Nombrado recientemente por Benedicto XVI, el nuevo Arzobispo de Portland (EEUU), Monseñor Sample, pronunció las siguientes declaraciones, de interés para todos aquellos que aman la liturgia de la Iglesia y de referencia en la aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum:
«Aprecio la liturgia tridentina. Soy cien por cien producto del Concilio Vaticano II, me crié en su estela y toda mi formación fue postconciliar. Por lo tanto, mi afición por la liturgia tridentina no se basa en la nostalgia. Después de haberla conocido, he sentido un gran aprecio por ella.
Lo que despertó mi interés fue el motu proprio Summorum Pontificum, del Papa Benedicto, en el año 2007, otorgando mayor libertad a los sacerdotes para celebrar la forma más antigua de la liturgia. Pensé, «soy un obispo de la Iglesia Católica, y es mi responsabilidad saber celebrar la Misa según ambos ritos el nuevo y el viejo». Yo he aprendido la liturgia tridentina y desde entonces he celebrado tres Misas pontificales, y Misas para la Fraternidad de San Pedro, y para el Instituto de Cristo Rey, en Florencia, Italia.
Yo creo que Benedicto XVI quiere la Forma Extraordinaria de la Misa para influir en la reforma litúrgica, para conducir a una reforma de la reforma, porque en algunas zonas nos hemos salido del camino. El quiere la liturgia preconciliar para ayudar a formar la nueva liturgia, y ayudar a reconciliarnos con el pasado. Si la Misa Tridentina una vez fue hermosa, ahora no puede ser perjudicial.
La Misa Tridentina sin duda tiene muchos puntos fuertes; por ejemplo, destaca claramente la naturaleza sacrificial de la Misa. También atrae a muchos jóvenes que no crecieron con ella. Están descubriendo su herencia y tradición. Les está proporcionando algo que no encuentran en la forma ordinaria. Debemos prestar atención a eso.
Cuando llegue a Portland, veré el estado en que se encuentra la Misa Tridentina y si hay grupos estables que la deseen. Como su arzobispo, voy a hacer todo lo que pueda para hacerla posible».
El nuevo Arzobispo, hasta la fecha Obispo de Marquette, también se ha referido a la música en la liturgia:
«La Misa está pensada para ser cantada. Los textos de la Misa están destinados a ser cantados. Y el canto gregoriano se adapta mejor a la Misa«.