremonia de culto público, celebrar sacramentos o sacramentales; y recibir los sacramentos, ejercitar cualquier función en oficinas o ministerios o encargos eclesiásticos, o de llevar a cabo actos de gobierno".

Esta excomunión, finaliza Mons. Angelo Amato , "esta reservada a la Santa Sede. Se levanta cuando las personas interesadas muestran sincero arrepentimiento y se comprometen a seguir la recta doctrina y disciplina de la Iglesia. La excomunión es una pena medicinal que invita al arrepentimiento, a la conversión y la reparación del escándalo, dado que se trató de un acto público".

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IMPORTANTES DECLARACIONES DEL CARDENAL CASTRILLÓN HOYOS: DEBERÍA OFRECERSE UNA MISA DOMINICAL POR EL RITO EXTRAORDINARIO EN CADA PARROQUIA

Dario Castrillon Hoyos Tradición sin contestación ,

Por Vittoria Prisciandaro, en “Iesus”, revista mensual oficial para disidentes infraeclesiales

Mayo de 2008


El cardenal que preside la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” explica por qué el Motu proprio de Benedicto XVI es una gran riqueza espiritual para toda la Iglesia. Y el modo en que vendrán resueltos los problemas que han surgido hasta hoy.

Su Eminencia muestra satisfacción. El teléfono de su oficina, en la planta baja del palacio del Ex – Santo Oficio, vive una nueva vida. Sobre las escribanías se acumula correspondencia de todo el mundo. Después de la promulgación del Motu proprio, la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, se ha convertido de hecho en una parte importante del organigrama vaticano. “Ahora tengo el doble de trabajo que tenía en la Congregación del Clero”, confiesa el cardenal Darío Castrillón Hoyos, colombiano, 79 años, caluroso defensor del retorno a casa de los lefebvianos, y desde el año 2000 presidente de la Comisión. Nacida para gestionar las relaciones con la Fraternidad San Pío X y los grupos que gravitan en la galaxia tradicionalista, hoy “Ecclesia Dei” se ha convertido en un interlocutor inevitable de diócesis y parroquias para las controversias relativas a la aplicación del rito extraordinario.

«Con el Motu proprio el Papa ha querido dar a todos una renovada oportunidad de disfrutar de la enorme riqueza espiritual, religiosa y cultural presente en la liturgia del rito gregoriano. El Motu proprio nace como un tesoro ofrecido a todos, y no como respuesta a las protestas y peticiones de algunos. No pocos de aquéllos que antes no estaban integrados en esta forma extraordinaria del rito romano manifiestan ahora una gran estima hacia él. Entre los fieles distinguiría tres grupos: los que están vinculados en forma casi orgánica a la Fraternidad San Pío X, los de la Fraternidad de San Pedro, y, finalmente, el grupo más importante y numeroso, formado por personas aficionadas a la cultura religiosa de todos los tiempos, que hoy descubren la intensidad espiritual del rito antiguo, y entre éstos, numerosos jóvenes. En estos meses han nacido nuevas asociaciones de personas pertenecientes a este último grupo”.

 

«Ésos no han leído el Motu proprio, porque el Papa afirma que las dos formas se deben enriquecer mutuamente. Y es evidente que tal riqueza litúrgica no se desprecia: en el novus ordo en unos años se lee prácticamente toda la Biblia, y esta es una riqueza que no se opone, sino que se integra en el rito extraordinario”.

 

«Es una multiplicidad que enriquece, es una mayor libertad cultural, la que el papa introduce de forma audaz. Además, en las parroquias existen muchas diferencias entre las celebraciones, y no quiero hablar de los abusos, porque no son los abusos la razón principal del Motu proprio”

 

«Ha sido el cardenal Bertone quien lo ha anunciado, y tiene derecho a hacerlo. Pero yo, que soy un servidor del papa, lo anunciaré sólo cuando lo diga el papa. Nuestra Comisión ha referido al Pontífice que de todas partes del mundo llegan muchas preguntas, muchas justificadas, otras debidas a falta de conocimiento. El Santo Padre, y sólo él, dirá si conviene hacer tal documento, y cuándo”

 

«La primera se refiere al latín, porque – dicen- no es conveniente celebrar en una lengua que no se conoce. Desgraciadamente los seminaristas, pero también algunos sacerdotes, no lo han estudiado y por lo tanto les resulta difícil celebrar en la forma extraordinaria. Para hacerlo deberían al menos conocer el canon de la Misa, la parte de la consagración. Nosotros, en “Ecclesia Dei”, nos estamos preparando y estamos organizando encuentros, cursos y comunicaciones informáticas para un profundo conocimiento de la liturgia anterior. Algunos cursos están ya activos en Francia, Alemania, en Brasil, en América Central y en los Estados Unidos. En Toledo, en España, por ejemplo, se está valorando si conviene hacer un seminario extra para la preparación al rito extraordinario, o dar cursos especiales en el seminario de la diócesis. En general, se nota un interés en retornar al latín en el mundo académico. Ha sido triste en estos años constatar el abandono no sólo de la lengua, sino también de ciertos contenidos teológicos ligados a la precisión semántica de la lengua latina”

 

«Si en una diócesis faltan sacerdotes y sólo tres o cuatro fieles piden el rito extraordinario, resulta de buen sentido pensar que sería difícil satisfacer la petición. Pero, puesto que la intención, la mens, del papa es conceder este tesoro para el bien de la Iglesia, allí donde no haya sacerdotes, lo mejor sería ofrecer una celebración según el rito extraordinario en una de las Misas dominicales parroquiales. Sería una Misa para todos, y todos, también las nuevas generaciones, se aprovecharían de la riqueza del rito extraordinario, por ejemplo de aquellos momentos de contemplación que en el novus ordo han desaparecido”.

 

«Diría que sí. Por otra parte esta posibilidad había sido ya aprobada por unanimidad en 1986, por una comisión cardenalicia en la cuál estaba presente el cardenal Ratzinger, pero entonces no llegó a ser operativa. Ahora mismo estaría seguro de que podría llevarse a cabo”.

 

«Es una cuestión de buen sentido: ¿por qué hacer un problema si las personas que piden el rito proceden de parroquias diversas? Si se reúnen y juntos piden una Misa, se convierten en grupo estable, aunque antes no se conocieran. También el número es una cuestión de buena voluntad. En algunas parroquias, especialmente en el campo, en los días laborables las personas que participan en la Misa ordinaria son tres o cuatro, y lo mismo ocurre en no pocas casas religiosas. ¿Por qué si esas mismas tres personas piden la Misa antigua sería pastoralmente necesario rechazarla?”.

 

«Sí, pero hay que entenderlo no como algo que vaya en detrimento de los otros, contra la mayoría, sino para su enriquecimiento y siempre evitando hasta la más mínima forma de contraposición”.

 

«Ciertamente a primera vista hay algunos problemas en relación con el Orden Sacerdotal, con la Confirmación, y también concernientes a la diversidad de calendario. En cuanto al Orden Sacerdotal, en la forma antigua existía la tonsura, los órdenes menores y el subdiaconado. Esta forma está aún en uso y continuará estándolo en los institutos vinculados establemente al rito antiguo, como la Fraternidad de San Pedro, la Fraternidad de San Pío X y otros institutos. Sobre la Confirmación, antes aún del Motu proprio, la Congregación para la Doctrina de la Fe había aclarado que no existe conflicto entre las dos fórmulas, dado que tanto la nueva como la antigua gozan de validez, y lo mismo se puede decir para los otros sacramentos donde la fórmula es distinta. En relación a los calendarios, que no siempre coinciden, se presentan efectivamente problemas como en el caso de las fiestas de los patronos de una parroquia, de los santuarios, de congregaciones e institutos religiosos, etc. Con prudencia y buen sentido se harán las adaptaciones necesarias, de lo que también se ocupa la Pontificia comisión “Ecclesia Dei”.

«Hay señales positivas, hay un diálogo ininterrumpido. Hace sólo algunos días he escrito una nueva carta a monseñor Fellay, superior de la Fraternidad, como respuesta a una suya. Además de los encuentros y de la correspondencia, hablamos también por teléfono. Considero viable la reconciliación con la Fraternidad San Pío X porque, como a menudo hemos dicho en “Ecclesia Dei”, no se trata de un verdadero cisma, sino de una situación anómala surgida después de la “acción cismática” de monseñor Lefebvre al conferir el episcopado sin mandato pontificio, incluso contra la expresa voluntad del papa. En mi corazón tengo una gran confianza en que el Santo Padre conseguirá restañar el tejido de la Iglesia con la venida de estos hermanos a la plena comunión. Quedarán siempre algunas diferencias, como siempre hemos tenido en la historia de la Iglesia”.

«Sí, en efecto hay dificultades con la interpretación de textos del Concilio en relación con algunas prácticas ecuménicas, pero ningún obispo de la Fraternidad de San Pío X dirá que no es necesario buscar la unidad de los cristianos”.

 

«Sí, y otros han mostrado voluntad de hacerlo. Pero yo mantengo la esperanza de que vuelva el grupo entero, no querría que se dividieran. No obstante, si viene uno sólo y dice que quiere inmediatamente la unidad con el Papa, debe ser aceptado. El Motu proprio ha conseguido también el acercamiento de otras personas. Por ejemplo, el 28 de marzo pasado, he recibido la carta de un obispo no católico que ha decidido entrar en la Iglesia Católica con otros obispos y curas que celebran la Misa tridentina”.

 

«El papa, que tiene autoridad sobre toda la Iglesia, sobre cada uno de los fieles y de los obispos, ha establecido nuevas normas en el Motu proprio, y la Pontificia comisión es sólo un instrumento al servicio del Vicario de Cristo para que venga cumplida su decisión. “Ecclesia Dei” está atenta a la aplicación del Motu proprio en fraterna armonía, comprensión y colaboración con los obispos. Son de evitar actitudes de oposición hacia los pastores, por parte de personas, grupos o instituciones por cuenta del Motu proprio. Ciertamente, los pastores, en obediencia al papa, tendrán comprensión por aquellos fieles que tienen un amor especial por la tradición litúrgica. Con los obispos que se han puesto en contacto con nosotros hemos encontrado siempre comprensión”.

 

«El Papa Juan incorporó también la liturgia en su deseo de diálogo de la Iglesia con la cultura contemporánea. Pablo VI ha dado organicidad a las reformas nacidas de este deseo. El Espíritu Santo, que siempre acompaña a la Iglesia, inspira los cambios necesarios en cada momento de la historia, sin ruptura violenta del proceso de perfeccionamiento que Él mismo ha inspirado en el devenir histórico. Benedicto XVI, con este Motu proprio, pone en común las riquezas de los dos momentos del proceso, resanando también así el disgusto de cuantos han creído que en el campo litúrgico se había producido una ruptura inaceptable”.

 

«¿No es bueno orar por nuestros hermanos hijos de Abraham? Abraham es padre en la fe, pero en una cadena salvífica en la que se espera al Mesías. Y el Mesías ha llegado. En los Hechos de los Apóstoles leemos que, en un día, se convirtieron cinco mil judíos. No hago confrontación con la oración del novus ordo , pero considero perfecta la actual del rito extraordinario. Y rezo gustoso por la conversión de mis muchos amigos judíos, porque creo verdaderamente que Jesús es el Hijo de Dios y el Salvador de todos”.

Vittoria Prisciandaro

 

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ENTREVISTA DE UNA VOCE SEVILLA A LEO DARROCH, PRESIDENTE DE DE LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL UNA VOCE

"Resulta triste, e incluso escandaloso, que haya obispos que exijan obediencia a sus sacerdotes y laicos mientras ellos se niegan a obedecer a nuestro Santo Padre"

Una Voce Sevilla - ¿Puede presentarse Leo Darroch a nuestros lectores?

Leo Darroch - En primer lugar me gustaría decir que me identifico mucho con las gentes de España puesto que nací un 15 de octubre de 1944, festividad de Santa Teresa de Ávila, cuyo padre se llamaba Alfonso y, por casualidades de la vida, también era el nombre de mi padre que nació un 2 de agosto. Las enseñanzas espirituales de Santa Teresa son una gran fuente de inspiración y no podríamos encontrar un ejemplo mejor en el que inspirarnos en nuestro deseo de contrarrestar las provocaciones y decepciones que aparecen en nuestra lucha por preservar las tradiciones de la Santa Madre Iglesia. Tuve la suerte de verme bendecido por el gran ejemplo que fue mi madre que me inculcó el amor a la Misa y a la Fe.

Nací en el condado de Durham, al norte de Inglaterra, famoso por su Catedral Normanda. Se construyó hace más de 900 años y alberga las reliquias de nuestro gran santo inglés, Cuthbert. A la edad de ocho años, a principios de los 50, comencé a ayudar en Misa con mis cuatro hermanos y me sentía especialmente atraído por las ceremonias solemnes, especialmente las de Semana Santa, y me resultó muy frustrante ver cómo acabaron con ellas a finales de los sesenta y principios de los setenta. En aquellos días se nos contaba que la Misa Latina tradicional había sido abolida y que no podía solicitarse. Escribí numerosas cartas a mi obispo y al periódico diocesano pero se me acusó de desobediencia y de provocar división.

En 1979 descubrí la Latin Mass Society (Sociedad por la Misa Latina) de Inglaterra y Gales y me hice miembro de ella. En 1986 me seleccionaron para la comisión nacional, para la que he trabajado desde entonces excepto durante un pequeño parón de dos años. En 1980 comencé a escribirme con Michael Davies, el escritor católico y antiguo Presidente de la Federación Una Voce y nos hicimos grandes amigos. Atendí a la primera Asamblea General de la Federación Internacional de Una Voce en Roma en 1997 y me nombraron para el Consejo en 1999. Llevaba algunos años ayudando a Michel Davies en su labor como presidente de la Federación Una Voce y en 2001 fui nombrado Secretario. Tuve que dejar este puesto por motivos familiares en 2004 pero volví para ayudar a Jack Oostveen cuando asumió la presidencia en 2006. En noviembre de 2007 fui nombrado Presidente. Seguir los pasos de los antiguos presidentes y grandes defensores de la Fe que fueron el Dr. Eric de Saventhern y Michael Davies, es para mí un gran honor y todo un privilegio.

1. ¿Cuáles son los principales retos del nuevo Presidente? ¿Qué temas son los más prioritarios?

A pesar de lo que muchos de nuestros obispos y sacerdotes han dicho a favor de los cambios introducidos a partir de mediados de los sesenta, es un hecho que la Iglesia, desde entonces, ha vivido un periodo de confusión interna y declive. En mi opinión, una de las causas es la supresión deliberada y forzada de la verdadera Misa católica y su sustitución por una liturgia ecuménica diseñada para llegar a todos y cada uno, pero que, en realidad, ha llegado a sólo unos pocos. Creo que la situación ha mejorado desde que, en 2007, el Papa Benedicto XVI publicara su motu proprio Summorum Pontificum y volviera a poner la Misa tradicional y los sacramentos en el sitio que le corresponden dentro de la Iglesia. La Federación lleva luchando por esto desde que se creó en 1967. Es ahora cuando todos los miembros deben aprovechar y hacer todo lo posible para difundir esta Misa en toda la Iglesia y por todo el mundo. Debemos servir de guía para todos y cada uno de los que busquen nuestro consejo, guía y ayuda.

2. ¿Cuáles son los temas en los que va a trabajar? ¿Ttiene algún plan pensado para los próximos años de la FIUV?

Creo que los próximos dos o tres años pueden ser los más importantes dentro de la historia de la Federación Internacional. La recuperación del rito romano tradicional por parte de los sacerdotes y los fieles nos supone la llegada de muchas solicitudes de ayuda y asesoramiento de muchos lugares del mundo, especialmente de los países donde se habla el español en América. Pero además hay que vigilar el modo en que se celebra la Misa. El rito romano tradicional tiene una serie de rubricas específicas que deben respetarse, mientas que el rito nuevo permite una liturgia mucho más creativa. Aunque son dos formas del mismo rito, existen diferencias importantes en su celebración. Sería un desastre introducir actitudes modernas en la Misa tradicional y debemos vigilar para que esto no suceda.

Los miembros de la Federación Internacional, dado que son principalmente asociaciones de laicos, asisten a Misas en todo el mundo que celebran los institutos y sociedades sacerdotales y los párrocos. El ansiado tesoro que buscamos es el renacer de la Misa tradicional y todos los frutos que de ella se pueden obtener.

El Papa Pío XII, en su maravillosa Encíclica Mystici Corporis Christi, afirma: “Nuestra trabazón en Cristo y con Cristo consiste, en primer lugar, en que, siendo la muchedumbre cristiana por voluntad de su Fundador un Cuerpo social y perfecto, ha de haber una unión de todos sus miembros por lo mismo que todos tienden a un mismo fin. Y cuanto más noble es el fin que persigue esta unión y más divina la fuente de que brota, tanto más excelente será sin duda su unidad. ” [artículo 68 ].

Creo que no existe un fin más noble hacia el que dirigir nuestras aspiraciones que la recuperación de la Misa tradicional para nuestros altares y durante mi cargo trabajaré sin descanso para conseguir este objetivo. A nivel práctico he establecido una serie de comisiones: para responder a nuevas dudas, para mejorar nuestra página web y comunicaciones por vía electrónica, para vigilar la puesta en práctica de Summorum Pontificum , para el estudio de diversos temas litúrgicos, para la actualización de nuestros estatutos y para conseguir financiación. Los miembros de estas comisiones trabajarán duro durante los próximos meses para mejorar todos estos aspectos dentro de nuestra Federación.

3. ¿Qué papel cree que tendrá la FIUV en la recuperación de la liturgia tradicional en los próximos años? ¿Cuán importante es esta Federación?

