LA SUPREMA VICTORIA DE CRISTO SOBRE EL PECADO Y LA MISA. Por R. Garrigou-Lagrange
«Que cada uno piense cuán diferentes serían la historia de la humanidad y su propia vida sin no humanidad y su propia vida si no hubiese habido Redención y Resurrección.
Es totalmente evidente que la victoria de Cristo sobre el pecado es muy superior a la victoria sobre la muerte. La primera es la esencia misma del misterio de la Redención; la segunda no es más que un signo sensible de ese misterio sobrenatural invisible en sí. El signo toma su valor de la grandeza de lo significado. La hora del Consummatum est fue la más grande y la más gloriosa de toda la historia de la humanidad; pero esa victoria, tan oculta, que escapó a la mayoría de los Apóstoles; por eso debió ser manifestada mediante una señal sensible incontestable. Lo fue por el triunfo de Cristo sobre la muerte, consecuencia del pecado. De aquí que nosotros celebremos el día de Pascua con gran magnificencia, para reconocer la gran victoria lograda por el Salvador el Viernes Santo. El acto de amor del Viernes Santo, conmemorado en cada Misa, supera con mucho la resurrección corpórea que lo manifiesta.»
(«EL SALVADOR». Reginald Garrigou-Lagrange. págs. 431-432. Editorial Patmos)
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