Peregrinación a Chartres 2008. Un testimonio
Un amigo de esta página nos envía un testimonio de su peregrinación a Chartres con el capítulo español Santiago Apóstol. Reproducimos gustosamente la misma en nuestra página.
Han pasado ya dos semanas desde que regresamos de Chartres. Todavía repican en mis oídos las campanas de la catedral, las voces de 10.000 almas pletóricas de alegría. incluso aún conservo con orgullo los vestigios de algunas magulladuras sobre mi cuerpo. Cuando la conocí, el año pasado, la Peregrinación de Pentecostés París-Chartres supuso un antes y un después en mi vida, fue realmente inolvidable asomarme a la plaza de Notre Dame de París y ver el espectáculo de miles de jóvenes preparándose para el gran acontecimiento, todo un batallón de corazones en flagrante testimonio de su Fe. No sólo me dio pie a conocer y amar más profundamente la liturgia, sino también a entrar en contacto con un ambiente único, en el que es difícil no sentirse como en casa.
La peregrinación de Pentecostés comenzó, con sus características actuales, hace ya 26 años. Un grupo de amigos preocupados por preservar los tesoros litúrgicos de la Misa Tridentina y movidos por su amor a las tradiciones cristianas de todo el orbe, se pusieron en camino junto a sus familias con el impulso de algunos sacerdotes y religiosos fuera de serie. El proyecto de poner a la Cristiandad en marcha retomaba la senda de una arraigada romería universitaria, que además sigue los pasos de otros ilustres peregrinos como el Rey San Luís o Charles Péguy. Al grupo inicial, ya desde el principio numeroso, con el tiempo se fueron sumando más y más capítulos participantes, hasta alcanzar la dimensión internacional que tiene hoy día.
Así pues, cada uno con nuestra bandera y a la vez siguiendo a la única Bandera Victoriosa, partos, medos y elamitas (que no en vano se denomina Peregrinación de Pentecostés) nos pusimos en camino para celebrar juntos la gran fiesta del Espíritu Santo. Desde lugares de origen bien distintos, con diferentes motivaciones personales en la mochila, aportando muy diversos carismas y virtudes, pero unidos por la misma fidelidad al Santo Padre, la misma visión sobre la Historia y el momento teológico presente. Y en realidad éste es el carácter único y original de esta marcha: es una peregrinación de la Cristiandad , de los fieles hijos de la Iglesia expresando al unísono nuestro amor a la Tradición , fuera de la cual tarde o temprano acabamos marchitándonos. La Cristiandad , la civilización cristiana, es aquella que sazona sus platos con el ingrediente único de la Fe , haciendo extraordinariamente más sabrosa la receta original del carácter de cada pueblo. La realidad es que ahora vivimos inmersos en plena apostasía social: queriendo independizarnos de Dios nos hemos vuelto sosos, perdemos nuestra identidad y acabamos esclavizados por nuestra propia limitación. férrea tiranía que, como el traje nuevo del emperador, aún tan pocos son capaces de reconocer.
Como testimonio de nuestra presencia llevábamos una bandera de España con el Sagrado Corazón, cuyo mástil nos dio problemas desde el mismo aeropuerto de Madrid. Contratiempos como ése, o como el hecho de que mis botas se desintegraran literalmente al primer contacto con las calles de París, a lo que hay que sumar las ampollas, tobillos, rodillas, insolaciones, el frío de las dos noches en el bosque. ¿podríamos hablar de la presencia de Cristo entre nosotros si no hubiéramos experimentado mínimamente lo que supone compartir su Cruz? Además, dado que no pudimos acudir en suficiente número, más que un capítulo, este año los españoles hemos llevado un "prólogo". Como Dios no nos deja que le ganemos en generosidad (aunque valga la pena intentarlo) gracias a esta carencia pudimos disfrutar durante los 100 Km . de la compañía del Capítulo de los "Mártires de Septiembre" y del Coro "Montjoie St. Denis", a quienes nunca estaré suficientemente agradecido. Si los rasgos de la hidalguía resplandecen hoy en alguna parte, es sin duda en estos nuestros compañeros de capítulo. Gracias a ellos hemos disfrutado del mejor ambiente de oración posible, y hemos caminado con los cristianos más alegres comprometidos, animosos, generosos y devotos que se puede imaginar. creo que entrañables sería una palabra bastante adecuada para definirles.
Mediado el Lunes de Pentecostés, el estado de mi espíritu al ir aproximándonos a nuestro destino era de júbilo total. Con los asimétricos pináculos de la catedral de Chartres asomando entre la arboleda, los ojos humedecidos de la emoción, rosario en ristre, capitaneados por las cruces, estandartes, pendones y canciones de aroma purísimo que nos hablan de Verdad, Bien, Belleza, Amor. muchas con el recuerdo trágico de la historia de este pobre mundo, muchas portando el eco lejano de los tambores de una guerra inacabada. En resumen, hemos vivido tres días de oración, de contemplación, de amistad verdadera, de sacrificio y sobre todo de proximidad a Nuestra Señora. Por no hablar de las Misas, celebradas con una devoción y un recogimiento maravillosos por las legiones de sacerdotes de la Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey, del Buen Pastor, y muchos otros que han caminado con nosotros y cuya omisión involuntaria espero sepan disculpar. Emplazo a todos aquellos que me lean a acompañarnos el año que viene y comprobar por sí mismos las gracias y regalos que el Señor reparte a cada paso.
¿Y los frutos? ¿Es eficaz, sirve para algo peregrinar? ¡Por supuesto! Hay que tener la certeza de que Dios nos concederá lo que le pidamos, si se lo pedimos bien, y sobre todo con paciencia. La conversión del corazón, luces especiales para discernir, la salvación de las personas que a cada uno nos han sido encomendadas, la fidelidad al Evangelio, acercarnos con sencillez a la verdad de nuestra miseria. Rogamos a Dios que nos enseñe a tener un alma grande y generosa que humildemente aborrezca la vulgaridad; combatiendo sin temor a las heridas. No existe remedio terrenal para los múltiples males que sufre la humanidad. Nos hemos metido nosotros solitos en un laberinto sin salida, y cada vez nos adentramos más. Una vez se cobra conciencia de la auténtica gravedad de la situación, sólo si impetramos el auxilio de la Divina Misericordia descubrimos la potencia infinita de los "medios pobres" y obtenemos un arma de eficacia masiva. La inercia de este encuentro -hablo desde la experiencia- dura todo el año: la peregrinación no se termina en Chartres, sino que prosigue en el día a día, donde las lesiones son mucho más dolorosas y el cansancio más hondo, pero cogidos de la mano de la Virgen estamos seguros de la victoria final. Podemos hacer algo por nuestra salvación, por la salvación de nuestras familias, por la salvación de España y del mundo entero, y es algo tan sencillo, y a la vez tan difícil como frecuentar los Sacramentos, consagrarnos a María y confiar en que todo irá bien, No hay compañía de seguros, no hay estrategias ni cálculos humanos que puedan aportarnos una garantía semejante.
Mientras esperamos la próxima llamada de las campanas de Chartres, D. m. el Capítulo Español de Santiago Apóstol irá desarrollando más actividades de peregrinación de las que se irá avisando en su momento. A la Asociación "Notre Dame de Chrétienté", a todos los que habéis venido, a los que esta vez no ha podido ser, a los que nos habéis recordado desde casa en vuestras plegarias, a los excelentísimos amigos que hemos hecho por el camino, a todos los que lo han hecho posible, ¡un millón de gracias y hasta pronto!
In Corde Iesu
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Fotografías de la peregrinación
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