A nivel personal jamás he sido capaz de entender los cambios litúrgicos introducidos en la Iglesia después del Concilio Vaticano II dado que no concordaban con la C onstitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia  establecida por los Padres Conciliares. Una vez fue desmantelada la liturgia solemne, especialmente la Misa, entonces empezó a debilitarse todo lo demás en la Iglesia: las catequesis, la disciplina, la obediencia, la vida parroquial, las escuelas y seminarios. Los miembros de la Federación Una Voce han sido uno de los pocos grupos dentro de la Iglesia que han sido verdaderamente fieles a los deseos de los Padres Conciliares. Hemos conservado la liturgia tradicional durante los últimos cuarenta años y ahora estamos listos para compartir nuestros conocimientos y experiencias con cualquier miembro de la Iglesia que lo solicite. El Santo Sacrificio de la Misa es la piedra angular de la Fe y de sus frutos. Ahora estamos listos para asumir nuestro papel en la nueva primavera de la Iglesia. Algunos de los grupos más importantes de nuestra Federación como la Latin Mass Society de Inlaterra y Gales, Una Voce America y Pro Missa Tridentina en Alemania, ya han empezado a dar cursos de formación a sacerdotes y monaguillos y éstos se repiten tan rápido como es posible volver a organizarlos y financiarlos. Muchos sacerdotes, tanto jóvenes como mayores, se sienten profundamente agradecidos con estos cursos y dan testimonio de la transformación que está sufriendo su vida y sacerdocio. Así que la importancia de la Federación radica en la gran labor de sus miembros en sus respectivos países, pero también en el hecho de que el Presidente y su Ejecutiva son bienvenidos en Roma como la legítima voz que representa a muchos laicos del mundo.

4. ¿Cómo recibió la Federación la noticia de la publicación del Motu Proprio Summorum Pontificum?

Tan pronto como se publicó el documento, el entonces Presidente Jack Oostven envió un comunicado. Éste se recoge en la página web de la Federación www.ifuv.org Así comienza el comunicado.

“Con gran alegría y agradecimiento, la Federación Internacional Una Voce da la bienvenida al Motu Proprio Summorum Pontificum de Su Santidad el Papa Benedicto XVI".

Durante muchos meses lo hemos estado aguardando con paciencia y expectación. Durante todo este tiempo de espera, el Presidente, Secretario y Tesorero de la Federación Internacional mantuvieron numerosas reuniones en Roma con algunos dirigentes de la Curia y siempre se nos animaba a rezar por el Santo Padre, que el motu proprio llegaría, y que sería algo muy bueno para toda la Iglesia. Tuvimos el privilegio de conocer al Santo Padre el 13 de junio de 2007 y nos aseguró personalmente que el motu proprio se publicaría “pronto, antes del verano”. Nuestra paciencia se vio recompensada y el Sucesor de Pedro, en nombre de la Iglesia nos ha concedido este gran regalo.

En su Carta Apostólica SUMMORUM PONTIFICUM y la carta que acompaña a sus Hermanos Obispos, nuestro Santo Padre no sólo ha recuperado el uso del Rito Romano tradicional, sino que también le da a la Iglesia muchas lecciones de gran importancia. Con gran coraje él ha declarado lo que otros ya sabían desde hace mucho, que el Misal de 1962 jamás fue anulado y, consecuentemente, siempre ha sido válido.

Esta afirmación, que con toda autoridad hace el Soberano Pontífice, pone fin al debate que lleva produciéndose desde 1970. Ahora podemos avanzar de manera más constructiva para el bien de toda la Iglesia. Además, de manera muy clara, ha definido la posición del Misal de Juan XXIII y el de Pablo VI. Al declarar estos Misales como formas ordinarias y extraordinarias del mismo Rito Romano, ha conseguido una solución que puede aceptar, con la debida caridad, todo el mundo dentro de la Iglesia – obispos, sacerdotes y laicos – y espera que estas "dos Formas del uso del Rito Romano puedan enriquecerse mutuamente”.

5 ¿Cree que habrá algún problema en la aplicación de este documento pontificio? ¿Qué peligros ve para un futuro, si ve alguno?

Creo que sí habrá problemas en la aplicación del documento. Muchos obispos y sacerdotes le han dado la bienvenida, otros lo aceptan con la debida obediencia, pero muchos otros obispos no lo aceptan y van a hacer lo que puedan para evitar que se pueda aplicar. Resulta triste, e incluso escandaloso, que estos obispos demanden obediencia a sus sacerdotes y laicos pero se nieguen a obedecer a nuestro Santo Padre. Ya se oyen historias tristes de sacerdotes que quieren celebrar la Misa, o aprender a celebrarla, y se han visto intimidados por sus obispos para que no lo hagan. La Federación Internacional debe hacer todo lo que pueda para ayudar a esos sacerdotes y seminaristas en su deseo de aprender la antigua liturgia de la Iglesia, aunque sea en secreto. Como laicos, tenemos más fuerza que los sacerdotes para luchar contra estas actitudes de algunos obispos y debemos hacerlo en su nombre. Yo no estoy a favor de una desobediencia deliberada a la autoridad legítima, sino a favor de una política para luchar contra esa autoridad legítima cuando se abusa de ésta.

También puede haber otros problemas en la celebración de la Forma Extraordinaria de la Misa. El Papa ha dado libertad a todos los sacerdotes que celebran el rito latino a celebrar esta forma de la Misa,  y existe el riesgo de que algunos sacerdotes de los que están acostumbrados a celebraciones más laxas del nuevo rito, plasmen esta actitud en las celebraciones del rito antiguo. Por ejemplo, ver como la forma tradicional de la Misa se celebra introduciendo la Comunión en la mano o que haya mujeres monaguillos, esto resultaría contrario a lo que tantas personas han reivindicado en los últimos cuarenta años. Debemos estar atentos y protestar cuando esto ocurra.

6. ¿Ha visto algún cambio de actitud en los obispos en relación a la FIUV tras la publicación del Summorum Pontificum ?

Algunos obispos han reaccionado de manera fantástica y no pueden hacer lo suficiente para satisfacer las necesidades de los sacerdotes y de la gente. Ha habido grandes avances en Australia y EE.UU. por nombrar dos países en que cardenales, arzobispos y obispos ofrecen el Santo Sacrificio de la Misa en el rito tradicional. Tristemente, otros países están adoptando respuestas más negativas, hay obispos poniendo muchas trabas a los sacerdotes, destacando las Islas Británicas o Alemania. Resulta una tragedia para las almas que haya obispos que se encuentren tan anclados en su desfasada filosofía que sean incapaces de ver que las necesidades espirituales de sus feligreses no se ven satisfechas con lo que reciben en sus parroquias. Tenemos que seguir luchando contra estos obispos para que empiecen a mostrar más obediencia a Roma y una actitud más caritativa hacia sus sacerdotes y feligreses.

7. ¿Cómo es la relación entre la Federación y los obispos y cardenales del mundo? ¿Cómo se os recibe en Roma? ¿Tenéis pensado cooperar con la jerarquía eclesiástica para conseguir la correcta aplicación del Summorum Pontificum ?

La relación depende de cada Cardenal y cada Obispo pero la mayoría suelen ser agradables y se reúnen con nosotros. Algunos prometen ayudar y lo hacen, otros prometen ayudar pero no hacen nada. Recientemente recibí un correo de una persona que ha estado tratando con su Obispo. Me comentaba que el Obispo y su predecesor llevan "dispuestos" a ayudar los últimos 15 años pero no lo han hecho y él duda del valor de las promesas de "príncipes". Los dirigentes de la Federación y de los cabezas de las asociaciones que la forman siempre están dispuestos a reunirse con quien haga falta y cooperar por la Tradición. Eso es lo que hacemos, colaboramos con nuestros obispos diocesanos y sacerdotes.

Los dirigentes de la Federación somos muy bien recibidos en Roma. Hemos mantenido dos reuniones con el Papa Benedicto después de sus Audiencias Generales (Enero de 2006 y Junio 2007) y hemos tenido numerosas reuniones con el Cardenal Castrillón Hoyos, el Arzobispo Ranjith y otros prelados de la curia y de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei.

Tras la Asamblea General de Roma de noviembre de 2007 escribí al Santo Padre para darle las gracias por el motu proprio y para reiterarle a Su Santidad nuestra obediencia filial. El 14 de febrero recibí respuesta del Secretario de Estado, y en ella ponía:

“… el Soberano Pontífice os exhorta a perseguir vuestros loables objetivos para preservar las venerables tradiciones de la Iglesia Católica y, como agradecimiento y para insuflar fuerzas y consuelo, imparte para Usted y para todos los miembros de su asociación su Bendición Apostólica.”

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INTERVIEW WITH MR. LEO DARROCH, PRESIDENT OF THE FIUV
(IN ENGLISH)

By Una Voce Sevilla (Spain)

“It is a matter of regret, and even scandal, that these bishops demand obedience from their priests and laity but refuse obedience to our Holy Father”

Una Voce Sevilla: First of all, congratulations on your appointment as President of the FIUV. Could you tell us something about your biography?

Leo Darroch: May I say first of all that I have a great affinity with the Spanish people because my birthday is 15 th October (1944), the feast day of your great saint, Teresa of Avila. St. Teresa's father was named Alphonsus and, by remarkable coincidence, this was also the name of my father who was born on the 2nd August. St. Teresa's spiritual teaching is truly inspiring and we could ask for no better example in our desire to overcome the many provocations and disappointments in our struggle to preserve the traditions of Holy Mother Church . I was also blessed with the wonderful example of my mother who instilled in me a love of the Mass and the Faith.

I was born in the County of Durham , in the north of England which is famous for its Norman cathedral. It was built over 900 years ago and houses the relics of our great English saint, Cuthbert. When I was about eight years of age in the early 1950s I began serving Mass with my four brothers and I loved the beautiful ceremonies, especially those for Holy Week, and was shocked when it was all swept away in those ruinous years in the late 1960s and early 1970s. In those days were told that the traditional Latin Mass had been abolished and it was disobedient to ask for it. I wrote many letters to my bishop and diocesan newspaper but I was accused of being disobedient and divisive.

In 1979 I discovered the Latin Mass Society of England and Wales and became a member. In 1986 I was elected to the national committee, on which I have served ever since except for a brief two-year period. In 1980 I began to correspond with Michael Davies, the inspirational Catholic writer and former President of the Una Voce Federation, and we became great friends. I attended my first General Assembly of the International Federation Una Voce in Rome in 1997 and was elected as a Councillor in 1999. I had been assisting Michael Davies for some years with his work as President of the Una Voce Federation and in 2001 I was elected Secretary. I had to give up this post in 2004 for family reasons but returned to assist Jack Oostveen when he took over the presidency in 2006. I was then elected President in November 2007. To follow in the footsteps of such former presidents and great defenders of the Faith as Dr Eric de Saventhem and Michael Davies is a wonderful honour and privilege.

What are the main challenges for the new President? Which are the most urgent issues to work on?

Despite what many of our bishops and priests have said in praise of the changes that have been introduced since the mid-1960s it is a fact that the Church, since then, has suffered a period of internal turmoil and rapid decline. In my opinion, this has been caused by the deliberate and enforced suppression of the truly Catholic Mass of Ages and its replacement with a fabricated ecumenical liturgy designed to appeal to anyone and everyone but which, in fact, has appealed to very few. The lapsaition of millions clearly show that it has failed miserably. I think the situation changed dramatically for the better when, on 7 th July 2007 , Pope Benedict XVI published his motu proprio Summorum Pontificum and restored the traditional Mass and sacraments to their rightful place in the Church. It is what the Federation has been fighting for since its official erection in 1967. It is now up to all our members to grasp this opportunity and do all we can to ensure the spread of this Mass throughout the Church around the world. We must give a lead to anyone and everyone who looks to us for advice, guidance, and help.

Have you already made an agenda, or at least have you drawn up plans for the next two years of the FIUV?

I believe that the next two or three years could be the most important in the history of the International Federation. The restoration of the traditional Roman rite to the priests and the faithful is already bringing requests from around the world for help and advice, particularly from the Spanish-speaking countries of Central and South America . There is also the need to keep a watchful eye on how the Mass is being celebrated. The traditional Roman rite has specific rubrics that must be followed, whereas the new rite of Mass allows for a much more creative liturgy. Although they are two forms of the same rite there are distinct and important differences in the actual celebration. It would be disastrous if modern attitudes were to be introduced into the traditional Mass and we must be on our guard to prevent this.

The members of the International Federation, because we are essentially lay organisations, attend Masses all around the world that are celebrated by all the priestly societies and institutes, and by parish priests. The great prize we treasure above all is the resurgence of the traditional Mass and all that springs from it.

Pope Pius XII, in his wonderful Encyclical Letter Mystici Corporis Christi , states: “Our union with Christ arises first of all from the fact that, the Christian commonwealth being by its Founder's will a perfect social body, all its members must be united by a common aspiration to the same end. Now the nobler the end towards which this common aspiration is directed and the more divine the source from which it proceeds, the more sublime, evidently, is the unity which results.” [ article 68].

I can think of a no more “nobler end towards which [our] common aspiration is directed” than the restoration of the traditional Mass to our altars and during my term of office I will be working tirelessly within our lay Federation to achieve this objective. On a practical level I have set up a number of committees: to respond to new enquiries, to improve our website and electronic communications, to monitor the implementation of Summorum Pontificum , to study various liturgical matters, to update our statutes, and to raise funds. The members of these committees will be working hard over the next months to improve all aspects of the work of our Federation.

What role, do you think, the FIUV will play in the development and recuperation of the traditional liturgy during the next few years? What is the importance of this Federation?

On a personal level I could never understand the liturgical changes introduced in the Church after the Second Vatican Council because they were clearly not in conformity with the Constitution on the Liturgy as decreed by the Council Fathers. Once the solemn liturgy, especially the Mass, was dismantled then everything else in the Church – catechetics , discipline, obedience, parish life, schools, seminaries, - became undermined and collapsed. The members of the Una Voce Federation have been one of the very few groups in the Church who have been truly faithful to the wishes of the Council Fathers. We have retained the knowledge of the traditional liturgy over the past forty years and are now ready to share this knowledge and experience with anyone in the Church who asks for it. The Holy Sacrifice of the Mass is the cornerstone of the Faith and everything springs from it. We are now ready to play our part in a new springtime for the Church. Some of our larger groups such as The Latin Mass Society of England and Wales, Una Voce America, and Pro Missa Tridentina in Germany, have already started training courses for priests and servers and these are being repeated as quickly as new courses can be arranged and funded. Many priests, both young and old, are immensely grateful for this training and are saying that their lives and their priesthood are being transformed. So the importance of the Federation lies within its individual members doing great work in their own countries, but also in the fact that the President and Executive are welcomed in Rome as expressing and representing the legitimate voice of many lay people around the world.

How did the Federation receive the publication of the Motu Proprio Summorum Pontificum ?

As soon as the document was published the then President Jack Oostveen issued a statement. This can be seen on our website www.ifuv.org . The opening paragraphs state:

“With great joy and overwhelming feelings of thankfulness, the International Federation Una Voce welcomes the Motu Proprio Summorum Pontificum of His Holiness Pope Benedict XVI”.

For many months we have waited in prayerful patience and expectation. During this long period of waiting the President, Secretary, and Treasurer of the International Federation had numerous meetings in Rome with curial heads and officials and we were encouraged always to pray for our Holy Father; that the motu proprio would come, and it would be good for the whole Church. We were privileged to meet the Holy Father on 13th June 2007 and he assured us personally that the motu proprio would be published “soon, before summer”. Our patience has been rewarded and the Church has been given a great gift from the Successor of Peter.

In his Apostolic Letter SUMMORUM PONTIFICUM and the accompanying letter to his Brother Bishops, our Holy Father has not only released the use of the traditional Roman Rite, he is also teaching the Church some important lessons. With great courage he has declared what many in authority (including our hierarchies) have known for many years; that the Missal of 1962 was never juridically abrogated and, consequently, has always been valid.

This statement, carrying as it does the full authority of the Sovereign Pontiff, effectively puts an end to the debate that has been ongoing since 1970. We can all now move forward in a much more constructive manner for the good of the entire Church. Also, with great clarity, he has defined the position of the Missal of John XXIII and that of Paul VI. By declaring these Missals as the ordinary and extraordinary forms of the same Roman Rite, he has arrived at a solution that can be embraced, with due charity, by everyone in the Church – bishops, priests, and laity – and hopes that these “two Forms of the usage of the Roman Rite can be mutually enriching”.

Do you think there will be any problems to apply this pontifical document? What dangers do you see for the future, if you see any?

I think there will be many problems in applying this document. Many bishops and priests have welcomed it, some accept it out of dutiful obedience, but many bishops in particular do not want it and will do all they can to block it. It is a matter of regret, and even scandal, that these bishops demand obedience from their priests and laity but refuse obedience to our Holy Father. We are already hearing sad stories of priests who wish to celebrate this Mass, or learn how to celebrate, being intimidated by their bishops into not doing so. The International Federation must do all it can to support those priests and seminarians in their desire to learn the ancient liturgy of the Church, even in secret if necessary. As lay men and women, we are in a stronger position than priests to challenge these outdated attitudes of bishops and we must do so on their behalf. I would not advocate deliberate disobedience to legitimate authority, but a policy of challenging legitimate authority when that authority is being abused.

There may well be another problem concerning the proper celebration of the Extraordinary Form of Mass. Because the Pope has granted freedom to every priest in the Latin rite to celebrate this form of Mass there is a danger that some priests who are used to the more relaxed ways of the new rite of Mass may carry these attitudes into their celebrations of the older form. To find the traditional form of Mass being celebrated with the introduction of Communion in the hand and girl altar servers, would be devastating to all those who have laboured for forty years against such novelties. We must be watchful and protest should these things occur.

Have you noticed any change in the attitude of bishops in respect to the FIUV after the publication of the Summorum Pontificum ?

Some individual bishops have reacted wonderfully and cannot do enough to satisfy the needs of their priests and people. There have been notable advances in Australia and the USA to name but two countries with cardinals, archbishops and bishops offering the Holy Sacrifice of the Mass in the older form. Sadly, other countries are adopting a more negative response, with bishops placing restrictions and specific requirements on priests; the British Isles and Germany being prominent in this regard. It is a tragedy for souls that many bishops are so wedded to their outdated philosophy they seem unable to see that the spiritual needs of their flocks are not being satisfied with what is now being offered in their parish churches. We must keep challenging these bishops until they start to show some obedience to Rome and a more charitable attitude towards their priests and flocks.

How is the relationship between the Federation and the bishops and cardinals of the world? How are you received in Rome ? Do you look forward to cooperating with the ecclesiastical hierarchy in order to achieve the correct application of the Summorum Pontificum ?

The relationship depends on the individual cardinals and bishops but generally most are friendly enough and meet us. Some promise to help and do so, others promise to help but nothing ever happens. I have recently received an email from someone who has been dealing with his bishop. He said that the bishop and his predecessor have been 'willing' to help for the past 15 years but have failed to do anything and he doubts the value of the promises of 'princes'. The leadership of the Federation and the leaders of the individual member associations are always willing to meet anyone in authority and cooperating in the cause of tradition. This is what we do, we work in collaboration with our diocesan bishops and priests.

The leadership of the Federation is very well received in Rome . We have been granted two meetings with Pope Benedict after his General Audiences (January 2006 and June 2007) and we have had numerous meetings with Cardinal Castrillon Hoyos , Archbishop Ranjith , and other prelates in the various curial offices and the Pontifical Commission Ecclesia Dei.

Following our General Assembly in Rome in November 2007 I wrote to our Holy Father to thank him for the motu proprio and to assure His Holiness of our filial obedience. On 14 th February I received a reply from the Secretariat of State which stated,

“..the Sovereign Pontiff exhorts you to carry on with your laudable goals toward preserving the venerable traditions of the Catholic Church; who, as a foretoken of these things and as an inducement and comfort as well, willingly imparts to you and all the members of your association the Apostolic Blessing.”

 

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Prefacio del Secretario de la Sagrada Congregación Para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Msr. Malcolm Ranjith, al libro “ Dominus Est, Reflexiones de un obispo del Asia central sobre la Sagrada Comunión” , del Obispo Athanasius Schneider. Librería Editrice Vaticana, 2008

 

En el libro del Apocalipsis, San Juan cuenta que habiendo visto y oído aquello que le había sido revelado, se postraba en adoración a los pies del Angel de Dios (cf. Ap. 22,8). Postrarse o arrodillarse ante la majestad de la presencia de Dios, en humilde adoración, era un hábito de reverencia que Israel manifestaba siempre delante de la presencia del Señor. Dice el primer libro de los Reyes: “Cuando hubo acabado Salomón de hacer esta oración y súplica, levantóse de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado y con las manos tendidas al cielo, puesto en pie, bendijo a toda la asamblea de Israel” (1 Reyes 8, 54-55). La postura de la súplica del Rey es clara: él estaba arrodillado delante del altar.

La misma tradición se encuentra también en el Nuevo Testamento donde vemos a Pedro ponerse de rodillas delante de Jesús (cf Lc 5,8); Jairo para pedirle que cure a su hija (Lc 8, 41); el Samaratino cuando regresa para agradecerle y María, hermana de Lázaro, para pedirle la vida a favor de su hermano (Jn 11, 32). La misma actitud de postración delante del estupor de la presencia y revelación divinas se nota generalmente en libro del Apocalipsis (Ap 5, 8, 14 e 19, 4).

Estaba íntimamente relacionada con esta tradición la convicción que el Templo Santo de Jerusalén era la casa de Dios y por lo tanto era necesario disponerse en él en actitudes corporales expresivas de un profundo sentimiento de humildad y de reverencia en la presencia del Señor.

También en la Iglesia, la convicción profunda de que bajo las especies Eucarísticas el Señor está verdadera y realmente presente, y la creciente praxis de conservar la santa comunión en los tabernáculos, contribuyó a la práctica de arrodillarse en actitud de humilde adoración del Señor en la Eucaristía.

Efectivamente, al respecto de la presencia real de Cristo bajo las especies eucarísticas, el Concilio de Trento proclamó: “in almo sanctae Eucharistiae sacramento post panis et vini consacrationem Dominum nostrum Iesum Christum verum Deum atque hominem vere, realiter et substantialiter sub specie illarum rerum sensibilium continere” (DS 1651).

Además, Santo Tomás de Aquino ya había definido la Eucaristía latens Deitas (S. Tomás de Aquino, Inni ). La fe en la presencia real de Cristo bajo las especies eucarísticas pertenecía ya entonces a la esencia de la fe de la Iglesia Católica y era parte intrínseca de la identidad católica. Era evidente que no se podía edificar la Iglesia si esa fe fuese mínimamente menoscabada.

Por lo tanto, la Eucaristía, pan transubstanciado en Cuerpo de Cristo y vino en Sangre de Cristo, Dios en medio de nosotros, debía ser acogida con estupor, máxima reverencia y actitud de humilde adoración. El Papa Benedicto XVI recordando las palabras de San Agustín “nemo autem illam carnem manducat, nisi prius adoraverit; peccemus non adorando” (Enarrationes in Psalmos 89, 9 ; CCLXXXIX, 1385) subraya que “recibir la Eucaristía significa ponerse en actitud de adoración hacia aquel que recibimos (...) sólo en la adoración puede madurar una acogida profunda y verdadera” (Sacramentum Caritatis, 66).

Queda claro para quien sigue esta tradición que asumir gestos y actitudes del cuerpo y del espíritu que facilitan el silencio, el recogimiento, la humilde aceptación de nuestra pobreza delante de la infinita grandeza y santidad de Aquél que nos sale al encuentro en las especies Eucarísticas, se vuelve coherente e indispensable. El modo mejor para expresar nuestro sentimiento de reverencia hacia el Señor Eucarístico era el de seguir el ejemplo de Pedro que, como nos cuenta el Evangelio, se arrojó de rodillas delante del Señor y dijo “Señor, apártate de mi, que soy hombre pecador”. (Lc 5, 8).

Ahora bien, se nota que en algunas iglesias, tal práctica se hace cada vez más rara y los responsables no sólo imponen a los fieles recibir la Sagrada Eucaristía en pie, sino que incluso han sacado los reclinatorios obligando a los fieles a permanecer sentados o en pie, hasta durante la elevación de las especies Eucarísticas presentadas para la Adoración. Es extraño que tales procedimientos hayan sido adoptados en las diócesis, por los responsables de la liturgia, y en las iglesias por lo párrocos, sin la más mínima consulta a los fieles, aunque hoy se hable más de que nunca, en ciertos ambientes, de democracia en la Iglesia.

Al mismo tiempo, hablando de la Comunión en la mano es necesario reconocer que se trata de una práctica introducida abusivamente y a prisas en algunos ambientes de la Iglesia inmediatamente después del Concilio, cambiando la secular práctica anterior y volviéndose enseguida la práctica regular para toda la Iglesia. Se justificaba tal cambio diciendo que reflejaba mejor el Evangelio o la práctica antigua de la Iglesia.

Es verdad que si se recibe en la lengua, se puede recibir también en la mano, siendo ambos órganos del cuerpo de igual dignidad. Algunos, para justificar tal práctica, se refieren a las palabras de Jesús: “Tomad y comed” (Mc 14,22; Mt 26,26). Cualesquiera sean las razones para sostener esta práctica, no podemos ignorar lo que sucede a nivel mundial en todas partes donde es adoptada. Este gesto contribuye a una gradual y creciente debilitación de la actitud de reverencia hacia las sagradas especies Eucarísticas. La praxis anterior en cambio preservaba mejor ese sentido de reverencia. A ella ha sucedido enseguida una alarmante falta de recogimiento y un espíritu general de distracción. Ahora se ven comulgantes que frecuentemente regresan a sus puestos como si nada de extraordinario hubiera ocurrido. Aún más distraídos se ven los niños y adolescentes. En muchos casos no se nota ese sentido de seriedad y silencio interior que deben señalar la presencia de Dios en el alma.

El Papa habla de la necesidad de no sólo entender el verdadero y profundo significado de la Eucaristía, sino también de celebrarla con dignidad y reverencia. Dice que hay que estar conscientes “de los gestos y de las posturas, como el arrodillarse en los momentos prominentes de la oración Eucarística” ( Sacramentum Caritatis , 65). Además de ello, hablando de la recepción de la Sagrada Comunión, invita a todos a “hacer lo posible para que el gesto en su simplicidad corresponda a su valor de encuentro personal con el Señor Jesucristo en el Sacramento” ( Sacramentum Caritatis , 50).

En esta perspectiva es de apreciar la obra escrita por S.E. Mons. Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de Karaganda en Kazaquistán, bajo el muy significativo título Dominus Est . El mismo quiere dar una contribución a la actual discusión sobre la Eucaristía, presencia real y substancial de Cristo bajo las especies consagradas del Pan y del Vino. Es significativo que Mons. Schneider inicie su presentación con una nota personal recordando la profunda fe eucarística de su madre y de otras dos mujeres; fe conservada entre medio de tantos sufrimientos y sacrificios que la pequeña comunidad de los católicos de aquél País padeció en los años de la persecución soviética. Partiendo de esta experiencia suya, que suscitó en él una gran fe, estupor y devoción por el Señor presente en la Eucaristía, él nos presenta un excursus histórico-teólogico que aclara como la práctica de recibir la Sagrada Comunión en la boca y de rodillas fue acogida y practicada por la Iglesia durante un largo período de tiempo.

Yo creo que ha llegado la hora de valorar bien la mencionada práctica y de revisar y, si es necesario, abandonar la práctica actual, que de hecho no fue indicada ni por la Sacrosanctum Concilium , ni por los Padres Conciliares, sino que fue aceptada después de su introducción abusiva en algunos Países. Ahora, hoy más que nunca, es necesario ayudar al fiel a renovar una viva fe en la presencia real de Cristo bajo las especies Eucarísticas para reforzar así la vida de la Iglesia y defenderla en medio de las peligrosas distorsiones de fe que tal situación continúa creando.

Las razones de tal medida deben ser no tanto académicas cuanto pastorales – espirituales como litúrgicas – es decir, aquellas que edifican mejor la fe. Mons. Schneider en este sentido muestra un encomiable coraje, pues ha sabido entender el significado de las palabras de San Pablo: “pero que todo sea para edificación” (1 Cor 14,26).

+ Malcolm Ranjith

Secretario de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

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Fidelidad al Concilio (Entrevista a Mons. Ranjith, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos)

Por Maurizio Fontana (L'Osservatore Romano)

 

A sesenta años de distancia de la publicación de la Encíclica de Pío XII Mediator Dei , el debate sobre la liturgia está más abierto y es más vivo que nunca: la reciente entrada en vigor del motu proprio Summorum Pontificum –con el cual Benedicto XVI ha concedido la posibilidad de celebrar la Eucaristía según el misal tridentino sin tener que pedir permiso al obispo– ha alimentado un enfrentamiento que desde el Concilio Vaticano II nunca ha estado realmente adormecido.

En "L'Osservatore Romano" del domingo 18, Nicola Bux, apelando justamente a la Mediator Dei , ha reafirmado la importancia de una amplia discusión sobre la liturgia, que ha de llevarse adelante “sin prejuicios y con gran caridad”: un debate –ha especificado– necesariamente guiado por la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos.

Sobre este tema hemos entrevistado al secretario de dicha congregación, el arzobispo Albert Malcom Ranjith.

Partamos precisamente de la Mediator Dei : ¿ podemos resumir sus aspectos más significativos?

Con la encíclica Mediator Dei , Pío XII –basándose también en cuanto afirma San Pío X en el motu proprio Tra le sollecitudini – persigue presentar a los fieles una síntesis teológica de la íntima esencia de la liturgia: trata de captar sus orígenes y la define como el acto sacerdotal de Cristo por el que tributa alabanza y gloria a Dios y –sobre todo a través de su sacrificio– hace efectiva la voluntad salvífica del Padre. En este sentido Cristo está en el centro de la plegaria y del papel sacerdotal de la Iglesia.

"El Divino Redentor –leemos en la encíclica– quiso, pues, que la vida sacerdotal iniciada por Él en su cuerpo mortal con sus plegarias y su sacrificio, no cesara en el curso de los siglos en su Cuerpo Místico que es la Iglesia ". En substancia, la encíclica evidencia que el culto no es nuestro sino de Cristo, en el cual todos estamos insertos. Es más o menos la línea que Benedicto XVI ha ofrecido en sus escritos litúrgicos antes y después de su elección: no somos nosotros los que llevamos a cabo el acto litúrgico, sino que en él nos conformamos al acto litúrgico celestial que ya está produciéndose eternamente.

La encíclica de Pío XII “sobre Sagrada Liturgia” anticipó en dieciséis años la Sacrosantum Concilium , ¿qué relaciones podemos encontrar entre ambos documentos? ¿Hay continuidad entre ellos? ¿Es verdad que –como ha escrito Bux sin la Mediator Dei no se puede entender plenamente la constitución conciliar?

Se puede desde luego afirmar que la reforma litúrgica preconciliar fue una suerte de apertura hacia lo que iba después a suceder en el Concilio Vaticano II. Por lo demás, el hecho de que la Sacrosantum Concilium haya sido el primer documento de la asamblea ecuménica confirma no sólo la importancia primaria de la liturgia para la vida de la Iglesia , sino que evidentemente los padres conciliares tenían ya a su disposición los instrumentos preparados para proceder a una rápida definición y a la renovación de la liturgia. Se debe, además, recordar que la mayor parte de los expertos que habían trabajado para guiar la reforma preconciliar fueron integrados e incluidos en la preparación de la Sacrosantum Concilium . Hay, en fin, una continuidad práctica paralela a la continuidad teológica: en efecto, la Sacrosantum Concilium –incluso en su marcada preocupación pastoral por volver la liturgia más eficaz y participada – expresa bien el concepto de la participación en la liturgia celestial. Este aspecto de la Mediator Dei , en un cierto sentido, confluye de manera natural en la Sacrosantum Concilium . Si consideramos también el planteamiento de los dos documentos, encontramos un mismo esquema compositivo. Los vínculos aparecen con claridad: la Sacrosantum Concilium continúa la gran tradición de la Mediator Dei , tal como la Mediator Dei se había colocado en la línea de los precedentes pontífices, en especial de San Pío X.

Frente a esta continuidad, ¿no deben quizás superarse ciertos prejuicios sobre la Iglesia preconciliar y en particular sobre el mismo Pío XII?

Por supuesto. Por lo demás, ya el cardenal Ratzinger –en el Informe sobre la Fe – hablaba de la distinción entre una interpretación fiel al Concilio y una aproximación más bien aventurada e irreal al mismo llevada adelante por ciertos círculos teológicos animados de aquello que se definía como “el espíritu del Concilio” y que él, en cambio, llama “anti-espíritu” ( Konzils-Ungeist) . Tal distinción se puede captar también en relación a cuanto sucedió en materia litúrgica: en diferentes innovaciones introducidas se pueden, en efecto, identificar diferencias substanciales entre el texto de la Sacrosantum Concilium y la reforma postconciliar llevada adelante. Es verdad que el documento dejaba espacios abiertos a la interpretación y a la búsqueda, pero eso no quiere decir que fuera invitación a una renovación litúrgica entendida como algo que realizar ex novo ; al contrario, se insertaba plenamente en la tradición de la Iglesia.

Como usted mismo ha recordado, en la Mediator  Dei  y los documentos conciliares la centralidad de Cristo en la liturgia se afirma siempre con claridad y vigor, ¿ha sabido la llamada Iglesia postconciliar encarnar plenamente esta realidad?

Tocamos en este tema una fibra dolorosa. Hay efectivamente un problema práctico: el valor de las normas y de las indicaciones de los libros litúrgicos no ha sido completamente entendido por todos en la Iglesia. Pongo un ejemplo. Lo que debe acontecer en el altar está, por supuesto, bien explicado en los textos litúrgicos, pero ciertas indicaciones no han sido tomadas en serio del todo. Hay una cierta tendencia a interpretar la reforma litúrgica postconciliar utilizando la “creatividad” como regla. Esto no lo permiten las normas. La liturgia, en ciertos lugares, ya no parece reflejar su cristocentrismo; en lugar de ello, manifiesta un espíritu de inmanentismo y antropocentrismo, siendo la verdad muy diferente: un auténtico antropocentrismo debe ser cristocéntrico. Cuanto sucede en el altar no depende de nosotros: es Cristo el que obra y la centralidad de la figura de Cristo substrae tal acción a nuestro control. Somos absorbidos y nos dejamos absorber por esa acción, a tal punto que al final de la plegaria eucarística pronunciamos la estupenda doxología que reza: “Por Cristo, con Él y en Él”.

La tendencia "creativa" a la que aludía no está permitida por las instrucciones de los libros litúrgicos. Desgraciadamente, deriva aquélla de una mala interpretación de los textos o tal vez de un escaso conocimiento de éstos y de la liturgia misma. Debemos darnos cuenta de que la liturgia tiene una peculiar característica “conservadora” (aunque no en la acepción negativa que hoy algunos dan a esta palabra). Del Antiguo Testamento emerge una gran fidelidad a los ritos y el mismo Jesús siguió siendo fiel al ritual de los padres. La Iglesia después ha seguido la misma línea. San Pablo afirma: “Yo os transmito a vosotros lo que he recibido” (I Cor XI, 23) y no “lo que he inventado”. Es éste un aspecto central: estamos llamados a ser fieles a algo que no nos pertenece sino que nos viene dado; debemos ser fieles a la seriedad con la que se celebran los sacramentos. ¿Para qué llenar páginas y páginas de instrucciones si después cada uno se siente autorizado a hacer lo que le viene en gana?

Después de la publicación del motu proprio Summorum Pontificum se ha vuelto a encender el enfrentamiento entre los llamados tradicionalsitas y los innovadores. ¿Tiene sentido una contraposición semejante?

Absolutamente no. No ha habido ni hay una escisión entre un antes y un después; hay, por el contrario, una línea de continuidad. A propósito del motu proprio, volvamos más bien al tema que acabamos de ver. Respecto a la misa tridentina, ha habido una creciente demanda en el tiempo, cada vez más organizada. Por otro lado, la fidelidad a las normas de la celebración de los sacramentos continuaba disminuyendo. Cuanto más se reducían tal fidelidad y el sentido de la belleza, tanto más aumentaba la demanda de la misa tridentina. Y bien, de hecho, ¿quiénes realmente han traído de nuevo la misa tridentina? No solo aquellos grupos que la deseaban, sino indirectamente también los que han observado poco respeto a las normas para una digna celebración según el Novus ordo . Durante años ha padecido la liturgia demasiados abusos y muchos obispos los han ignorado. El papa Juan Pablo II hizo un dramático llamado en Ecclesia Dei aflicta , que no era otra cosa que una exhortación a la Iglesia para ser más seria en la liturgia. Dígase lo mismo de la instrucción Redemptionis sacramentum. Y, sin embargo, este documento fue criticado por ciertos círculos de liturgistas y oficinas de liturgia. El problema, pues, no era tanto la demanda de la misa tridentina cuanto más bien un abuso ilimitado contra la nobleza y la dignidad de la celebración eucarística. Frente a eso no podía callar el Santo Padre: como se advierte a través de la carta dirigida a los obispos sobre el m otu proprio y también de sus múltiples discursos, el Papa tiene un profundo sentido de responsabilidad pastoral. Por ello, este documento, además de ser un intento de buscar la unión con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, es también un signo, un fuerte llamado del pastor universal a un sentido de seriedad.

¿Es también un llamado a los que forman a los sacerdotes?

Diría que sí. Por lo demás, frente a ciertas concepciones arbitrarias y poco serias de la liturgia habría que preguntarse qué es lo que se enseña en algunos seminarios. No se puede uno acercar a la liturgia con actitud superficial y poco científica. Esto vale para quien adopta una interpretación "creativa" de la liturgia, pero también para quien presume con demasiada facilidad de establecer cómo era la liturgia en los orígenes de la Iglesia. Es necesaria siempre una exégesis atenta, no se puede uno lanzar a ingenuas interpretaciones. Hay, sobre todo, en algunos círculos litúrgicos una cierta tendencia a infravalorar cuanto la Iglesia ha madurado en el segundo milenio de su historia. Se habla de empobrecimiento del rito, pero es ésta una conclusión demasiado banal y simplista: creemos, en cambio, que la tradición de la Iglesia se manifiesta en un desarrollo continuo. No podemos decir que una parte es mejor que otra: lo que cuenta es la acción del Espíritu Santo en continuo crecimiento, a pesar de los altibajos de la historia. Debemos ser fieles a la continuidad de la tradición.

La liturgia es central para la vida de la Iglesia :  lex orandi , lex credendi , pero también lex vivendi . Para una verdadera renovación de la Iglesia –tan deseada por el Concilio– es necesario que no se limite la liturgia a un estudio únicamente académico, sino que ésta se convierta en una prioridad absoluta en las iglesias locales. Por eso es importante que a la formación litúrgica según la mente de la Iglesia se le dé la justa importancia a nivel local. A fin de cuentas, la vida sacerdotal está estrechamente ligada a lo que el sacerdote celebra y a cómo lo celebra. Si un sacerdote celebra bien la Eucaristía se siente interpelado para ser coherente y para convertirse en parte del sacrificio de Cristo. La liturgia se vuelve así fundamental para la formación de sacerdotes santos. Es ésta una gran responsabilidad de los obispos que pueden así hacer mucho para una verdadera renovación de la Iglesia.

Un aspecto no secundario del debate sobre la liturgia es por supuesto el del arte sacro, comenzando por el importante capítulo de la música litúrgica. Justamente en días pasados, "L'Osservatore Romano" ha afrontado estos temas dando cuenta de las consideraciones, ciertamente inquietantes, de monseñor Valentín Miserachs Grau.

La Congregación está todavía estudiando el documento para el nuevo antifonal y hemos consultado también al propio Instituto de Música Sacra. Esperamos poder llegar a una rápida conclusión. Cantar significa rezar dos veces y esto vale sobre todo para el canto gregoriano, que es un tesoro inestimable. El Papa en la Sacramentum caritatis ha hablado claramente de la necesidad de enseñar en los seminarios el canto gregoriano y la lengua latina: debemos custodiar y valorizar tan inmenso patrimonio de la Iglesia Católica y utilizarlo para tributar alabanza al Señor. Seguramente habrá que trabajar todavía sobre este aspecto. Hay también muchos cantos en el uso común que no tienen relación con la tradición del canto gregoriano: es importante asegurarse que sean edificantes para la fe, que alimenten espiritualmente a quien participa en la liturgia y que dispongan realmente el corazón de los fieles para escuchar la voz de Dios. Los contenidos, además, deben ser controlados por los obispos para evitar, por ejemplo, tendencias new age . A este respecto es igualmente necesario ejercitar un gran sentido de discreción en el uso de instrumentos musicales: que todo sea sólo para la edificación de la fe.

En el campo de la arquitectura sagrada el diálogo con los especialistas parece estar más delineado; más dificultoso parece, en cambio, el que se mantiene con los artistas figurativos. Si algunos grandes artistas contemporáneos aparecen involucrados en la interpretación de los temas sacros, esto pasa en mucha menor medida con la producción pensada a propósito para los lugares de culto. ¿Es sólo un problema de encargos o el diálogo que tanto promovía Pablo VI necesita de un nuevo impulso?

El Concilio dedicó un capítulo entero al arte sacro. Entre los principios afirmados es esencial el del vínculo entre arte y fe. El diálogo es fundamental. Cada artista es una persona muy especial, tiene un estilo propio del que está muy orgulloso. Hay que saber entrar en el corazón del artista con la dimensión de la fe. Es difícil, pero la Iglesia debe encontrar las vías para un diálogo más profundo. El 1º de diciembre habrá una jornada de estudio sobre el tema en el Vaticano, organizada por la congregación; contamos con que pueda ser una ocasión para impulsar este diálogo y la promoción del arte sacro.

(©L'Osservatore Romano - 19-20 noviembre 2007)

 

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CARTA ABIERTA A JOSÉ CRETARIO, DE ABC, SOBRE LOS "GRADOS DE GLORIA EN EL CIELO"

Carta enviada al periodista cofradiero de ABC de Sevilla, a propósito de un artículo suyo sobre nuestra asociación.

Estimado Sr. “José Cretario”:

Un amigo de nuestra asociación nos ha remitido un fragmento de una artículo que Vd. publicó en el diario ABC, en su página dominical de cofradías del domingo 16 de septiembre, respecto a nuestra asociación, mostrando interés por el texto que reseña en él tomado de nuestra página web y solicitándole que le explicásemos algo sobre él. El texto extraído de su artículo, esperamos que no haya error ni confusión, es el que sigue:

“CHISPORROTEOS

Cuatro.- Tras la entrada en vigor el pasado viernes del motu proprio de Benedicto XVI que restituía la misa tridentina, hoy en San Bernardo se podrá escuchar una misa en latín y de espaldas al pueblo organizada por la asociación “Una voce” cuyo fin es mantener la liturgia antigua de la Iglesia. En su web se puede leer lo siguiente: “Con cada Misa aumentarás tus grados de gloria en el Cielo. Acuérdate también de que con ella acortas tu Purgatorio” No sabía yo que el cielo era como el Corte Inglés, con sus plantas sus niveles y sus sótanos...”.

Hemos estimado conveniente molestarle, por lo que comenzamos pidiéndole disculpas, a propósito de este texto, para aclarar algunas cuestiones, que estamos convencidos que serán de su interés.

Nos gustaría comenzar haciendo un par de breves aclaraciones o precisiones terminológicas antes de hablarle sobre los “grados de gloria” en el Cielo.

En primer lugar nos gustaría destacar que el Santo Padre, con su Motu Proprio “Summorum Pontificum” en realidad no viene a “restituir” la llamada Misa Tridentina, sino que por el contrario declara el Misal promulgado por San Pío V y reeditado en 1962 por el Beato Juan XXIII jamás ha sido abrogado jurídicamente, por lo que siempre ha estado permitido. En el Motu Proprio, el Papa cita dos documentos previos, "Quattuor abhinc annis" y "Ecclesia Dei", cuyas condiciones para el uso del Misal de Juan XXIII, eso sí, se sustituyen como se establece en “Summorum Pontificum”. En el documento, declarativo y no constitutivo, su Santidad el Papa no concede un derecho nuevo, sino que reconoce una situación de hecho de la que derivan una serie de derechos.

En segundo lugar nos gustaría precisar que en realidad, la Misa no se dice “de espaldas al pueblo”. La orientación de los fieles y el sacerdote en la misma dirección durante la oración es una práctica antiquísima en la Iglesia, que hunde sus raíces en el Judaísmo del que venimos y que además, es común a otras religiones. En la Misa tradicional, el sacerdote y los fieles rezan en la misma dirección, orientados hacia el Señor. Muchos e importantes liturgistas, como Louis Bouyer, se han ocupado del asunto. A este respecto, nos permitimos recomendarle algunas lecturas que, esperamos, sean de su interés. La primera es “Volverse hacia el Señor”, del P. Uwe Michael Lang, que ha publicado recientemente Ediciones Cristiandad y que viene prologado por el que fuera Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI. Otro libro al que puede acceder, esta vez “on line”, es “Vueltos hacia el Señor”, del fallecido Mons. Klaus Gamber, fundador del Instituto Litúrgico de Ratisbona, y al que el Cardenal Ratzinger alabó diciendo que era “el único sabio, frente a un ejército de pseudoliturgistas, que habla desde el corazón de la Iglesia”. Este texto puede descargarlo de nuestra página web, en la siguiente dirección: http://www.unavocesevilla.info/vueltoshaciaelsenor.pdf

Esperamos que estas aclaraciones sean de su interés, pues, como comprenderá, está entre nuestros objetivos principales ayudar a aclarar malentendidos y lugares comunes extendidos sobre cuestiones litúrgicas que, entendemos, son cruciales.

Pretendemos en breve escribir un artículo divulgativo y sencillo respecto de la orientación en la oración litúrgica, que si tiene a bien, le remitiremos a su correo-e.

Y yendo al asunto por el que nuestro amigo nos preguntaba en su correo electrónico, pasamos a explicar el asunto de “los grados de gloria en el Cielo”.

Comenzamos aclarando que el texto que está colgado en nuestra página web y al que hace referencia Vd. en su artículo no es una creación nuestra, sino que se trata del texto de una pequeña hojilla que se distribuyó ampliamente a principios del Siglo XX y que iba con el Imprimatur del que fuera Arzobispo de St. Louis (EEUU), John Clennon. Ese texto se puede encontrar en muchos sitios de Internet, y aunque “antiguo”, nos parece un excelente acicate para animar a la gente sencilla, como nosotros, a acudir a Misa. Por supuesto que esta percepción, subjetiva, puede ser compartida, o no, por nuestros lectores, pero ahí ya no podemos entrar.

Citas prácticamente idénticas a esta se pueden encontrar en multitud de obras católicas. A modo de ejemplo, le traemos aquí una sacada del libro del sacerdote Jesuita Jorge Loring “Para Salvarte”, que es conocido en medio mundo.

Dicho esto, permítanos explicarle que el hecho de la existencia de diferentes grados de gloria en el Cielo es de Fe para los católicos. En el número 50 de dicho libro, el P. Loring redacta lo que sigue:

“50.- La Misa es el acto más importante de nuestra Santa Religión, porque es la renovación y perpetuación del Sacrificio de Cristo en la Cruz”

50,1. En la Misa se reactualiza el sacrificio que de su propia vida hizo Jesucristo a su Eterno Padre en el calvario, para que por sus méritos infinitos nos perdone a los hombres nuestros pecados, y así podamos entrar en el cielo. En la Misa se hace presente la redención del mundo. Por eso la Misa es el acto más grande, más sublime y más santo que se celebra cada día en la Tierra.

Decía San Bernardo: el que oye devotamente una Misa en gracia de Dios merece más que si diera de limosna todos sus bienes.

Oír una Misa en vida aprovecha más que las que digan por esa persona después de su muerte.

Con cada Misa que oigas aumentas tus grados de gloria en el cielo.”.

Enrique Denzinger, por ejemplo, en su “Doctrina de la Iglesia”, en el Índice Sist. (XIII-2) ¿Qué es el Cielo?”. Nos recuerda que el cielo “admite grados”. 

Pero ¿qué es esto de los “grados de gloria”? se preguntará Vd, a la luz de lo leído en su artículo. Trataremos de explicarlo, sin entrar en explicaciones de demasiada profundidad teológica, e intentando hacer el lenguaje comprensible a cualquiera que pueda leer.

Brevemente, lo que nos enseña la doctrina católica es que los diferentes grados de gloria que tendrán los Justos en el Cielo, se dan según el grado de santidad que hayan alcanzado en la tierra. En verdad, todos los santos en el Cielo ven claramente a Dios mismo, Uno y Trino, tal como es, aunque unos sin embargo lo conocen con más perfección que otros, conforme a la diversidad de los merecimientos que adquirieron mientras vivían en la tierra. Es lo que se ha llamado “el aumento de la gloria”.

Encontramos esta verdad de fe definida en el Concilio de Trento, en la sesión sexta, dentro de los cánones sobre la Justificación, y concretamente en el Canon XXXII en el que se explicaba que “Si alguno dijere, que las buenas obras del hombre justificado de tal modo son dones de Dios, que no son también méritos buenos del mismo justo; o que este mismo justificado por las buenas obras que hace con la gracia de Dios, y méritos de Jesucristo, de quien es miembro vivo, no merece en realidad aumento de gracia, la vida eterna, ni la consecución de la gloria si muere en gracia, como ni tampoco el aumento de la gloria; sea anatema ”.

Como sabrá, la herejía protestante vino, entre otras cosas, a afirmar que el hombre se justifica ante Dios por la sola fe, y que las buenas obras son meramente el fruto del estado justificado, pero no meritorias para la justificación. Dentro de este importante contexto de confrontación teológica, es en el que la Iglesia vino a recalcar la importancia de las buenas obras para la salvación, y en de ella definió el aumento de la gloria.

Evidentemente, la Misa, en cuanto que es el mismo Sacrificio salvífico de Jesús en la Cruz, de manera incruenta, es una importantísima fuente de frutos de santidad y de merecimientos para alcanzar el cielo. La Santa Misa, nos perfecciona, y como nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “La Eucaristía es también la anticipación de la Gloria Celestial” (1402). Con cada Misa, pues, nos preparamos para conocer con mayor perfección al Padre en el momento de hallar la gloria celestial.

En multitud de manuales de Teología, en los novísimos se habla de los grados de gloria en el cielo. A modo de muestra copiamos aquí un texto encontrado en Internet, en la página “Gratis Date”, en el que se toca el asunto. La obra es “Fundamentos Bíblicos de la teología católica”, de Enrique Pardo Fuster*. Puede leerlo al final de la página, para satisfacer en más profundidad su curiosidad.

Por supuesto, como asociación de fieles católicos que somos, nos sometemos en todo al Magisterio de la Iglesia, y si hay algo que en nuestra página se pueda entender como contrario a lo que la Santa Iglesia Católica nos enseña, puede darse por retirado inmediatamente.

Le emplazamos a que visite nuestra web y nos comunique cualquier sugerencia o duda que le pueda surgir. Estaremos encantados de recibirlas.

Sintiendo haberle molestado, y esperando haber aclarado sus dudas, nos despedimos con un muy afectuoso saludo.

ASOCIACIÓN UNA VOCE SEVILLA

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*“Fundamentos Bíblicos de la teología católica”, de Enrique Pardo Fuster

85. Cielo. Grados de gloria

-Existen muchísimos

-El grado de gloria de cada bienaventurado es eternamente el mismo que el merecido al entrar en el cielo

-Corresponde a los méritos propios

-Los méritos corresponden a la caridad

-La felicidad y la gloria de cada uno, son mucho mayores que los padecimientos aceptados por amor en esta vida

-Muchos justos ignorados serán glorificados con una gloria incomparable

-La gloria accidental puede aumentar por ciertos tributos de la Iglesia en el mundo

-La capacidad de felicidad será saciada

-Existen muchísimos grados de gloria en la bienaventuranza eterna.

Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor. Así también en la resurrección de los muertos,... (1 Cor. 15, 41-42).

-La gloria esencial de cada bienaventurado es eternamente la misma que la merecida en el momento de entrar en el cielo.

Si las nubes van llenas, vierten lluvia sobre la tierra, y caiga el árbol al sur o al norte, donde cae el árbol allí se queda (Qo. 11, 3).

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «...Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta (Mt. 16, 27).

Aclaración. «pagará a cada uno según su conducta» es decir, según los méritos adquiridos que corresponden a la caridad practicada en esta vida, porque con la muerte termina el tiempo de merecer.

Porque es necesario que todos seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal (2 Cor. 5, 10).

-Los grados de gloria que posee y goza cada bienaventurado en el cielo, corresponden a sus propios méritos.

Dales, Yahvéh, conforme a sus acciones,... (Sal. 28, 4).

Que tú al hombre pagas con arreglo a sus obras (Sal. 62, 13).

...dijo Jesús a sus discípulos: «...el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta (Mt. 16, 27).

...la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras,... (Rom. 2, 5-6).

...cada cual recibirá el salario según su propio trabajo,... (1 Cor. 3, 8).

Os digo esto: El que siembra escasamente, escasamente cosecha; y el que siembra a manos llenas, a manos llenas cosecha (2 Cor. 9, 6).

Mira, pronto vendré y traeré mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo (Apoc. 22, 12).

-Los propios méritos de los bienaventurados corresponden exclusivamente a la caridad.

La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud (Rom. 13, 10).

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13).

...para que arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenad hasta la total plenitud de Dios (Ef. 3,17-19).

Aclaración. La caridad tiene a Dios como fin último y todas las demás virtudes, p.e. humildad, paciencia, etc., tienen relación al premio esencial de la bienaventuranza eterna en cuanto se hayan practicado por puro amor de Dios y por tanto, en orden a la vida eterna, tiene mucha más importancia la caridad -amor a Dios y al prójimo por Dios-, que el mayor y menor talento natural poseído y ejercitado en este mundo.

-Dios concede a los bienaventurados del cielo un caudal de felicidad y de gloria mucho mayor que los sufrimientos y las tribulaciones padecidas por amor a él en esta vida.

En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, a cuantos no ponemos los ojos en las cosas visibles sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas la invisibles son eternas (2 Cor. 4, 17-18).

Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros (Rom. 8, 18).

-Muchos justos que mueren despreciados, ignorados e incomprendidos serán glorificados con una gloria incomparable.

Entonces el justo se mantendrá en pie con plena seguridad en presencia de los que le afligieron y despreciaron sus sufrimientos. Al verle, quedarán consternados, sobrecogidos de espanto, estupefactos por lo inesperado de su salvación (Sab. 5, 1-2).

-La gloria accidental de los bienaventurados en el cielo puede aumentar por ciertos triunfos de la Iglesia en el mundo.

a) -Por la conversión de los pecadores.

Habrá más alegría en el cielo por un sólo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión (Lc. 15, 7).

Se alegran los ángeles de Dios por un sólo pecador que se convierta (Lc. 15, 10).

b) -Por otros triunfos de la Iglesia parecidos.

-Por la llegada al cielo de los seres queridos.

-Por el desarrollo de una institución religiosa,

-Por el aumento de cristianos,

-y otros semejantes.

Aclaración. Estos otros triunfos de la Iglesia se afirman solamente por la semejanza con el primero, pero no son verdad revelada. Sea el que fuere, apenas tiene importancia comparados con la posesión del Bien absoluto e infinito. Algo así, como si a quien posee múltiples bienes de todas clases, se le hace un pequeño obsequio.

-La capacidad de felicidad de cada uno de los bienaventurados del cielo será saciada plenamente.

Que yo, en la justicia, contemplaré tu rostro, al despertar me hartaré de tu imagen (Sal. 17, 15).

Aclaración. La capacidad de poseer, de ver, de amar y de gozar de Dios deriva, no de la propia naturaleza racional, sino del «Lumen gloriae» concedido a cada uno según su grado de caridad logrado vivido y practicado en la tierra. Esta diversidad de grados no originan ni envidias ni otras aspiraciones desordenadas puesto que todo gozan de una visión y de un amor plenamente saciativo y todos son consumados en el gozo de los demás.

86. Cielo. Grados de gloria especiales

-Los mártires

-Los que sufren persecuciones por su causa

-Los que renuncian a los bienes de este mundo por amor a Él

-Los mártires gozan de una gloria especial en el cielo.

Consta con bastante claridad en algunos textos del Apocalipsis.

Cuando abrí el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron...Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que esperasen todavía un poco, hasta que se completara el número de sus con siervos y hermanos que iban a ser muertos como ellos (Apoc. 6, 9 y 11).

Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero (Apoc. 7, 14).

-Jesucristo concede grande recompensa en los cielos a los que sufren persecuciones, injurias, difamaciones y demás injusticias por su causa.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa (Mt. 5, 11).

-Jesucristo promete, a los que renuncian a los bienes materiales por amor por amor a Él, una recompensa mucho mayor en el Reino de los cielos.

Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna (Mt. 19, 29).

Jesús respondió: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos y hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madre, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna» (Mc. 10, 29-30).

Él les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, quedará sin recibir mucho más al presente y, en el tiempo venidero, vida eterna» (Lc. 18, 29).

 

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MOTU PROPRIO SUMMORUM PONTIFICUM:

ENTREVISTA AL SUPERIOR DE LA FRATERNIDAD DE CRISTO SACERDOTE Y SANTA MARÍA REINA

Traemos aquí una entrevista realizada al P. Manuel Folgar, superior de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina (de Pontevedra), fraternidad que ha decidido adoptar la forma extraordinaria del Rito Latino como propia de su institución.

Escrito por Felipe (Creer en México)

En días pasados la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina nos hizo el favor de enviarnos algunas fotos de la Primer Misa Solemne celebrada en la Fiesta de Santa María Reina.

En diferentes espacios católicos de internet se dieron a conocer estas imágenes que fueron recibidas con cierta sorpresa por los lectores de habla inglesa, francesa y español, pues hasta este momento la Fraternidad había permanecido desconocida.

A propósito de estas comunicaciones le hemos solicitado al fundador de este novel instituto, el Padre Manuel Folgar Otero, nos comente un poco más sobre la historia, el carisma y la misión de esta Fraternidad ubicada en Pontevedra, España.

A continuación las palabras que nos compartió.

   

 

Creer en México (CM): La información sobre la Fraternidad comienza a ser conocida en diferentes círculos de fieles adheridos a la liturgia de Juan XXIII, pero en realidad no se sabe qué tan nueva es la Fraternidad que usted dirige. ¿Pudiera resumirnos su historia? ¿Cuál es el estatus actual?

P. Manuel Folgar (PMF): La Fraternidad comenzó no como algo programado. Fue a partir de un grupo de oración parroquial, en el año 1990, cómo se ha ido desarrollando hasta hoy. No hicimos otra cosa que estar a la escucha de Dios e ir respondiendo a lo que considerábamos que era su voluntad en cada uno de los pasos. Nada hubiera sido posible sin una confianza absoluta en la Santísima Virgen. Siempre es Ella la que nos lleva a Jesús y la que nos da la fuerza para hacer lo que Él nos diga. La Fraternidad es de Nuestra Señora, a Ella le pertenece.
El estatus desde 1999 es el de una Asociación privada de fieles de derecho diocesano.

Estamos enterados que el próximo mes de octubre se estarán presentando ante la Comisión Ecclesia Dei ¿Cuál es el objetivo de dicha reunión?

No ha sido confirmada aún la fecha, pero el objetivo no es otro que presentar a la Santa Sede nuestro deseo de ser adscritos al número de Congregaciones o Asociaciones que dependen directamente de Ecclesia Dei.
Un Hermano ha terminado sus estudios de preparación para el sacerdocio y otro está en el último año. Lógicamente nuestro deseo es que reciban las Sagradas Órdenes conforme al Rito extraordinario. Nos ponemos en manos de la Sede Apostólica para que ella provea y disponga cómo se ha de realizar todo.
También nos brindamos y ofrecemos nuestra disponibilidad con el fin de poder atender las peticiones de grupos y personas que deseen la liturgia conforme a los libros de 1962 y no tengan sacerdotes que los atiendan.
En definitiva, queremos vivir y trabajar en absoluta disponibilidad a la Santa Sede.

¿Porqué el interés de la Fraternidad por usar de forma única la liturgia anterior?

Es importante esta matización. No pretendemos usar de forma única la Liturgia conforme a los libros de 1962. Lo que queremos es que el Rito Tradicional sea el Rito oficial de la Fraternidad, de tal manera que los aspirantes al sacerdocio reciban las Sagradas órdenes conforme a dicho Rito y que en las Capillas y Oratorios de la Fraternidad se celebre siempre según ese Rito. Sin embargo, no nos negamos a celebrar conforme al Novus Ordo si el Obispo diocesano necesita de nuestro servicio pastoral para alguna parroquia de la diócesis.
Creemos firmemente con Su Santidad Benedicto XVI que las dos formas del uso del Rito Romano pueden enriquecerse mutuamente, y “no sería coherente con el reconocimiento del valor y de la santidad del nuevo rito la exclusión total del mismo” (Carta del Papa que acompaña al <> .

   

 

Vemos que la Fraternidad se compone de 4 grupos: laicos, hermanas, hermanos y sacerdotes diocesanos. En su conjunto ¿Cuántas personas conforman la Fraternidad actualmente?

La Fraternidad es todavía una planta muy pequeña en el gran jardín de la Iglesia. Todos los miembros estamos convencidos de que nada hay grande en la Iglesia que en sus orígenes no hubiese sido pequeño.
Es una tentación permanente el valorar las realidades eclesiales por el número de miembros. Caer en esta tentación sería mundanizarse y medir la fuerza y la eficacia apostólica por el número en vez de por la calidad de la entrega y la seriedad de los compromisos.
Cuando me preguntan por el número siempre respondo que los que somos, lo somos de verdad y con todas las consecuencias, y estamos dispuestos a abrir nuestra casa y nuestro corazón para que vengan todos los que quieran de verdad servir a Dios, a la Virgen Santísima y a la Iglesia.

Para los laicos, tienen establecido un orden progresivo de relaciones, desde Miembros Afiliados hasta Miembros Militantes ¿Es este último grado una especie de Orden Terciaria?

Podríamos decir que básicamente sí. En este caso se trata sólo de una cuestión de terminología.
Los miembros militantes se comprometen libremente a vivir la espiritualidad de la Fraternidad, cuyas bases fundamentales son el Santo Sacrificio de la Misa, el espíritu de adoración, la reparación a los Sagrados Corazones, la confianza filial en la Santísima Virgen y la comunión con el Vicario de Cristo.
Los Militantes se agrupan en fraternidades locales y su organización es muy sencilla. Semanalmente se reúnen en el llamado Cenáculo, en el cual oran, reciben la formación y proyectan sus actividades apostólicas.
Se trata, sobre todo, de que tengan una sólida y recia formación cristiana, y que sean instrumentos eficaces al servicio de la Santísima Virgen para la extensión del Reino de Cristo. Su primer campo de apostolado es su propia familia.

La orden de las Misioneras de la Fraternidad se presenta con un carisma en parte contemplativo en parte apostólico. ¿Sus vocaciones son todas provenientes de España?

La vida de las Misioneras tiene como eje central la Santa Misa, la alabanza divina y la adoración eucarística. Es a partir de ahí que pueden desarrollar un apostolado fecundo. Sus Prioratos están llamados a ser verdaderos focos de espiritualidad.
Las Hermanas son españolas y pedimos a Dios que las bendiga y aumente con nuevas vocaciones no sólo de España, sino ¡ojalá también de los países hermanos latinoamericanos!
Hace un año que ha sido llamada a la Casa del Padre la Madre Cofundadora a la edad de cuarenta años. Ella se había ofrecido al Señor como víctima por la santidad de los Sacerdotes. El buen Dios quiso recibir su ofrenda.
En este momento las Hermanas regentan una pequeña Casa de espiritualidad en el mismo Priorato. También en él tienen una librería religiosa a la que acuden sacerdotes y seglares. Confeccionan ropas litúrgicas y formas para la Santa Misa y colaboran en tres parroquias rurales.
Necesitamos sobremanera nuevas vocaciones. Su apostolado de oración y de presencia es de vital importancia.

Los hijos Esclavos de Santa María Reina es la rama varonil de Hermanos y Sacerdotes. ¿La formación para las vocaciones sacerdotales se dará dentro de la misma Fraternidad?

Hasta ahora los Hermanos han acudido al Instituto Teológico que funciona en la diócesis. Lógicamente dicha formación se ha complementado en la Comunidad, intentando que conozcan muy bien la doctrina de la Iglesia, el Magisterio, la teología de Santo Tomás y los clásicos de la espiritualidad Católica.

   

 

Además de los anteriores, la Fraternidad tiene un lugar para sacerdotes diocesanos ¿estos sacerdotes tienen que saber o aprender a celebrar la Forma Extraordinaria del Rito Romano?

Sin duda que este es un requisito necesario. Sería incongruente con el mismo ser de la Fraternidad el desprecio de semejante riqueza.

9.¿Tiene la Fraternidad intención de llevar su misión a diferentes lugares de España o a otros países?

Una de las causas de la lentitud en el crecimiento es por el pequeño número de miembros y la juventud de los mismos. Los Hermanos han tenido que estar dedicados a sus estudios y, por lo tanto, no han podido dedicarse a un apostolado activo. A ello se añade que nuestra vida se ha venido desarrollando en una zona rural con pocos habitantes, lo cual quiere decir pocos jóvenes y en el extremo occidental de España, que no se caracteriza por la facilidad en las comunicaciones con el resto, sobre todo por las distancias.
Esto puede cambiar con las primeras ordenaciones.
Nuestra mirada y nuestro corazón están puestos no sólo en España sino en toda Latinoamérica. Yo soy de los que creo que el Señor no sólo elige personas, sino también pueblos y naciones. La hispanidad tiene mucho que aportar no sólo a la Iglesia, sino también al mundo. Hay una herencia espiritual incomparable que no podemos dilapidar. ¡Dios nos pedirá cuenta de ello!
Respecto al tema del Motu Proprio me resisto a que dicha riqueza, que tanto bien puede aportar a las almas, no sea explotada por todos nosotros.

10. En general ¿qué recepción dan los fieles en sus zonas de apostolado del Misal y la liturgia tradicional?

Desde el principio optamos por seguir el ritmo que la misma Iglesia ha ido marcando. Estábamos seguros que este paso se iba a dar algún día y así ha sido.
Consideramos que no se trata de imponer, ni siquiera de quemar etapas. Las personas deben ir descubriendo ellas mismas esa riqueza de la que habla Benedicto XVI. Tampoco se trata sólo de un gusto estético o de una pura exterioridad. Es necesario formarse y descubrir el tesoro litúrgico de la Iglesia, descubrir las razones profundas por las cuales la Iglesia, asistida siempre por el Espíritu Santo, ha ido codificando esos gestos, palabras, oraciones…todo ese maravilloso monumento que es la Sagrada Liturgia Católica. No se trata de una moda. No se trata de hacer algo para no hacer lo que hace la mayoría. No. Es preciso que los fieles capten las verdaderas razones y eso requiere atenderlos espiritualmente, formarlos y acompañarlos.
Hay que empezar por hacerse como niños y redescubrir el valor del silencio, la necesidad de la adoración, la participación interior y no la mera exterioridad… Todo eso lo hemos venido haciendo durante años, por eso los fieles que se relacionan con nosotros aman y estiman la Liturgia Tradicional.

11.¿Hay algún comentario final que quisiera regalarnos?

Gracias por lo de regalar… Es regalo verdadero es que me permitan compartir con ustedes estas reflexiones.
Sólo un punto. La verdadera participación en la vida de la Iglesia y, más en concreto en la vida litúrgica de la Iglesia, no consiste en hacer cosas. Se trata, por encima de todo, de ofrecerse con Cristo al Padre. Hacer de la vida entera un acto de ofrenda a la gloria de Dios uniéndose a Cristo Sacerdote que se inmola en nuestros altares. En definitiva, es en el altar donde nace nuestro ser cristiano y también donde culmina. Es en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo donde podemos encontrar todo aquello a lo que somos llamados por Dios.¡Por la Cruz a la Luz!

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MOTU PROPRIO SUMMORUM PONTIFICUM:

Interesante y esclarecedora entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos en la revista "30 días", en la que el Cardenal explica que “Juan Pablo II [...] quería preparar un motu proprio semejante al que se ha publicado hoy.”

LITURGIA. El motu proprio Summorum pontificum

Nova et vetera

30 Giorni (N.6/ 7 Año XXI Junio/ Julio de 2007)

Benedicto XVI ha firmado y publicado el documento que liberaliza el uso del Misal Romano editado por el papa Juan XXIII en 1962. Entrevista al cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Comisión pontificia «Ecclesia Dei»: «La primera evaluación errónea es decir que se trata de un regreso al pasado. No es así »

Entrevista al cardenal Darío Castrillón Hoyos, por Gianni Cardinale

El 7 de julio fue publicado finalmente el motu proprio Summorum pontificum de Benedicto XVI que prácticamente liberaliza el uso del Misal Romano de 1962. El motu proprio , que entrará en vigor el 14 de septiembre, establece que el Misal Romano promulgado por Pablo VI en 1970 es la expresión ordinaria de la lex orandi de la Iglesia católica de rito latino. El Misal promulgado por san Pío V y nuevamente editado por Juan XXIII ha de ser considerado como forma extraordinaria. De ninguna manera se ha de pensar en una división de la «ley de la fe», ya que se trata de «dos usos del único rito romano». Es lícito, por tanto, celebrar la misa según la edición típica del Misal Romano de 1962. Para ello, el motu proprio de Benedicto XVI indica nuevas reglas, que substituyen a las establecidas por los documentos anteriores, Quattuor abhinc annos de 1984 y Ecclesia Dei de 1988, en los que se concedía el indulto con el que se podía celebrar la misa denominada tridentina, pero sólo previa autorización del obispo local. Desde el 14 de septiembre en adelante, en cambio, ningún párroco o rector podrá impedir que en su propia iglesia se celebre la misa de san Pío V, siempre que los fieles que lo soliciten dispongan también de un sacerdote que esté dispuesto a hacerlo, sea idóneo y no tenga ningún impedimento jurídico. El motu proprio dispone además que el párroco puede conceder la licencia de usar el ritual antiguo en la administración de los sacramentos: bautismo, confesión, matrimonio y unción de los enfermos. A los ordinarios (obispos y superiores religiosos) se les concede también la facultad de celebrar con dicho ritual el sacramento de la confirmación.

El documento lleva adjunta una Carta dirigida a los obispos de todo el mundo en la que Benedicto XVI reafirma que «no hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum ». Y recuerda que «en la historia de la liturgia hay crecimiento y progreso, pero ninguna ruptura».
30Días le ha pedido al cardenal Darío Castrillón Hoyos, colombiano, desde 2000 presidente de la Comisión pontificia «Ecclesia Dei» (además de prefecto de la Congregación para el Clero desde 1996 a 2006), que ilustre a nuestros lectores los contenidos más importantes del motu proprio Summorum pontificum .

Eminencia, ¿cuál es el sentido de este motu proprio que liberaliza el uso del Misal llamado de san Pío V?


DARÍO CASTRILLÓN HOYOS: Cuando, después del Concilio Vaticano II, se dieron los cambios en la liturgia, grupos consistentes de fieles laicos y también de eclesiásticos se sintieron a disgusto porque estaban muy ligados a la liturgia en vigor desde hacía siglos. Pienso en los sacerdotes que durante cincuenta años habían celebrado la misa denominada de san Pío V y que de pronto debían celebrar otra, pienso en los fieles acostumbrados desde generaciones al viejo rito, pienso también en los niños como los monaguillos que improvisamente se sienten desorientados a la hora de ayudar a misa con el Novus ordo . Hubo, pues, malestar a varios niveles. Para unos era incluso de orden teológico, pues consideraba que el rito antiguo expresaba mejor que el nuevo el sentido del sacrificio. Otros, también por motivos culturales, recordaban con nostalgia el gregoriano y las grandes polifonías que eran un riqueza de la Iglesia latina. Y todo esto se agravaba porque quienes sentían este malestar imputaban estos cambios al Concilio, mientras que en realidad el Concilio en sí no había ni pedido ni previsto los detalles de estos cambios. La misa que celebraban los padres conciliares era la misa de san Pío V. El Concilio no había pedido la creación de un rito nuevo, sino un uso mayor de la lengua vernácula y una participación mayor de los fieles.

De acuerdo, este era el clima de hace cuarenta años. Pero hoy ya no está presente la generación que había manifestado ese malestar. No sólo: el clero y el pueblo se han acostumbrado al Novus ordo , y en la gran mayoría de los casos están muy bien con él…

CASTRILLÓN HOYOS: Exacto, la gran mayoría, si bien muchos de ellos no saben qué se ha perdido con el abandono del antiguo rito. Pero no todos se han acostumbrado al nuevo rito. Curiosamente también en las nuevas generaciones, tanto de clérigos como de laicos, parece florecer el interés y el aprecio por el rito anterior. Y se trata de sacerdotes y fieles de a pie que a veces no tienen nada que ver con los llamados lefebvrianos. Son cuestiones de la Iglesia, que los pastores deben escuchar. Por esto Benedicto XVI, que es un gran teólogo con una sensibilidad litúrgica profunda, ha decidido promulgar el motu proprio .

¿Existía ya un indulto?

CASTRILLÓN HOYOS: Sí, había un indulto, pero ya Juan Pablo II había comprendido que el indulto no había sido suficiente. En primer lugar, porque algunos sacerdotes y obispos eran reacios a aplicarlo, pero sobre todo porque los fieles que desean celebrar con el rito antiguo no deben ser considerados de segunda categoría. Se trata de fieles a los que hay que reconocer el derecho de oír una misa que ha alimentado al pueblo cristiano durante siglos, que ha alimentado la sensibilidad de santos como san Felipe Neri, don Bosco, santa Teresa de Lixieux, el beato Juan XXIII y al mismo siervo de Dios Juan Pablo II que, como decía, había comprendido el problema del indulto y, por tanto, pensaba en extender el uso del Misal de 1962. He de decir que en las reuniones con los cardenales y con los jefes de dicasterio, en las que se debatió esta disposición, las reservas eran de verdad mínimas. El papa Benedicto XVI, que ha seguido el proceso desde el principio, ha dado este paso importante ya imaginado por su gran predecesor. Se trata de una disposición petrina promulgada por amor a un tesoro litúrgico, como es la misa de san Pío V, y por amor de pastor a un considerable grupo de fieles.

Pero algunos exponentes del episcopado han manifestado sus reservas…

CASTRILLÓN HOYOS: Reservas que en mi opinión depende de dos errores. La primera evaluación errónea es decir que se trata de una vuelta al pasado. No es así. Porque nada se quita al Novus Ordo , que sigue siendo el modo ordinario de celebrar el único rito romano; mientras que los que quieran pueden celebrar la misa de san Pío V como forma extraordinaria.

Este es el primer error de los que no estaban de acuerdo con el motu proprio , y ¿el segundo?

CASTRILLÓN HOYOS: Que se intenta disminuir el poder del episcopado. Pero tampoco es verdad. El Papa no ha cambiado el Código de derecho canónico. El obispo es el moderador de la liturgia en su propia diócesis. Pero a la Sede apostólica le compete ordenar la sagrada liturgia de la Iglesia universal. Y un obispo debe actuar en armonía con la Sede apostólica y debe garantizar a cada fiel sus propios derechos, incluido el de poder participar en la misa de san Pío V, como forma extraordinaria del rito.

Y, sin embargo, hay quien afirma que con este motu proprio Ratzinger «humilla el Concilio» y «hace un desaire» a sus predecesores Pablo VI y Juan Pablo II…

CASTRILLÓN HOYOS: Benedicto XVI sigue el Concilio, que no abrogó la misa de san Pío V ni pidió que se hiciera. Y sigue el Concilio que recomendó escuchar la voz y los deseos legítimos de los fieles laicos. Quienes afirman esas cosas deberían ver las miles de cartas que han llegado a Roma pidiendo la libertad de poder oír la misa a la que se sienten tan vinculados. Y no se contrapone a sus predecesores, a los que cita continuamente tanto en el motu proprio como en la carta autógrafa del Papa que acompaña su publicación. El papa Montini desde el principio concedió en algunos casos la posibilidad de celebrar la misa de san Pío V. Juan Pablo II, como dije antes, quería preparar un motu proprio semejante al que se ha publicado hoy.

También se ha planteado el peligro de que una pequeña minoría de fieles pueda imponer la misa de san Pío V a la parroquia.

CASTRILLÓN HOYOS: Es obvio que quien ha dicho esto no había leído el motu proprio . Está claro que a ningún párroco se le obligará a celebrar la misa de san Pío V. Sólo que si un grupo de fieles, con un sacerdote disponible para hacerlo, pide celebrar esta misa, el párroco o el rector de la iglesia no podrá oponerse. Claro está que si surgen dificultades será el obispo el que haga de manera tal que todo siga los cauces del respeto y diría del sentido común en armonía con el Pastor universal.

¿Pero no se corre el peligro con la introducción de dos formas, la ordinaria y la extraordinaria, en el rito latino de crear una confusión litúrgica en las parroquias y en las diócesis?


CASTRILLÓN HOYOS: Si se hacen las cosas siguiendo el simple sentido común no se corre ningún peligro. Además, ya hay diócesis donde se celebra misa en varios ritos, desde el momento que viven en ellas comunidades de fieles latinos, greco-católicos ucranianos o rutenos, caldeos, etc… Pienso, por ejemplo, en algunas diócesis de los Estados Unidos, como Pittsburgh, que viven esta legítima variedad litúrgica como una riqueza, no como una tragedia. Existen asimismo parroquias donde hay ritos diferentes del rito latino, también de comunidades ortodoxas o precalcedonianas, sin que esto provoque escándalo. No veo, pues, peligros de confusión. Siempre que, lo repito, todo tenga lugar con orden y respeto recíproco.

Hay otros que consideran que el motu proprio va contra la unicidad del rito que querían los padres conciliares…

CASTRILLÓN HOYOS: Establecido que el rito romano sigue siendo único, aunque puede celebrarse de dos formas, permítame recordar que en la Iglesia latina nunca ha habido un único rito para todos. Hoy, por ejemplo, tenemos todos los ritos de la Iglesias orientales en comunión con Roma. Y también en la Iglesia latina hay otros ritos además del romano, como el ambrosiano o el mozárabe. La misma misa de san Pío V, cuando fue aprobada, no anuló todos los ritos anteriores, sino sólo aquellos que no tenían dos siglos de antigüedad por lo menos…

¿Abrogó alguna vez el Novus ordo la misa de san Pío V?

CASTRILLÓN HOYOS: El Concilio Vaticano II no lo hizo, y sucesivamente no ha habido nunca un acto positivo que lo haya establecido. Por tanto, formalmente la misa de san Pío V no ha sido nunca abrogada. Es sorprendente que aquellos que presumen de ser los intérpretes auténticos del Vaticano II den una interpretación, en campo litúrgico, tan restrictiva y poco respetuosa de la libertad de los fieles, haciendo pasar, además, este Concilio como más coercitivo incluso que el Concilio de Trento.

En el motu proprio no se establece un número mínimo de fieles necesario para solicitar la celebración de la misa de san Pío V. Y, sin embargo, en el pasado corrió la noticia de que se estaba pensando en un límite mínimo de treinta fieles…

CASTRILLÓN HOYOS: Es la demostración evidente de que sobre este motu proprio se han contado muchas pseudo-noticias difundidas por quienes no habían leido los borradores o por quienes, de manera interesada, querían influir en su elaboración. He seguido todo el proceso que ha desembocado en la redacción final, y que yo recuerde en ningún borrador apareció nunca un límite mínimo de fieles, ni de treinta ni de veinte ni de cien.

¿Por qué se ha decidido presentar por adelantado, el 27 de junio, el texto del motu proprio a algunos eclesiásticos?

CASTRILLÓN HOYOS: El Papa no podía llamar a todos los obispos, y ha convocado a algunos prelados, por varios motivos especialmente interesados en la cuestión, representativos de todos los continentes. A ellos les presentó el texto ofreciendo la posibilidad de hacer observaciones. Todos los participantes tuvieron la posibilidad de hablar.

¿Salieron de este encuentro variaciones al texto que había sido preparado?

CASTRILLÓN HOYOS: Se pidieron pequeñas variaciones lexicales, nada más, que han sido introducidas en el texto final.

¿Qué perspectivas puede abrir este motu proprio con los lefebvrianos?

CASTRILLÓN HOYOS: Los seguidores de monseñor Lefebvre han pedido siempre la posibilidad de que todos los sacerdotes puedan celebrar la misa de san Pío V. Ahora esta facultad queda reconocida oficial y formalmente. Por otra parte el Papa reafirma que la misa que todos nosotros oficiamos cada día, la del Novus ordo , sigue siendo la modalidad ordinaria de celebrar el único rito romano. Y, por tanto, que no se puede negar ni el valor ni mucho menos la validez del Novus ordo . Esto debe quedar claro.

¿Aumentará el motu proprio la responsabilidad de «Ecclesia Dei»?

CASTRILLÓN HOYOS: Esta Comisión fue fundada para recoger a los laicos y eclesiásticos que abandonaron el movimiento lefebvriano después de las consagraciones ilegítimas. Y de hecho luego trabajó también por un diálogo con la misma Fraternidad de san Pío X con vistas a la plena comunión. Hoy el motu proprio está dirigido a todos los fieles ligados a la misa de san Pío V, y no sólo a los que proceden, por así decir, del ambiente lefebvriano. Y esto obviamente presupone un trabajo más amplio

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Motu Proprio Summorum Pontificum

   

El obispo de la diócesis de Frosinone-Veroli-Ferentino (Italia), Salvatore Bocaccio, escribe a los fieles y al Santo Padre

En ocasión de la publicación del motu proprio Summorum Pontificum sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970 y particularmente acerca de la posibilidad de usar los textos del Misal Romano latino de San Pío V, el Señor Obispo ha querido dirigir a los fieles de la diócesis la siguiente carta:

Queridísimos hermanos de esta amada diócesis de Frosinone.Veroli-Ferentino: El 19 de julio ppdo. he recibido el texto del motu proprio Summorum Pontificum con el cual el Santo Padre Benedicto XVI ha promulgado la oportunidad de celebrar el rito de San Pío V según la edición querida por el beato Juan XXIII. Lo que me ha impresionado de este documento son las páginas publicadas como apéndice al motu proprio, con las cuales el Santo Padre se dirige a nosotros los Obispos, pidiéndonos que compartamos su ansia pastoral y su amor por la unidad de la Iglesia. He creído, por lo tanto, importante responder al Santo Padre en nombre de toda la Iglesia de Frosinone-Veroli-Ferentino, a través del texto que a continuación se publica. Os exhorto a acoger con buen ánimo las indicaciones de vuestro pastor en la búsqueda del bien común y de la comunión entre todos nosotros y os bendigo de todo corazón. Frosinone, 25 de julio de 2007.

Salvatore Bocaccio

He aquí el texto de la carta dirigida al papa Benedicto XVI:

Frosinone, 25 de julio de 2007.

Beatísimo Padre:

En mi nombre personalmente y en el de la Iglesia de Frosinone-Veroli-Ferentino que me ha sido confiada, siento la necesidad de expresarle el más devoto agradecimiento por el motu proprio Summorum Pontificum con el que Vuestra Santidad ha querido ofrecer a la Iglesia la oportunidad de utilizar en la celebración de la Santa Misa el venerable rito en lengua latina promulgado por san Pío V y editado de nuevo en 1962 por el beato Juan XXIII. Comprendo plenamente el esfuerzo de Vuestra Santidad de obrar, también por medio del motu proprio, a favor de una reconciliación interna en el seno de la Iglesia a través de una iluminada disposición que, no renegando de la riqueza aportada a la Liturgia por el Concilio Vaticano II, reafirma la sacralidad y la dignidad de una forma de celebración que constituye un imperecedero patrimonio al que sería insano renunciar. Comparto, asimismo, sin reservas la intuición de Vuestra Santidad acerca de las dos formas de celebración de la Liturgia Romana que, allí donde se vivan en plena comunión eclesial y sin peligrosos prejuicios y cerrazones, podrán enriquecerse mutuamente, favoreciendo un estilo de celebración que, sin ceder al formalismo, salvaguarde junto con la activa participación de los fieles, la dignidad de los oficios. Quiero, en fin, manifestarle, Santo Padre, mi total reconocimiento por el tono afectuosísimo y paterno con el cual se ha dirigido a nosotros los Obispos en la carta que acompaña el documento. He interpretado esta confianza como una conmovedora expresión de aquella colegialidad que nos convierte en uno en Cristo. En plena unión con mi presbiterio Le garantizo, Padre Santo, que en las situaciones concretas sabremos atesorar las preciosas indicaciones que nos ofrece el motu proprio y en el verdadero espíritu del Concilio Vaticano II, sabremos unir lo nuevo y lo antiguo ( nova et vetera ) en el canto de amor eterno que es la Liturgia. Al presentar a Vuestra Santidad mis filiales saludos, invoco para esta mi Iglesia particular la bendición apostólica como sostén y estímulo para ser cada vez más, en nuestro ser y en nuestro obrar ·un sacrificio viviente grato a Dios”, una alabanza viviente al Señor.

Salvatore Bocaccio, Obispo

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El Papa Decidirá: entrevista a Mons. Ranjith, Secretario de la romana Congregación para el Culto Divino

Entrevista realizada por Anthony Valle

Todos los que están interesados en la liturgia de la Iglesia se preguntan si el Papa publicará pronto un motu proprio que permita la celebración de la Misa tradicional y, en caso de hacerlo, que dirá. Uno de los liturgistas del Vaticano vierte luz sobre los planes del Papa.

ANTHONY VALLE: Su Excelencia, usted ha sido generoso concediendo varias entrevistas a la prensa internacional relacionada con liturgia desde se convirtió en el secretario de la Congregación para el Culto Divino. Algunas de sus declaraciones han sido mal interpretadas y produjeron controversias en vez de la pretendida claridad. ¿Le gustaría aclarar cualquier cosa??

MONSEÑOR MALCOM RANJITH : En lo que yo deseaba insistir en esas entrevistas fue en que la reforma pos-conciliar de la liturgia no ha podido lograr las esperadas metas de renovación espiritual y misional en la Iglesia de forma que hoy pudiéramos estar verdaderamente contentos con ella.

Indudablemente también ha habido resultados positivos ; Pero los efectos negativos parecen haber sido mayores, causando mucha desorientación en nuestra jerarquía.

Las iglesias se han vaciado, el libre cambio litúrgico se ha puesto a la orden del día, y la verdadera intención detrás de las apariencias y el significado de eso que es celebrado ha quedado obscurecido.

Uno tiene entonces que empezar a preguntarse si la reforma que de hecho se dio en el proceso se dirigió adecuadamente. De este modo, nosotros necesitamos fijarnos bien en lo que ha ocurrido, reza y reflexiona acerca de sus causas y con la ayuda del Señor actuar para hacer las correcciones necesarias.

VALLE: Da la impresión de como si el Papa Benedicto XVI fuera a publicar motu proprio para liberalizar el uso de la Misa Tridentina tradicional. Algunos esperan que el motu proprio del Papa instituirá una estructura jurídica que permitirá a los sacerdotes celebrar la Misa Tradicional sin ser injustamente acosado y continuamente frustrado y, aquí viene la ironía, no por personas de otras creencias o las autoridades seculares, sino por sus propios pastores y obispos.. ¿Es realista esta esperanza de un nuevo aparato jurídico? ¿Es necesario tal aparato?

RANJITH: Bien, existe esta creciente llamada a una restauración de la Misa Tridentina. E incluso ciertas destacadas figuras de la elite han hecho apelaciones públicas por esta Misa recientemente en algunos periódicos.

El Santo Padre, estoy seguro, tomará nota de esto y decidirá lo mejor para la Iglesia.

Usted habla de la posible realización de estructuras jurídicas nuevas para la aplicación de tales decisiones. No pienso que esto fuese el problema. Más bien lo más importante en todo esto es la actitud pastoral.

¿Denegarán los obispos y los sacerdotes las peticiones de Misas Tridentinas y de esa forma crearán también una necesidad de estructuras jurídicas para asegurar la ejecución de la decisión del papa?? ¿Debería ir la cosa por ahí?

Y sinceramente espero que no sea así.

La pregunta apropiada que los pastores tienen que hacerse así mismos es: ¿Cómo puedo yo como obispo o como sacerdote atraer a las personas a Cristo y a su Iglesia?

No es tanto un asunto de Misa tridentina o de Novus Ordo. Sino que es justamente una pregunta de sensibilidad y responsabilidad pastoral.

Y así, si las Misas Tridentinas son un medio para lograr un mejor nivel de enriquecimiento espiritual en los fieles, entonces los pastores la deberían permitir.

Lo importante no es por tanto el "que" sino el "como". La Iglesia siempre debería tratar de ayudarle a nuestro fieles a acercarse al Señor, para sentirse interpelados por Su mensaje y responder a Su llamada generosamente. Y si eso puede ser logrado a través de la celebración de la Misa del Novus Ordo o de la Misa de Pío V, bien, entonces debería ser concedido el espacio necesario a lo que es mejor en vez de meterse en una innecesaria disputa teológica que nos aboca a la división. . Cosas así necesitan ser decididas mediante el corazón y no tanto a través de la cabeza.

Después de todo, Pope Juan Pablo II hizo una súplica personal en Ecclesia Dei Adflicta de 1988 a los obispos, llamándoles a ser generoso sobre este punto con esos que desean para celebrar o participar en el Misa Tridentina. Además, deberíamos recordar que la Misa Tridentina no es algo que le pertenezca sólo a los seguidores de Arzobispo Lefebvre. Es de nuestra herencia como miembros de la Iglesia Católica.

El Concilio Vaticano II, como el Papa Benedicto tan claramente dijo en su discurso para los miembros del Vaticano en diciembre del 2005, no se pensó como un comienzo completamente nuevo, sino como una continuidad con un sentido del entusiasmo renovado y un punto de vista nuevo que responda mejor a las necesidades de la misión en este tiempo.

Aparte de eso, también tenemos la seria pregunta sobre la disminución del número de creyente en algunas de las iglesias del Oeste. Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos que ocurrió en esas iglesias y entonces dar los pasos para corregir lo que sea necesario. No creo que esta situación sea atribuible solo a la secularización. Una profunda crisis de fe combinada con un viaje por la experimentación litúrgica y la novedad sin sentido ha tenido su propio impacto en este asunto. Hay mucho formalismo y mucha insulsez visible a la vez.

De este modo, necesitamos recobrar un verdadero sentido de lo sagrado y místicos en el culto.

Y si los fieles consideran que los Misa Tridentina les ofrecen ese sentido de lo sagrado y místico más que cualquier otra cosa, entonces deberíamos tener el valor de aceptar su petición.

Acerca de la oportunidad del momento y naturaleza de la motu proprio, nada nos es aún conocido. Es el Santo Padre el que decidirá.

Y cuando él lo haga, nosotros deberíamos aceptar todo lo que él nos indique y con un amor genuino hacia la Iglesia nos deberíamos esforzarnos por ayudarle. Cualquier otra actitud que demostremos sólo dañaría la misión espiritual de la Iglesia y frustraría la propia voluntad de Señor.

VALLE: Como a muchos católicos de hoy, mi esposa y yo nos hemos dado cuenta de que solemos dejar la celebración de la Misa del domingo del Novus Ordo más exasperados y perplejos que espiritualmente revigorizado. ¿Por qué?

RANJITH : En la celebración del Novus Ordo tenemos que ser muy serios acerca de lo que hacemos en el altar. No puedo ser un sacerdote que imagina en su sueño acerca de lo que haré en el Misa el siguiente día, caminaré hasta el altar y empezaré a celebrar con toda clase de novedosas rúbricas y acciones inventadas..

La Eucaristía Sagrada le pertenece a la Iglesia. Por lo tanto, tiene un contenido propio que no puede ser dejado a las idiosincrasias del celebrante singular.

Cada elemento en la liturgia de la Iglesia tiene su propia y larga historia de desarrollo y significado. No es un asunto de tradiciones privadas y no puede ser materia de manipulación por todos y por la diversidad.

De hecho, la Sacrosanctum Concilium afirma nadie diferente de la Sede Apostólica y los obispos, donde esto sea permitido a los últimos por el primero, "nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia." (SC 22). Sólo entonces, notamos mucha rueda suelta en materias litúrgicas en algunas áreas de la Iglesia hoy, básicamente debido al incorrecto entendimiento de la teología litúrgica.

Por ejemplo el misterio de la Santa Eucaristía ha sido a menudo mal entendido o parcilmente entendido, dejando así la puerta abierta a toda clase de abusos litúrgicos.

En la celebración de la Santa Eucaristía, algunos dan mucho acento al rol presidencial del sacerdote. Pero sabemos que el sacerdote no es realmente el agente principal de lo que sucede en el altar.

Es Jesús mismo.

Además, cada celebración litúrgica tiene siempre una dimensión celestial "que se celebra en la santa ciudad de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos"(SC 8).

Otros explican la Eucaristía en un sentido que pone el acento en su dimensión banquete/comida, ligándola a la "comunión." Esta también es una consideración importante, pero deberíamos recordar que no es tanto una comunión creada por quienes toman parte en la Eucaristía tanto como por el Señor mismo.

A través de la Eucaristía, el Señor nos asume a Si y en Él somos puestos en comunión con todos los otros que se unen a Él. No es pues tanto una experiencia sociológica como mística. Por tanto aún una "comunión" Eucarística es una experiencia celestial.

Lo que es más importante es la dimensión sacrificial de la Eucaristía. Cada vez que celebramos la Eucaristía revivimos el sacrificio del calvario, celebrándolo como el momento de nuestra salvación.

Y este mismo hecho también constituye la única dignidad y fuente de identidad del sacerdote. El ha sido instituido por Cristo para celebrar el maravilloso misterio de cambiar este corruptible pedazo de pan en el mismo glorioso Cuerpo de Cristo y éste poco de vino en la sangre de Cristo, decretando el sacrificio del calvario por la salvación del mundo. Y esto debe vivirse, entenderse y creerse por el sacerdote cada vez que celebra la Eucaristía.

De hecho, la Sacrosanctum Concilium acentúa en la efectividad sacrificial y salvífica de la Misa. El sacerdote llega a ser así otro Cristo, por decirlo así. ¡Que gran vocación! Y pues, si celebramos la Eucaristía devotamente, entonces los fieles cosechan un inmenso beneficio espiritual y vuelven una y otra vez en búsqueda de ese alimento celestial.

VALLE: Algunos han creído que la solución a la crisis litúrgica -y en el fondo la crisis de Fe- que afecta a la Iglesia Católica hoy sería establecer el uso exclusivo de la Misa Tridentina, en tanto que otros sostienen que todo lo que realmente necesitamos es una "reforma de la reforma," en otras palabras, una reforma del Novus Ordo. ¿Que piensa Usted?

RANJITH:
Una actitud de "o uno u otra" polarizaría innecesariamente a la Iglesia, mientras que la caridad y la preocupación pastoral deben ser los factores determinantes.

Y si el Santo Padre lo decide así, ambas pueden coexistir.

Eso no significaría que tendríamos que abandonar el Novus Ordo. Pero en la interacción de las dos tradiciones Romanas, es posible que la una pueda influir eventualmente en la otra.

No podemos decir que todo esta completo y finalizado, que nada nuevo puede pasar. De hecho, el Vaticano II nunca abogó por cambios inmediatos en la liturgia. Más bien, prefirió el cambiar a "nuevas formas [que] se desarrollen, por decirlo así, orgánicamente a partir de las ya existentes" (SC 23). Como el Cardenal Antonelli, veneradísimo miembro del Concilio que emprendió la revisión de la litúrgia después del Concilio, anota en sus diarios, algunos de los cambios litúrgicos después del Concilio han sido introducidos sin mucha reflexión, de manera casual, y hechos después llegar a convertirse en practica aceptada.

Por ejemplo, la Comunión en la mano no había sido algo que hubiera sido primero estudiado y reflexionado hasta antes de su aceptación por la Santa Sede. Fue introducida casualmente en algunos países del Norte de Europa y más tarde se convirtió en practica aceptada, eventualmente se expandió a muchos otros sitios. Ahora esa es una situación que debería haber sido evitada. El Concilio Vaticano Segundo nunca abogó por tal aproximación a la reforma litúrgica.

VALLE: Lex orandi, lex credendi, lex vivendi ("La ley de la oración (es) la ley de lo que se cree, (es) la ley de lo que se vive"). ¿Es verdad que la manera que adoramos y oramos influye en lo que creemos, y que lo que creemos influye como vivimos? En otras palabras, en últimas la liturgia influye nuestra vida moral, ¿Si o no?

RANJITH:
Si. ¿Como podemos convencer a los fieles de hacer sacrificios en sus opciones morales y éticas, a menos que sean primero tocados e inspirados profundamente por la gracia de Dios? Y eso pasa especialmente en la adoración cuando el alma humana experimenta la gracia salifica de Dios más íntimamente. En la adoración, la fe llega a ser interiorizada y se completa con inspiración y fortaleza, haciéndolo a uno capaz de tomar opciones morales que estén en consonancia con tal fe. En la liturgia, deberíamos experimentar la cercanía de Dios a nuestros corazon tan intensamente que a su vez nosotros comencemos a creer fervientemente y fuéramos compelidos a actuar.

VALLE:
¿Cuales son algunas direcciones o conflictos litúrgicos actuales que necesitan corregirse?

RANJITH: Uno de ellos, desde mi punto de vista, es la costumbre de realizar liturgias ecuménicas en sustitución de la Misa Dominical en algunos países, durante las cuales líderes laicos Católicos y Protestantes celebran juntos y éstos últimos son invitados a predicar la homilía. Las Liturgias Dominicales de la Palabra con la distribución de la Santa Comunión, cuya forma se permite en casos en los cuales no está presente un sacerdote, si se convierten así en eventos ecuménicos pueden dar a los fieles la señal equivocada. Pueden crear la costumbre del domingo sin Eucaristía.

La Eucaristía, como Ud. sabe, hace a la Iglesia (Ed E. 21) y esto es central para nosotros los católicos. Si es tan fácilmente reemplazada por liturgias de la Palabra, o peor aún por los así llamados servicios ecuménicos de oración, la misma identidad de la Iglesia Católica estaría en cuestión. Infortunadamente, oímos también de casos en los cuales la misma Eucaristía esta siendo celebrada de varios modos junto con pastores Protestantes. Esto es totalmente inadmisible y constituye una graviora delicta ("delito gravísimo") (MR 172).

El ecumenismo no es algo que se deje a la elección ad hoc de sacerdotes individuales. El verdadero ecumenismo, como el expuesto por el Vaticano II, proviene del corazón de la Iglesia. Por ejemplo, el camino del verdadero ecumenismo comienza con la seria reflexión de parte de quienes se cree son competentes para entrar en ese tipo de reflexión, Tales como el Concejo Pontifício para la Unidad de los Cristianos y el mismo Santo Padre. No todos tienen la competencia para saber en que sentido ésta delicada búsqueda de la unidad debe ser percibida. Se necesita mucha reflexión y oración. De allí, la novedad litúrgica en nombre del ecumenismo no debería ser tratada individualmente.

Una segunda tendencia es la sustitución progresiva de la Misa celebrada por el sacerdote por un servicio paralitúrgico guiado por un laico. Esto, desde luego, puede legítimamente pasar cuando no hay sacerdote disponible y las facilidades para el cumplimiento de la obligación Dominical son escasas. Sin embargo, esta es una excepción no la regla. Lo que es peligroso es arrinconar al sacerdote aún cuando está disponible y algún equipo pastoral de laicos se arroga para sí mismo tareas que están reservadas a los sacerdotes. Por esto signifíco, la tendencia de tener al lider laico predicando la homilía en vez del sacerdote, aunque esté presente, o distribuir la Santa Comunión, dejando sentar libremente al sacerdote en el altar.

Debemos resaltar aquí que, como afirma el Concilio Vaticano II, [en] el sacerdocio común de los fieles y [en] el ministerial del sacerdocio "Su diferencia es esencial no solo gradual" (LG 10). Y es así gravemente arbitrario dejar a los laicos las sagradas obligaciones reservadas al sacerdote.

Lo que es muy desafortunado es la creciente tendencia en todo el mundo de convertir en laico al sacerdote y clericalizar al laico. Esto también es contra mentem ("contra la mente" o "contra la intención") del Concilio.

Hay asimismo una creciente tendencia a sustituir la Misa del domingo con la del Sábado casi como una practica "rutinaria". En lugar de ser el Domingo el verdadero día del Señor, y así un día de descanso espiritual y físico, hay un movimiento para disminuir su importancia, convergiéndolo en un día de diversiones materiales. En Dies Domini , el Papa Juan Pablo II ya avisó sobre esta desafortunada tendencia.

Un punto final del que quiero hacer colación aquí, se refiere a algunas practicas introducidas en territorios de misión, por ejemplo, en Asia, en nombre del cambio, que son contra su herencia cultural.

En algunos países Asiáticos, vemos una tendencia de introducir la Comunión en la mano recibida de pie. Esto no está en armonía con la cultura Asiática. Los budistas adoran postrándose con su frente tocando el suelo. Los musulmanes se quitan sus zapatos y se lavan sus pies antes de entrar a la mezquita para el culto. Los hindúes entran al templo con el pecho descubierto como símbolo de sometimiento. Cuando la gente se acerca al rey de Tailandia o al emperador de Japón, lo hacen de rodillas como señal de respeto. Pero en muchos países asiáticos la Iglesia ha introducido prácticas como simplemente una reverencia al Santísimo Sacramento en lugar de arrodillarse, estando de pie mientras se recibe la Santa Comunión, y recibir la Comunión en la mano. Y sabemos que éstas no pueden ser consideradas prácticas armónicas con la cultura asiática

Además, los laicos cuyo papel hoy está aumentando en la Iglesia no son siquiera consultados cuando esas decisiones se hacen.

Todas estas situaciones no auguran el bien para la Iglesia y necesitamos corregir estas tendencias, si la eucaristía que celebramos no se convierte en, como afirma San Ignacio de Antioquia, "medicina y antídoto contra la muerte" (Ef. 20).

Traducción de Ediciones Católicas

 

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"Pro multis" significa "por muchos", determina el Vaticano.

 

Importantísima noticia surgida de Roma. La Santa Sede ha remitido una comunicación, a través del Cardenal Francis Arinze, a los presidentes de las conferencias episcopales indicándoles que la traducción correcta de las palabras "pro multis" en la Consagración del Vino durante la Misa es "por muchos" y no "por todos los hombres", tal y como se tradució aquí en España. Esta traducción, que no era exclusiva de nuestro país, no solo distorsiona el texto latino original, sino que parecía indicar que todos los hombres se salvarán, independientemente de cual sea su relación con Cristo y con su Iglesia. Insertamos la noticia y, acto seguido, el texto íntegro de la carta remitida por el Cardenal Arinze (en inglés).

Pro multis significa "por muchos ", determina el Vaticano.

Vaticano, 18 de Nov. (CWNews) El Vaticano ha establecido que la frase "pro multis" debe ser traducida como " por muchos" en todas las nuevas traducciones del las plegarias eucarísticas, se ha informado a la CWNews.

Aunque "por muchos" es la traducción literal de la frase latina, las traducciones usualmente han utilizado la frase "por todos". Equivalentemente en muchos otros idiomas (für alle; for many, per tutti).

El Cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación del Culto Divino ha escrito a todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo para informarles de la decisión del Vaticano. Para aquellos países en los que deba hacerse el cambio, la carta del cardenal establece que los obispos preparen la introducción de la frase aprobada por los textos litúrgicos en el término de "el próximo año o dos".

La traducción del pro multis ha sido siempre objeto de controversia porque involucra serias implicaciones teológicas. La frase de pronuncia cuando el sacerdote consagra el vino, diciendo (en la corriente traducción en uso)

... que será derramada por vosotros y por todos para el perdón de los pecados.

La versión latina del Misal, que establece la norma de la liturgia romana, dice:

Qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum.

Los críticos de la traducción en curso han argumentado desde que apareció que traducir "pro multis" como "por todos" no solo distorsiona el texto latino original, sino que connota que todos los hombres se salvarán, no importa cual sea su relación con Cristo y con su Iglesia. La traducción más natural es "por muchos" , la cual mucho más exactamente sugiere que mientras que los dolores redentores de Cristo hacen la salvación algo accesible a todos, de allí no se sigue que todos se hayan de salvar.

El Cardenal Arinze, en la carta que dirige a los presidentes de las conferencias episcopales explica las razones de la decisión vaticana.

* Los Evangelios Sinópticos (Mt. 26,28; Mc. 14,24) hacen una referencia específica a " muchos " por los cuales el Señor está ofreciendo el Sacrificio, y estas palabras han sido remarcadas por algunos eruditos bíblicos relacionándolas con las palabras del profeta Isaías (53, 11-12). Sería completamente posible que los Evangelios hubiesen dicho "por todos" (por ejemplo, cf. Lucas 12,41); pero, la formula de la narración de la institución dice " por muchos" , y estas palabras han sido fielmente traducidas por la mayoría de las versiones bíblicas modernas.

* El Rito Romano en latín siempre ha dicho pro multis y nunca pro omnibus en la consagración del cáliz.

* Las anáforas de los distintos ritos orientales, sea el griego, el siríaco, el armenio, el eslavo, etc. contienen fórmulas verbales equivalentes al latin "pro multis" en sus respectivos idiomas.

* "Por muchos" es una traducción fiel de "pro multis" en tanto que "por todos" es más bien una explicación más adecuada a la catequesis.

* La expresión "por muchos" , mientras permanece abierta a la inclusión de cada uno de los seres humanos, refleja, además el hecho de que esta salvación no es algo mecánico, sin el deseo o la participación voluntaria de cada uno. El creyente es invitado a aceptar por la fe el don que le es ofrecido y a recibir la vida sobrenatural que le dada a los que participan del misterio, viviéndolo como lo viven aquellos que están en el número de los "muchos" a los que se refiere el texto.

*En concordancia con la Instrucción Liturgiam Authenticam, ha de hacerse un esfuerzo para ser más fieles a los textos latinos de las ediciones típicas.

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Congregatio pro Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum

Prot. N. 467/05/L

Rome, 17 October 2006

Your Eminence / Your Excellency,

In July 2005 this Congregation for the Divine Worship and the Discipline of the Sacraments, by agreement with the Congregation for the Doctrine for the Doctrine of the Faith, wrote to all Presidents of Conferences of Bishops to ask their considered opinion regarding the translation into the various vernaculars of the expression pro multis in the formula for the consecration of the Precious Blood during the celebration of Holy Mass (ref. Prot. N. 467/05/L of 9 July 2005).

The replies received from the Bishops' Conferences were studied by the two Congregations and a report was made to the Holy Father. At his direction, this Congregation now writes to Your Eminence / Your Excellency in the following terms:

1. A text corresponding to the words pro multis , handed down by the Church, constitutes the formula that has been in use in the Roman Rite in Latin from the earliest centuries. In the past 30 years or so, some approved vernacular texts have carried the interpretive translation "for all", "per tutti", or equivalents.

2. There is no doubt whatsoever regarding the validity of Masses celebrated with the use of a duly approved formula containing a formula equivalent to "for all", as the Congregation for the Doctrine of the Faith has already declared (cf. Sacra Congregatio pro Doctrina Fidei, Declaratio de sensu tribuendo adprobationi versionum formularum sacramentalium , 25 Ianuarii 1974, AAS 66 [1974], 661). Indeed, the formula "for all" would undoubtedly correspond to a correct interpretation of the Lord's intention expressed in the text. It is a dogma of faith that Christ died on the Cross for all men and women (cf. John 11:52; 2 Corinthians 5,14-15; Titus 2,11; 1 John 2,2).

3. There are, however, many arguments in favour of a more precise rendering of the traditional formula pro multis :

a. The Synoptic Gospels (Mt 26,28; Mk 14,24) make specific reference to "many" ( p????? = pollôn) for whom the Lord is offering the Sacrifice, and this wording has been emphasized by some biblical scholars in connection with the words of the prophet Isaiah (53, 11-12). It would have been entirely possible in the Gospel texts to have said "for all" (for example, cf. Luke 12,41); instead, the formula given in the institution narrative is "for many", and the words have been faithfully translated thus in most modern biblical versions.

b. The Roman Rite in Latin has always said pro multis and never pro omnibus in the consecration of the chalice.

c. The anaphoras of the various Oriental Rites, whether in Greek, Syriac, Armenian, the Slavic languages, etc., contain the verbal equivalent of the Latin pro multis in their respective languages.

d. "For many" is a faithful translation of pro multis, whereas "for all" is rather an explanation of the sort that belongs properly to catechesis.

e. The expression "for many", while remaining open to the inclusion of each human person, is reflective also of the fact that this salvation is not brought about in some mechanistic way, without one's willing or participation; rather, the believer is invited to accept in faith the gift that is being offered and to receive the supernatural life that is given to those who participate in this mystery, living it out in their lives as well so as to be numbered among the "many" to whom the text refers.

f. In line with the Instruction Liturgiam authenticam , effort should be made to be more faithful to the Latin texts in the typical editions.

The Bishops' Conferences of those countries where the formula "for all" or its equivalent is currently in use are therefore requested to undertake the necessary catechesis for the faithful on this matter in the next one or two years to prepare them for the introduction of a precise vernacular translation of the formula pro multis (e.g, "for many", "per molti", etc.) in the next translation of the Roman Missal that the Bishops and the Holy See will approve for use in their country.

With the expression of my high esteem and respect, I remain, Your Eminence/Your Excellency,

Devotedly Yours in Christ,

Francis Card. Arinze, Prefect

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Rezo del Santo Rosario por la normalización de la Misa Tradicional

Damos a conocer a nuestros visitantes la carta remitida recientemente por el Sr. D. Rodolfo Vargas Rubio, presidente de la Asociación ROMA AETERNA, hermana de Una Voce Sevilla en España y afiliada asímismo a Una Voce Internacional. En su comunicación invita a sumarse en a una cadena de rosarios por la normalización de la Misa de siempre. Rogamos a quienes deseen sumarse a esta iniciativa que nos remitan por correo electrónico a asociacion@unavocesevilla.info el día de la semana que escojen para rezarlo, de modo que se cubran los siete días de la semana. Nosotros transmitiremos al Sr. Vargas las comunicaciones que nos lleguen a nuestra dirección. Muchas gracias.

 

Oremus pro pontifice nostro

Benedicto

Dominus conservet eum, et vivificet eum,

et beatum faciat eum in terra,

et non tradat eum in animas inimicorum ejus (1)

 

Queridos amigos:

   Ante la feliz perspectiva de una próxima liberalización del venerable rito tradicional de la Santa Misa (conocido comúnmente como "tridentino" o "de San Pío V", aunque es más propio llamarlo "Rito  Romano clásico" para distinguirlo del "Rito Romano moderno"), os exhorto a elevar especiales preces a Dios, por intercesión de su bienaventurada Madre, para que nuestro Santo Padre felizmente reinante haga muy pronto realidad las esperanzas de cuantos todos estos años hemos defendido y mantenido la Santa Misa que heredamos de nuestros mayores y que fue el centro de la vida espiritual de tantos santos y almas justas. Bien sabe Dios que no hemos pretendido hacer de ella una bandera de rebelión o de sectarismo, pero sí una prenda de inequívoca profesión de Fe Católica, en comunión con el Vicario de Cristo y los Obispos de Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana; en conformidad con la Tradición y con todos y cada uno de los Concilios Ecuménicos -desde el Niceno I hasta el Vaticano II- que han tenido lugar y son expresión acabada de esa misma Tradición; sin atacar la legitimidad de las reformas salidas del último Concilio Ecuménico, sino recibiéndolas a la luz de la continuidad en todo aquello "que ha sido creído firmemente en todas las épocas, en todos los lugares y por todos los fieles" ( Commonitorium de San Vicente de Lerins).

   Lo que nos hace abrigar las mayores expectativas de ver por fin oficializada en la Iglesia una libertad de un rito que nunca debió perderse o darse por proscrito u obsoleto es que el propio Santo Padre Benedicto XVI, siendo Cardenal Ratzinger, ha celebrado en varias ocasiones la Misa tradicional en latín y acompañada del maravilloso canto gregoriano y la polifonía clásica (música propia de la Iglesia Romana según declaración del Concilio Vaticano II). Él estuvo detrás de las decisiones trascendentales del llorado Juan Pablo II a favor de los fieles llamados tradicionalistas (el decreto Quattuor abhinc annos y el motu proprio Ecclesia Dei ) y se ha mostrado siempre bien dispuesto a dialogar con aquellos hermanos nuestros a quienes mutuas y ásperas incomprensiones en el pasado empujaron a posiciones extremas y cuya vuelta a la plena comunión eclesial auguramos de corazón.

   Así pues, os invito de todo corazón a uniros a una especial cruzada del Rosario para que pronto podamos ver ofrecer sobre los altares católicos, libremente y sin que ello dé lugar a ninguna controversia, la Santa Misa según el rito codificado y canonizado por el papa San Pío V, que no hizo otra cosa que recoger la multisecular tradición litúrgica de la Iglesia Romana, de venerable antigüedad. Para ello ofreceremos una parte de esta eficacísima devoción un día fijo a la semana, pidiendo a Dios por María Santísima que se digne otorgarnos esa gracia por ministerio de nuestro Padre común Benedicto XVI. Recordemos que el Santo Rosario ha estado detrás de los grandes acontecimientos de la Cristiandad, como la batalla de Lepanto en 1571 (el mismo papa de la "Misa tridentina", el dominico Antonio Michele Ghislieri o sea San Pío V, animó al rezo del Rosario para obtener esta gran victoria de las armas cristianas sobre los turcos), la liberación de Viena en 1683, el final de la cautividad del papa Pío VII en 1814 y la preservación de la católica Austria de caer en la órbita comunista tras la Segunda Guerra Mundial. Al terminar la recitación del Rosario, ofreceremos Padrenuestro, Avemaría y Gloriapatri por las intenciones del Santo Padre y recitaremos la oración que se encuentra al inicio de este correo(1), tomada de las tradicionales Letanías de los Santos.

   Si estáis dispuestos a colaborar en esta humilde pero ferviente cruzada del Rosario por la Misa de siempre, os pido que me comuniquéis el día de la semana que escogéis para rezarlo, de manera que podamos cubrir los siete días. La oración es un modo fácil y poderoso para obtener de Dios mercedes, tanto más si lo que le pedimos es de índole espiritual y sirve para su mayor gloria y nuestra santificación.

   Os saludo con los más sinceros sentimientos de hermandad y solidaridad en la misma Fe Católica y quedo vuestro devoto en los Sagrados Corazones y en San José,

   Rodolfo Vargas Rubio

  Praeses Consociationis

       ROMA AETERNA

   (1) Traducción: "Oremos por nuestro pontífice Benedicto: que el Señor lo conserve, le dé vida, lo haga feliz en la Tierra y no lo deje caer en manos de sus enemigos".

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Arrecian los rumores sobre la normalización de la

Misa de San Pío V

Fue el pasado 11 de octubre cuando el diario Londinense "The Times" daba la noticia. Según la información de Ruth Gledhill para el rotativo británico, el Papa habría firmado un documento para permitir que la Misa Tradicional pueda ser dicha por cualquier sacerdote sin necesidad de ser explícitamente autorizada por el Ordinario. Después, y haciéndose eco de esta información, fueron numerosos los medios y las agencias de prensa alrededor del mundo que difundieron la noticia. Las posteriores informaciones, sobre todo en medios españoles, han sido confusas, quizás fruto de una mala información de los redactores de las noticias, o a causa de traducciones deficientes de la fuente original. Así, se ha afirmado, por ejemplo, que el Papa "volvería a permitir la Misa en Latín", cuando la realidad es que el latín, ya sea en el rito latino tradicional o en el "Novus Ordo", siempre ha estado vigente. En inglés, a la conocida como Misa Tridentina, Misa Tradicional, o de San Pío V, es decir, al antiguo y venerable Rito Romano, se le conoce como "Latin Mass" (Misa Latina), y probablemente de ahí hayan surgido algunos de los errores. En algunos sitios, y por información difundida a través de agencias se ha llegado incluso a decir que en el Rito Romano Tradicional, la homilía era pronunciada en Latín hasta que llegó el Vaticano II, cosa que es incierta, y se han propagado otros muchos errores que sería largo aclarar en este momento. Para evitar informaciones sesgadas, ofrecemos a nuestros lectores el artículo original del diario "The Times", traducido del inglés, puesto que, independientemente de la veracidad o no del rumor en sí sobre la normalización de la Misa, consideramos que es más ajustado a la realidad en su redacción que otras muchas noticias aparecidas con posterioridad. Estaremos atentos a las noticias que vayan surgiendo sobre este importante asunto y daremos cumplida información en nuestra página.

El Papa prepara el retorno de la Misa Tradicional

 

Por Ruth Gledhill, corresponsal de religión. (The Times, 11 de octubre de 2006)

El Papa está dando pasos para restablecer la antigua tradición de la Misa Tridentina en las iglesias católicas de todo el mundo, según afirman fuentes en Roma.

Se cree que el Papa Benedicto XVI ha firmado un indulto universal -o permiso- para que los sacerdotes celebren otra vez la Misa usada en la Iglesia durante casi 1.500 años. El indulto podría publicarse en las próximas semanas, según indican las referidas fuentes a "The Times" .

El uso de la Misa Tridentina, --que tiene partes que datan de San Gregorio, en el siglo VI, y que toma su nombre del Concilio de Trento del siglo XVI­---, fue restringido por la mayoría de los obispos tras las reformas del Concilio Vaticano II (1962-65).

Este Concilio trajo consigo la introducción de la nueva Misa en lengua vernácula para hacerla más accesible a los fieles contemporáneos. Recuperando la Misa en latín, el Papa Benedicto señalaría sus simpatías por los conservadores en la Iglesia Católica.

Uno de los más destacados rebeldes contra la supresión de la Misa fue el arzobispo Marcel Lefebvre, que rompió con Roma en 1988 a causa de esta y otras reformas. Fue excomulgado al consagrar a cuatro obispos, uno de ellos Británico, sin el permiso del Papa.

Hay lefebvristas, incluyendo a algunos en Brasil, que han sido readmitidos ya en la Iglesia. Un indulto que permitiese la celebración de la Misa Tridentina podría ayudar a que los demás lefebvristas y muchos otros católicos tradicionales volvieran a la Iglesia.

Los sacerdotes de Inglaterra y de Gales están entre aquellos que han recibido en ocasiones permiso para celebrar la antigua Misa según el Misal de 1962. Se dicen Misas Tridentinas de forma regular en el Oratorio y el "St, James Spanish Place" de Londres, aunque es más difícil encontrarlas fuera de la capital.

El nuevo indulto permitiría a cualquier sacerdote de cualquier parte del mundo decir la Misa Tridentina en su iglesia, a menos que su obispo lo hubiera prohibido expresamente por escrito.

Los 'bloggers' católicos vienen anunciando el indulto desde hace meses. El 'blog' de la "Cornell Society" asegura que el Cardenal Joseph Zen, de Hong Kong, le dijo al Padre Martin Edwards, un sacerdote de Londres, que el indulto está ya firmado. Al parecer, el Cardenal Zen habría obtenido esta información del propio Papa durante una reunión privada.

"Ya ha habido falsas alarmas antes, y no pocas, porque dentro de la Curia hay algunos que son realmente favorables a la Misa Tradicional, algunos que están en contra y otros a los que les gusta mover grupos en la Iglesia como si fueran piezas de un tablero de ajedrez", asegura una fuente a The Times . "Pero las esperanzas han renacido con el nuevo Papa. Hay motivos en lo que él ha dicho y ha hecho sobre este asunto. Él celebró en el viejo rito cuando todavía era el Cardenal Joseph Ratzinger."

El Misal 1962 publicado por el Papa Juan XXIII fue el último tras varias revisiones del Misal de 1570 de Pío V. En una conferencia en 2001, el Cardenal Ratzinger dijo que sería "fatal" para el Misal que éste fuese "metido en un congelador, dejado como un parque nacional, un parque protegido en el que dejar a determinada gente como reliquias del pasado".

Daphne McLeod, presidente de "Pro- Ecclesia et Pontifice", un grupo británico que aglutina a personas que trabajan por la restauración de la ortodoxia tradicional, ha dicho que "son muchos los sacerdotes jóvenes que están interesados en aprender a decir la Misa Tradicional, por su hermosura y porque contiene muchas oraciones que nos transportan a la Iglesia Primitiva".

SERVICIO TRADICIONAL

· La Misa Tridentina se celebra íntegramente en latín, a excepción de algunas palabras y frases en griego y hebreo. Hay largos períodos de silencio y el sacerdote oficia de espaldas los fieles.

· En 1570, el Papa San Pío V dijo que los sacerdotes podrían utilizar el rito Tridentino para siempre, "sin escrúpulos de conciencia o miedo a sanciones".

· Desde el Concilio Vaticano II, la Misa Tridentina ha sido reemplazada casi por completo por la Misa del Papa Pablo VI.

· El arzobispo Marcel Lefebvre, que encabezó la oposición a las reformas, continuó celebrando la antigua misa en su seminario en Ecône, Suiza, y formó un grupo disidente. Fue excomulgado en 1988.

· Las ventajas de la Misa, según sus fieles, residen en su uniformidad y en el hecho de que los movimientos y los gestos están rigurosamente prescritos, de modo que no haya espacio en ese rito para la "personalización".

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La Misa ¿"cara al pueblo" o "cara a Dios"?

En el número actual de la revista 30Giorni se publica una extensa entrevista a Mons. Ranjith, nombrado Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos por S.S. el Papa Benedicto XVI. Reproducimos a continuación unos fragmentos que son realmente interesantes acerca de la orientación de los sacerdotes y los fieles durante la Misa.

 

Excelencia, su primera intervención pública como Secretario de la Congregación para el Culto Divino fue la conferencia con ocasión de la presentación del libro del P. Uwe Michael Lang, oratoriano de origen alemán que reside en Londres, denominado "Vueltos al Señor. La orientación de la oración litúrgica (Catagalli, Siena 2006, 150 págs.) que tuvo lugar el 27 de abril pasado en el Instituto Patrístico Agustiniano de Roma. El volumen, editado en alemán en 2003, contiene un prefacio del entonces Card. Ratzinger (*), y fue publicado por vez primera en italiano en el número de marzo de 2004 de 30Giorni. ¿Qué lo ha impresionado más de este libro?

Ranjith: Ya había leído el libro y el bellísimo prólogo del entonces cardenal Ratzinger. Así pues, cuando recibí la invitación, rápidamente la acepté. Porque era la ocasión para impulsar un debate muy positivo en la Iglesia. Se habla mucho de participación de los fieles en la liturgia. Sin embargo ¿los fieles participan más cuando el sacerdote celebra versus populum o cuando lo hacen vuelto hacia el altar? De hecho no consta que esta participación sea más activa si el sacerdote celebra mirando al pueblo: puede ocurrir que en este caso el pueblo se distraiga. Más aún, ¿hay una verdadera participación cuando durante el saludo de la paz se crea en la iglesia un gran desorden, con los sacerdotes que van a dar el saludo hasta la última fila? ¿Se trata de la participación activa, auspiciada por el Concilio Vaticano II o simplemente de una gran distracción que no ayuda para nada a seguir con devoción el momento siguiente de la misa -además del hecho de que a veces se olvida recitar el Agnus Dei...? Repito, el libro del P. Lang ha sido una utilísima incitación, comenzando por el prólogo, en el cual el Cardenal Ratzinger recuerda que el Concilio no ha querido abolir el latín ni revolucionar la dirección de la oración litúrgica...

Su entrevista a La Croix del 26 de junio, titulada "La Reforma Litúrgica del Vaticano no ha despegado", ha causado muchos rumores. ¿Puede explicar mejor su juicio sobre la reforma litúrgica realizada después del Concilio Vaticano II?

Ranjith: Estas palabras han sido puestas fuera de contexto. No es que valoro negativamente todo lo que vino después del Concilio. He dicho, en cambio, que el resultado obtenido por la reforma litúrgica no se ha manifestado. Suele preguntarse si la vida litúrgica, la participación de los fieles en las funciones sagradas son más elevadas y mejores hoy comparando con los años '50: se ha criticado el hecho de que antes del Concilio los fieles no participaban verdaderamente de la misa, sino que asistían pasivamente o realizaban devociones personales. Pero hoy ¿realmente los fieles participan de un modo espiritualmente más elevado y personal? ¿Acaso sucede que tantos que estaban fuera de la Iglesia, con la nueva liturgia forman fila para entrar a nuestras iglesias? ¿O por el contrario, muchos se han ido y las iglesias se han vaciado? ¿De qué reforma se habla?

Culpa de la secularización...

Ranjith. Seguramente, pero una situación así es también fruto del modo en que la liturgia ha sido tratada, o mejor dicho, destratada... En la práctica, me parece, las sacrosantas expectativas del Concilio respecto a una liturgia mejor comprendida y por tanto espiritualmente más fecunda, se han frustrado. Por lo tanto hay mucho que hacer para que se llenen las iglesias con fieles que durante las celebraciones litúrgicas se sientan verdaderamente tocados por la gracia del Señor. En un mundo secularizado, en lugar de buscar la elevación de los corazones a la grandeza del Señor, se ha buscado, yo creo, bajar el misterio divino a nivel de lo banal.

Mons. Ranjith, apenas consagrado obispo auxiliar de Colombo es recibido en su parroquia de origen. Cuando lo designan como secretario de Culto Divino, esto se ha publicado, recibió excelentes repercusiones del mundo lefebriano. ¿Es verdad?

Ranjith: No he conocido a Mons. Lefebvre por motivos cronológicos, puesto que él es de otra época. Pero ciertamente que he tenido contacto con algunos de sus seguidores. Pero no soy un apasionado del lefebrismo. Por desgracia no están ahora en plena comunión con la Santa Sede, pero lo que muchas veces han dicho sobre la liturgia lo han dicho con fundamento. Por lo tanto ellos son como un acicate que nos mueve a reflexionar sobre lo que estamos haciendo. Esto no significa que se me pueda definir como un sostenedor o amigo de los lefebrianos. También comparto algunos puntos de la llamada justicia social no globalizada, lo cual no significa que sea un adherente... Por otra parte la misa tridentina no es propiedad privada de los lefebrianos. Es un tesoro de la Iglesia y de todos nosotros. Como ha dicho el Papa en el año pasado, el Concilio Vaticano II no es un movimiento de ruptura, sino de renovación en la continuidad. No se bota fuera el pasado, sino que se crece en virtud de él.

¿Lo cual significa que la misa así llamada de san Pío V en realidad no ha sido abolida?

Ranjith. El hecho es que la Santa Sede haya aprobado recientemente en Bordeaux una institución, una sociedad de vida apostólica de derecho pontificio caracterizada por el hecho de usar exclusivamente los libros litúrgicos preconciliares. [se trata del Instituto del Buen Pastor en el que se han integrado algunos "lefebrianos" n.del.r.] significa de un modo irrevocable que la misa de san Pío V no puede ser considerada como abolida por el nuevo misal así llamado de Pablo VI.

Fuente: 30Giorni

(*) El prefacio que se menciona del entonces Cardenal Joseph Ratzinger al libro del P. Lang, que adelantara la revista 30 Giorni en marzo de 2004, puede leerse íntegro en nuestra sección de miscelánea.

 

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